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Diálogo
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Santiago José
Guevara García*
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Otro diálogo,
debería decir. Muy distinto al que viene enseguida a la mente de los
venezolanos de este tiempo. Para marcar la diferencia de una buena vez.
No es el
oportunista, realizado entre oficialismo y Mesa de la Unidad Democrática,
referido en nuestro artículo “Urgencia” de abril, evidente medio de los
pilares del sistema imperante para desactivar el creciente y justificado
reclamo social nacido en febrero.
Me refiero al
que, con modestia, propugnamos en el momento actual, voceros de varios
sectores de la vida nacional, de cara a la compleja y comprometida agenda
política, que se manifiesta, hasta ahora –fue su actividad inicial- en la
“Declaración de Bárbula”, referida en nuestro artículo de la semana pasada.
La idea de
partida –pareciera que de fácil comprensión- es la relevancia que podría
tener, en la polarizada Venezuela actual, la recuperación de un tejido social
mínimo, que acoja posiciones y/o iniciativas diversas en la línea de la
apropiada superación de los más ingentes problemas nacionales.
Como muestra,
la “Declaración” reúne inicialmente a unos pocos representantes del sector
empresarial regional carabobeño, los sindicatos nacionales de vocación
unitaria, profesionales diversos y profesores de la Universidad de Carabobo,
en una manifestación pública de valoración del logro de acuerdos y en la
expresión de una opinión sobre cómo debería conducirse el ineludible proceso
de ajustes macroeconómicos en curso en el país, de modo de preservar los
intereses generales y evitar riesgos y costos a todos, incluido el régimen.
Tiene, antes
que nada, el valor de recurrir al diálogo entre diversos y hacerlo para
emular el capital social necesario al apropiado manejo de la vida nacional.
Logró una trama de opiniones, en la que, junto con asuntos de interés
estrictamente sectorial, se fija posición sobre un tema de orden macro. Sin
dudas, la compleja situación de la economía nacional lo es –¡es un
“macroproblema!”- y no ha sido asumida por nadie distinto al régimen.
Desde
semanas, hemos venido sosteniendo que “la nación –sobre todos los más
desposeídos- necesitaba, de sus sectores organizados, lo que me atrevo a
calificar como una acción de salvamento frente a los diversos factores de
daño y riesgo presentes en la situación actual, a intensificarse en la medida
de mayores aprietos económicos”.
Lo que, como
actividad pionera, sirvió para ocuparnos de lo macroeconómico puede servir
para muchos más temas, de diversos ámbitos: globales, sectoriales, regionales
o institucionales. Es una búsqueda en la cual andamos y que aconsejamos a
otros.
En la semana
lo conversamos con nuestro amigo, el experto en Derecho Constitucional y
Presidente de la centenaria Cámara de Comercio de Valencia, Dr. Gustavo Sosa
Izaguirre. Concertación entre sectores diversos para temas concretos de la
agenda nacional es una línea de trabajo obligada a la dirigencia social
venezolana.
Asimismo,
sostuvimos una interesante reunión en la oficina del Decano Benito Hamidian,
de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de la también centenaria
Universidad de Carabobo, de proyección de la iniciativa de diálogo a otros
sectores y otros temas. Iniciativa bien captada por los de mayor nivel y
experiencia, pero incomprendida y soslayada por los más jóvenes, impregnados
de la dañina politización polarizada de los últimos quince años.
La
“Declaración” tiene buena acogida de los que entienden el tipo de daño más
terrible de los últimos años: la casi entera destrucción, o la fractura, del
capital social nacional. En un país así toca a su liderazgo y sus
instituciones de prosapia asumir el timón de la reconstrucción. Los fines
deben estar claros: acuerdos, consensos, ojalá que durables. Los medios,
también: diálogo, concertación, etc. Y como productos directos del proceso,
posiciones responsables ante los críticos temas de la agenda nacional.
No se hace en
un medio fácil, pero eso convierte en más interesante el reto. La situación
nacional actual, claro que tiene sus defensores: los nacionales o extranjeros
que se benefician del desorden y el caos. Pero, eso no es responsable. La
Venezuela eterna obliga a sus hijos conscientes. Procede reconstituir el
capital social nacional y ocuparlo de los grandes retos nacionales.
Un país
pletórico de recursos y condiciones no puede aceptar la deriva actual.
Diálogo, agenda y firmeza de criterios son necesarios. Que la “Declaración de
Bárbula” sirva de inicio a las buenas prácticas de diálogo social nacional.
No se parece al otro.
* Santiago
José Guevara García
(Valencia,
Venezuela)
sjguevaragarcia@gmail.com
/ @SJGuevaraG1
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viernes, 1 de agosto de 2014
EL NUEVO MODO Santiago José Guevara García*
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