“…la actividad petrolera
nace estrechamente relacionada con la corrupción.”
Estos primeros cien años de
actividad petrolera en Venezuela pueden dividirse arbitrariamente en
cuatro etapas. La primera va desde la perforación del pozo Zumaque I en
1914 hasta la Ley de Hidrocarburos de 1943. En esta etapa se enriquecieron
algunos compatriotas amigos del general Juan Vicente Gómez al recibir
graciosamente miles de hectáreas en concesión que inmediatamente vendieron a
empresas extranjeras. Así, la actividad petrolera nace estrechamente
relacionada con la corrupción.
La segunda etapa va desde la
Ley de Hidrocarburos en tiempos del general Medina hasta la estatización
decretada por Carlos Andrés Pérez. Esta Ley permitió que, a través del impuesto
sobre la renta, Venezuela compartiera las ganancias de las empresas
extranjeras. Durante la misma la producción petrolera se incrementó
notablemente y se establecieron refinerías. La política de
concesiones de tierras continuó durante Medina y fue suspendida en
1945 por decisión de Rómulo Betancourt. Se aumentó el impuesto a las
compañías.
La tercera etapa
abarca desde la estatización en 1976 hasta el arribo de
Chávez al poder. Se crea la empresa estatal Petróleos de Venezuela S. A. (Pdvsa)
que operó con criterio gerencial sin interferencia del partido político
de turno en el gobierno, aunque este establecía la política petrolera. Se
llevó a cabo la internacionalización mediante la adquisición de refinerías en
Europa y en los Estados Unidos con el objeto de adquirir mercados y se
promovió la apertura para que empresas privadas participaran en el
negocio a través de asociaciones estratégicas y de convenios
operativos.
La cuarta etapa se inicia en el 2002
con la politización de la empresa al designar directores y presidentes
de Pdvsa con criterio político, el despido de casi 23.000 trabajadores a raíz
del conflicto iniciado en febrero de ese año y que culminó en diciembre del
mismo. Los resultados, según los mismos informes anuales de la empresa son
deplorables y distinguidos expertos corroboran el mal estado operacional y
financiero de Pdvsa. Lo decisión reciente más lamentable es el
intento de vender nuestras refinerías en los Estados Unidos,
después que vendieron las de Alemania.
Postulamos que a partir de ahora se
inicia una quinta etapa con la quiebra técnica de Pdvsa y el cambio de
gobierno que inevitablemente ocurrirá en un plazo no mayor de cinco años y
ojalá antes. En esta etapa habrá que tomar en cuenta que aun cuando tengamos
enormes reservas de petróleo pesado, esta fuente de energía perderá gradual,
pero inexorablemente, su importancia. Aunque políticos y petroleros se
niegan a aceptar este escenario, no hay duda de que las energías alternas
terminarán por desplazar al petróleo. El gas, las fuentes solares, eólicas, el
hidrógeno y otras relegarán el petróleo a un segundo plano.
Para aprovechar al máximo las quizá
tres décadas que nos quedan como país petrolero, se requiere un drástico cambio
en las políticas de ese sector. Lo recomendable es incrementar aceleradamente
la producción, aun a costa de un posible descenso de los precios. Si aceptamos
esta premisa, habrá que evaluar si el Estado dispondrá de los cuantiosos
recursos financieros requeridos, sacrificando las erogaciones para la
educación, salud e infraestructura necesarias para nuestro desarrollo. También
si dispondremos de los recursos humanos necesarios para esta inmensa tarea. Con
toda seguridad la respuesta será negativa, por lo que será necesario realizar una
nueva apertura que descarte empresas que no dispongan de capacidad
técnica, financiera y de recursos humanos calificados, así como permitir
que empresas privadas participen en las actividad de exploración,
explotación y de refinación sin necesidad de asociarse con Pdvsa. A
lo sumo esta quedaría reducida a las actividades que realiza
actualmente en forma directa. Ello implica un cambio en la mentalidad estatista
de nuestros políticos que a estas alturas continúan hablando de áreas
estratégicas que hay que reservar al Estado. Para bien o para mal, la
destrucción de Pdvsa por sus actuales autoridades acelerará la
privatización de la actividad petrolera. Caso contrario nuestra producción
seguirá declinando, los ingresos mermando y terminaremos con enormes reservas
que nunca verán la luz del sol ni beneficiarán a los venezolanos. ¡No más
prisioneros políticos, ni exiliados! Analítica.com 1/8/14
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