ENCRUCIJADA
MUNDIAL
Las
noticias se producen aceleradamente.
La magia comunicacional de estos tiempos
permite que conozcamos, día a día, la grave situación que atraviesan tanto
China como Rusia.
Además de otros problemas muy serios, me refiero a la parte
económica y financiera de ambos países con una enorme influencia en los cinco
continentes. Bastaría con citar solamente que China representa el 18% del
producto interno bruto de la humanidad
entera y el 14% de las exportaciones, vitales para algunos países hasta de
Latinoamérica, Venezuela incluida por supuesto.
En la situación de Rusia
visualizamos problemas que a la larga pueden ser mayores. Está condicionada por
la baja espectacular de los precios del petróleo. Caen dramáticamente, pero se incrementa la inflación, también cae
su principal producto de exportación, se reduce la producción industrial y con
ella el PIB hasta niveles alarmantes, bastante por encima de los niveles del
salario mínimo. Rusia debe soportar, además, las sanciones ocasionadas por sus
aventuras internacionales, sobre todo vinculadas a Ucrania y Siria. También
parecieran aumentar los niveles de desempleo.
Tengo
la impresión de que los chinos se están moviendo en búsqueda de respuestas
útiles para el corto y mediano plazo. Los rusos parecieran entrampados con el
asunto del petróleo y sus actuaciones concretas en política internacional. Todo
son malas noticias.
Venezuela
es una de las víctimas de ambas situaciones. El desnaturalizado régimen que
gobierna los convirtió a ambos en socios y aliados por excelencia para
distintos propósitos, algunos muy cuestionables. El objetivo ha sido conseguir
financiamiento para varias áreas, incluido el equipamiento militar que Rusia ha
dado llave en mano. Se desconoce la verdadera naturaleza de la mayoría de los
convenios firmados por Venezuela con estos y otros países, incluso de este
continente. Lo poco que se sabe es el enorme despilfarro de los recursos
recibidos, la ineficacia en la administración de los mismos y la corrupción del
gobierno. A su condición han agregado la de grandes corruptores de la sociedad.
Sin
embargo, la retórica contra Estados Unidos y todo lo que se le parezca,
incluida la Unión Europea, es víctima de agresiones, insultos y descalificaciones.
A ellos se atribuye el protagonismo de una supuesta “guerra económica” para
acabar con la “revolución socialista del siglo XXI”. Mientras tanto crece la
indignación y el rechazo de un pueblo harto, fatigado de las mentiras
oficiales, en medio de la crisis humanitaria profunda que asoma en todas las
áreas de la actividad nacional.
Estamos
a las puertas de definitivos enfrentamientos institucionales entre las dos
terceras partes de una Asamblea Nacional controlada por los sectores
democráticos y la desesperación de quienes no entienden su fracaso y prefieren
arrasar con todo.
@osalpaz
Viernes,
15 de enero de 2016
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