¨Yo viví la ilusión,
crecí en la realidad pero jamás pensé que conocería esta etapa de la ficción
oscura, contradictoria y deshumanizada¨. Tal es la expresión de
angustia con la que Heraclio Atencio Bello, un gran venezolano,
finaliza un capítulo del último libro de la Fundación
Venezuela Positiva que lleva por título el de este artículo.
Dirigiéndose a Maduro, le dice ¨Si
usted fuese un buen estadista-presidente buscaría que sus decisiones
beneficiaran al país entero. Estaría en desacuerdo con el uso de la violencia y
a favor de la justicia. Jugaría al éxito de la nación y no al fracaso.
Apostaría a la abundancia y no a la escasez. Buscaría la construcción y no la
destrucción del país¨. Atencio ofrece cifras contundentes del
fracaso del régimen en todas las áreas y aporta recomendaciones para la
recuperación del país.
¨El
sector privado debe ser el protagonista responsable de invertir y desarrollar
nuestros recursos productivos. En los tiempos por venir, a las empresas
públicas hay que dejar de subvencionarlas y debemos privatizarlas por cuanto en
manos públicas no garantizan la sostenibilidad de la transformación económica y
social de la nación. Y el gasto del sector público no es suficiente para
mejorar la calidad de vida de la mayoría de los venezolanos¨. Seguramente
los rojos y también algunos dirigentes de la alternativa democrática no estarán
de acuerdo con Atencio y no faltará quien lo tilde de ¨capitalista
salvaje¨, pero el autor ha demostrado con hechos su sensibilidad social
y enfáticamente sostiene que ¨No hay venezolano que no quiera cumplir
con el pago de la deuda social y la defensa de los más necesitados de la
población¨.
Este valioso libro contiene, entre otros,
aportes de Diego González Cruz y de Luís Xavier Grisanti, en el área de la
energía. González, autor de propuestas para lograr una industria petrolera
acorde con los tiempos modernos, señala errores del
pasado y el por qué llegamos a la situación actual. Grisanti
advierte que ¨en el mundo se gesta un nuevo paradigma energético y un
modelo de desarrollo sustentable y descarbonizado. Y que las nuevas tecnologías
están redibujando el mapa energético y petrolero mundial, desafiando los
convencionalismos acerca de una eventual escasez de petróleo¨.
Venezuela inicia el 2016 con una crisis muy
profunda. El precio del petróleo muy probablemente se mantendrá alrededor de
los 45 dólares el barril. Petróleos de Venezuela no dispone de los recursos
financieros, ni humanos para elevar la producción que ha declinado 680.000
barriles por día con respecto a la del 2001. Por si fuera poco, en el
futuro ya no tan lejano el petróleo disminuirá su importancia en relación a las
energías renovables.
El nudo gordiano que debe romper nuestra
dirigencia es la insoportable pesadez del sector público. No discutamos si la
privatización de las empresas del Estado es buena o mala, ya que es
inevitable porque no hay suficiente recursos para sostenerlas y mucho
menos para hacerlas crecer. La pésima y corrupta gestión de los
rojos aceleró la necesidad de tomar la decisión, que de ninguna manera
significa perder soberanía.
Los ingresos por las exportaciones
petroleras constituyen casi la única fuente de divisas para importar productos
e insumos de primera necesidad y Pdvsa depende del Banco
Central para solventar sus dificultades de flujo de caja. A pesar
de esta gravísima situación, el mundo político sigue reacio a
discutir el tema. Nos estamos hundiendo y algunos dirigentes
democráticos prefieren referirse a supuestos errores del pasado reciente y
otros optan por no querer enfrentar el problema por temor a que la solución no
sea del agrado de un electorado acostumbrado a un discurso populista.
El año próximo será muy difícil. Los
malandros rojos, apoyados en el sumiso TSJ, no querrán reconocer las
decisiones de la Asamblea Nacional. Como hemos sostenido, para que el
régimen respete la Constitución se requieren nuestros votos y algo
más. Es decir, protestas masivas como las que se produjeron en Táchira y
Mérida, y parcialmente en Caracas y Valencia. Ojalá la Fuerza Armada se percate
de que el pueblo se pronunció por el cambio y no reprima las manifestaciones
pacíficas. Tenemos la ilusión de que en el 2016 será una realidad la
nueva Venezuela y que quedará como un mal recuerdo la etapa de ficción que hemos
vivido. Para lograrlo se requiere que todos, inclusive los
rojos honestos, presionemos a Maduro para que renuncie.
Como había en botica: Era
cuadrapléjico y fue despedido estando de vacaciones durante el paro cívico. Le
negaron la jubilación que le correspondía y se apropiaron de su fondo de
ahorros y prestaciones. Alí Rodríguez fue el verdugo, sin que sus entonces
compañeros de finanzas, los rojos Eudomario Carruyo y Jesús Villanueva se
opusieran a la arbitrariedad. Finalizando el año falleció William D´Lacoste,
quien trabajó 20 años en la Pdvsa meritocrática. El artículo de Rafael
García P. en El Nacional sobre cambio climático señala la vergonzosa
intervención del ministro Guillermo Barreto en Paris ¡ No más prisioneros
políticos, ni exiliados!
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