En el Congreso de Conindustria se plantearon propuestas concretas
para reactivar el aparato productivo e industrializar al país en los próximos
diez años.
Este lunes 7 de julio se
reunió el Congreso de Conindustria. El evento no se quedó en discursos, por el
contrario, plantearon propuestas concretas para reactivar el aparato productivo
e industrializar al país en los próximos 10 años. “Visión Venezuela Industrial
2025. La Ruta” es un documento muy completo que refleja un esfuerzo serio y
profesional de gente comprometida con el futuro de nuestro país.
Durante el evento, José
Tavares Araujo, Director del Centro de Estudios de Integración y Desarrollo del
Brasil, hizo una exposición muy interesante sobre el proceso de
industrialización más exitoso de América Latina.
Brasil vivió una crisis
económica severa a principio de los 90. Llegó a tener la inflación por sobre
5.000% anual, pero bajo el liderazgo del presidente Cardozo, primero como
Ministro de Economía y luego como Presidente durante dos periodos, llevó
adelante un proceso de estabilización y modernización de la economía que generó
confianza y permitió sentar bases para un crecimiento económico
sostenido.
El esfuerzo de Cardozo
encontró continuidad en los sucesivos gobiernos del presidente progresista,
Fernando Lula Da Silva, cuyas políticas contribuyeron a sacar a más de 40
millones de brasileños de la pobreza.
La reducción de la
pobreza se sustentó en dos pilares: en la generación de empleo del sector
privado productivo estimulado por un gobierno que aplicaba políticas públicas
favorables a la inversión y en el desarrollo de una política social eficiente.
La experiencia de Brasil
nos demuestra que podemos superar la crisis profunda que estamos viviendo en el
corto plazo si hacemos las rectificaciones necesarias.
La experiencia brasileña
nos ofrece lecciones interesantes. La primera es que se debe corregir los
desequilibrios macroeconómicos y para eso es indispensable fortalecer las
instituciones encargadas de la política fiscal y monetaria.
El Banco Central es de
las pocas instituciones del Estado que ha mantenido un alto nivel profesional,
pero tenemos que rescatar la autonomía perdida a raíz de la reforma de 2008 que
permitió al Gobierno el uso discrecional de las reservas internacionales y el
financiamiento del gasto público con dinero inorgánico.
En segundo lugar, tiene
que haber un marco institucional que cree incentivos para la inversión y eso
pasa necesariamente por garantizar el respeto a la propiedad privada. Es
indispensable desmontar toda legislación que constriña el ejercicio libre de la
actividad económica, así como las vías de hecho a través de las cuales se
amenaza el derecho a la propiedad como son las expropiaciones y confiscaciones
que se realizan sin apego a las normas que rigen su aplicación.
Por otro lado es
fundamental revisar la legislación laboral que impide al sector productivo
competir en un mundo globalizado. Una legislación que pretende proteger a los
trabajadores pero termina estimulando a los “echa-carro” en perjuicio de la
productividad y de quienes sí se esfuerzan por su crecimiento. Con esa
legislación toda la inversión que pudiéramos traer al país para generar empleo
termina yendo a otra parte.
Además, se hace
indispensable una política cambiaria que deje de incentivar la importación en
detrimento de la producción nacional. Es imposible pedirle a un productor en
Venezuela que siga apostando al país, asumiendo riesgos, en un entorno hostil,
con regulaciones excesivas, con una legislación laboral que hace ineficiente a
la empresa y sin un estado de derecho que lo proteja cuando puede obtener una
rentabilidad mucho mayor solicitándole unos dólares baratos al gobierno para
importar.
El documento plantea la
necesidad de trabajar para mejorar la productividad y para eso es fundamental
diseñar políticas públicas conjuntas entre el Gobierno y el sector privado. La
única manera de que la reactivación del aparato productivo termine
convirtiéndose en mejor calidad de vida para los venezolanos y en mejores
ingresos para los trabajadores es incrementando la productividad de la fuerza
laboral y para eso la clave es invertir en educación, en investigación y en
tecnología.
La Ruta “Visión
Venezuela Industrial 2025” implica una rectificación profunda de la política
del Gobierno. Terminando el evento Aimara Lorenzo, moderadora de un panel de
cuatro personas preguntó si ese proyecto no suponía necesariamente que tenía
que producirse un cambio de gobierno y agregó, consciente de que la pregunta
era incómoda, que no admitía el silencio como respuesta. Jorge Roig, Presidente
de Fedecámaras, fue quien salió adelante y sin titubeos dijo: “Mientras se
presenta una vía constitucional para cambiar de gobierno todos tenemos que
trabajar porque el gobierno cambie y corrija sus políticas”.
Celebro que existan en
el país empresarios que con todas las condiciones adversas siguen apostando y
arriesgando en Venezuela. Ellos va a ser los pilares fundamentales sobre los
cuales vamos a sacar a Venezuela adelante.
pfernandez@ifedec.com
@pedropabloFR
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