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JOSÉ MANUEL PALLÍ http://cubargiejoe.com/ |
La decisión del Presidente Obama en cuanto a reanudar relaciones diplomàticas con Cuba me parece encomiable, aunque previsible. En mi humilde opinión, lo que ocurrió el pasado 17 de diciembre ocurrió porque era inevitable que ocurriera. La situación que teníamos hasta entonces era, por incomprensible e injustificable, insostenible.
Si hay algo que nos identifica a TODOS los cubanos, donde quiera que estemos y como quiera que pensemos, son los versos sencillos de José Martí, y ninguna de sus poesias nos llega mas que La Rosa Blanca:
“Cultivo una Rosa Blanca,
en junio como en enero,
para el amigo sincero,
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca,
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo,
cultivo la Rosa Blanca.
Pero durante muchos años a los cubanos de ambos lados del estrecho de la Florida nos temblaron las piernas a la hora de recitar el segundo cuarteto de esa bella poesía. Es hora de eliminar el tembleque y de recitarla completa y a voz en cuello, TODOS los cubanos.
El Centro Cubano de Promoción Intercultural fue creado para facilitar ese recital colectivo.
Los pasos que se irán dando en la relación entre las dos naciones, Cuba y los EE.UU, y la vocación de ambos presidentes de conversar todo lo que cada parte ponga sobre la mesa, son importantes. Pero mas urgente aun es que TODOS los cubanos encontremos en nuestro fuero interno una vocación similar para interactuar y airear TODOS los temas que hoy nos separan.
Y a mi hay un tema que me tiene inquieto desde el 17 de diciembre. Fueron muchas las voces que abogaron por Alan Gross, y muchísimas mas las que lo hicieron por “los cinco”. Pero para otros a quienes pocos recuerdan, no existe ese amparo. Dado el giro reciente, tanto en las relaciones diplomáticas entre las dos naciones como en la política migratoria de cada una de ellas, se me hace imposible justificar que haya cubanos sirviendo condenas (algunas a perpetuidad) por haber cometido actos -que la ley cubana califica como terrorismo- para forzar su salida de Cuba hacia las costas de los EE.UU, al menos en aquellos casos en los que no hubo derramamiento de sangre. Ese es el primer tema que yo quisiera poner en el tablero de la discusión, el DIALOGO, entre cubanos, y estas algunas de las reglas que sugiero para recorrer el camino que TODOS tenemos por delante:
Regla número 1
Se puede y se debe hablar sobre TODOS los temas, y TODOS tienen el derecho al uso de la palabra. Pero no se puede hablar sobre todos los temas a la misma vez, ni podemos hablar todos a la vez. Por eso el Centro Cubano de Promoción Intercultural se propone encarar proyectos y realizar eventos orientados hacia diversos sectores y actividades de la sociedad, al ritmo y según las prioridades que en cada momento se estimen convenientes.
Regla número 2
Para conocer y entender lo que piensa “el otro”, primero hay que escucharlo; y para usar uno la palabra, primero uno debe sentir que vale la pena intentar convencer “al otro”. Sentarse frente al otro para insultarlo o para imponerle condiciones sine qua non equivale a reconocer que la interacción que se pretende no vale la pena. Y esa convicción de que si vale la pena, cada cubano deberá encontrarla dentro suyo. Porque el futuro de Cuba está dentro de nuestros corazones, y los peldaños de la escalera que conduce a ese futuro, están dentro de cada uno de nosotros –ocultos, quizás por los prejuicios y el resentimiento, pero allí están- para que a través de ellos lleguemos a ese futuro en paz y con humildad.
Regla número 3
Los participantes en esa mesa “dialoguera” deben estar enfocados en el futuro de Cuba –visto desde el presente-, no en su pasado. Eso no implica que aboguemos por el olvido del pasado, ni que pretendamos barrerlo bajo la alfombra. Habrán programas y proyectos que atiendan a ese pasado y a sus consecuencias aun vivas para muchos cubanos. Pero la prioridad debe centrarse en lo que le depara la Cuba del futuro al cubanito nacido hoy.
Regla numero 4
Nadie puede pretender imponerle a los demás participantes el cumplimiento previo de ciertas condiciones para, entonces si, interactuar con ellos. Pero tampoco se puede estipular ab initio la inamovilidad de ningún modelo de nación, presente o futuro, pues la idea es consensuar, entre TODOS los cubanos, el modelo de nación que queremos.
Como cantó otro gran poeta, “caminante no hay caminos, se hace camino al andar”. Pero ese poema de Antonio Machado también tiene otra estrofa que es la que cuenta y, a veces, nos hace recular: “…al andar se hace camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar…”
Caminemos sin miedos!
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