Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 30 de octubre de 2014

CARLOS M. MONTENEGRO El Pequeño Nicolás



Nico, el Joven Estafador
© Carlos M. Montenegro


A lo largo de la historia, los engaños han sido parte de la humanidad. Se podría decir que el verbo “estafar” es uno de los más usados durante muchísimo tiempo. Sólo les pondremos un ejemplo: ¿recuerdan el caballo gigante que usaron para destruir a Troya, allá por los tiempos de los griegos? 
Hace varias semanas, en España una noticia alborotó las redacciones de los periódicos, radios y televisiones que disparó a su vez las alarmas de todos los organismos de seguridad y de inteligencia del Estado español; ha sido objeto de jocosas bromas de la ciudadanía y dolor de cabeza de organismos gubernativos y judiciales. Un joven llamado Francisco Nicolás Gómez Iglesias popularmente conocido ya como “el joven Nicolás” o “el pequeño Nico”, apareció en todas las redes sociales con profusión de imágenes y videos puestos por él mismo donde aparece con los más conocidos políticos y empresarios del país, no en simples fotos ocasionales sino en actitud amigable, compartiendo en actos públicos que eran transmitidos por la televisión.
El joven Nicolás tiene apenas 20 años,  buena presencia y viste apropiadamente en cada ocasión. Los que lo conocen, aseguran que llevaba una vida de cuento y frecuentaba los lugares más selectos y restringidos. Cuentan que le gustaba invitar en clubs, casinos y en un lujoso chalet que habitaba en el exclusivo barrio de El Viso, propiedad del príncipe Kyril de Bulgaria, donde se fotografiaba junto a personajes invitados influyentes y con poder; sus interlocutores lo tomaban en serio porque, a pesar de su juventud, daba la impresión de que tenía mano entre las altas esferas del Partido Popular. Incluso a veces se hizo pasar por espía y hasta enlace de la mismísima Casa Real. Este insólito personaje ha recorrido en los últimos años todos los salones político-económicos de Madrid, donde se adoban y cuecen los contratos, servicios y  “toma y dacas” – o sea, “los guisos” en criollo -- que sostiene esta ciudad que nunca ha dejado de ser un tanto “paleta” (pueblerina). 
Entre las personalidades con que el pequeño Nico alternaba, podemos enumerar unas cuantas de una abundante lista con los más conocidos por la gente común: Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura y miembro del Parlamento Europeo; Juan Manuel Villar, marqués de Villar Mir, Vicepresidente del gobierno para asuntos económicos y ministro de Hacienda y miembro del Parlamento Europeo en tres legislaturas; Ana Botella, alcaldesa de Madrid y esposa de J. M. Aznar ex presidente del gobierno español; Esperanza Aguirre, presidenta del Gobierno Autonómico de Madrid; Soraya Sáenz de Santamaría, Vicepresidenta del Gobierno de España; José María Aznar, ex presidente del gobierno español en dos legislaturas; Mariano Rajoy, actual presidente del Gobierno español.
La última hazaña del pequeño Nico, fue hace unas semanas poco antes de que fuera detenido por suplantación, cuando apareció en la recepción que el joven Rey de España, Felipe Vl y la reina Leticia dieron en el mismísimo Palacio Real de Madrid con motivo de su reciente coronación. Entre los más de mil invitados de la casa real, se coló el pequeño Nico, que saludó a sus majestades protocolarmente (ver foto), al ser recibido por estos junto a los demás invitados a la recepción 


Pero ¿en qué consistía el truco del pequeño Nico? Básicamente en la ambición de los que querían hacer negocios con él, o las ganas, otros, de figurar en sociedad. Pues contaba con docenas de empresarios, industriales, aristócratas, nobles y grandes terratenientes que cayeron en sus redes pagándole por adelantado por sus supuestos favores, gracias a sus “influencias”. Se desplazaba en Audis y Mercedes Benz de alta gama, oscuros como carros oficiales y a veces con escoltas en otro automóvil. 
Todos los que le han tratado manifiestan que transmitía una gran seguridad en sí mismo y en todos los temas que trataba.  A la vista de los hechos sorprendía que un joven con apenas 20 años mostrase tanta seriedad y naturalidad al codearse con las altas esferas. El joven Nico se manejaba como pez en el agua tanto en un acto oficial, como al lado de altos dirigentes públicos y privados. Tiene gran facilidad de palabra, participaba en conversaciones y tertulias, aportando con naturalidad opiniones propias bien argumentadas. El joven Nico, utilizaba perfectamente el “networking”, o red de contactos, que decía tener y que con su aplomo nadie ponía en duda -- está por demostrar que los conociera --  Como en el caso de la mujer del César “no solo hay que serlo, también hay que parecerlo”. En el caso del Pequeño Nico, prevalecía más el “parecer”; el “ser” perdía importancia. La naturaleza  humana nos hace entre otras cosas ser ambiciosos y la mayoría de las personas que hicieron negocios o se creían sus cuentos, nunca lo denunciaron para no aparecer como estúpidos. Contando con esas debilidades humanas, el pequeño Nico sabía sacar todo su potencial de embaucador. La vida que se fabricó le funcionaba. El pequeño Nico no es el único. A lo largo del siglo XX hubo muchos audaces timadores. 
En la Venezuela saudita de los ochenta, conocimos al falso Jeque de “las mil y una estafas” que timó  a un montón de ingenuos de la jet set caraqueña, pero no dijeron ni pío por temor al ridículo.
Frank Abagnale. En cinco años usó ocho identidades diferentes y coló cheques por cuatro millones de dólares. Ejerció ilegalmente de médico, abogado, copiloto de PAN AM y espía. Spielberg rodó “Atrápame si puedes”, con Leonardo DiCaprio y Tom Hanks, basado en su historia.
Víctor Lustig. Vendía máquinas de “hacer dinero” y bonos falsos a los bancos. Hablaba cinco idiomas y usaba 45 alias. Su mayor hazaña fue vender la Torre Eiffel a un tal Poisson, que según Lustig sería demolida pues estaba dañada; pagó millones y al descubrir el timo se calló.
George C. Parker. Se hizo millonario vendiendo monumentos y edificios en Nueva York a turistas ingenuos. En los años 20 vendió el Museo Metropolitano de Arte, el Madison Square Garden y hasta la Estatua de la Libertad, no una sino varias veces. 
Milli & Vanilli. En los años 80, este par de vivos ganaron el Grammy como Artistas revelación 1990, pero nunca grabaron nada, eran bonitos y solo hacían play back en todos sus conciertos. 
Hay muchos más, pero no hay más espacio en este escrito. Está claro que en Venezuela no tenemos la exclusiva de los farsantes.
Sin Óbice ni Cortapisa
El asunto de la niñera del Ministro de las Comunas, Elías Jaua, a bordo de un avión de PDVSA junto a la suegra del ministro es llamativo. Supuestamente iban para acompañar a la señora del ministro, hospitalizada en Brasil. Sin acreditación diplomática la pillaron en Sao Paulo con un bolso que contenía un revolver y documentos. Lo mínimo es dar explicaciones de qué hacía Jaua en plenas elecciones brasileñas, y para que necesitaba un revolver y documentos oficiales. Por supuesto no nos dirán nada. 

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