Los recursos de ese
mecanismo de financiamiento deberían estar orientados a inversiones con alta
rentabilidad para el país como las que necesitamos en la Faja Petrolífera del
Orinoco
El alcance de los
convenios con China compromete nuestro futuro. Es un tema de Estado y como tal
requiere la mayor transparencia y el mayor consenso de los venezolanos. Es un
tema difícil de discutir en un ambiente de polarización extrema como el que
vivimos, pero dada su importancia es urgente que lo hagamos.
La relación que se
ha establecido con China y los convenios que se han suscrito son francamente
favorables a Venezuela por la forma de financiamiento, las tasas de interés y
porque el país necesita recursos para planes de inversión. El problema no está
en China. El problema está en Venezuela y en el modelo económico trasnochado
que se quiere tercamente imponer a pesar de su fracaso en donde quiera que se
ha tratado de implantar.
Para Venezuela,
ampliar sus relaciones con el principal responsable de la subida de los precios
del petróleo en el mercado internacional es de un interés superlativo. La
demanda petrolera en los últimos 10 años ha crecido vertiginosamente y en esa
subida China es responsable de cuatro de cada 10 barriles. Más aún, si
observamos el incremento vertiginoso que ha habido en la producción de
hidrocarburos en Estados Unidos y su progresiva independencia energética,
tenemos que concluir que diversificar nuestros mercados e incrementar nuestras
exportaciones de petróleo hacia China era desde el punto de vista estratégico
una obligación.
Otros países de
América Latina están estrechando lazos con esa gran potencia con resultados
francamente favorables. Brasil, Chile y Perú tienen hoy a China como el
principal destino de sus exportaciones.
Venezuela es el
país con las mayores reservas de petróleo probadas del mundo, casi 300.000
millones de barriles. 70% de esas reservas es petróleo extrapesado que requiere
de un proceso de mejoramiento que demanda una inversión de recursos que la
república no tiene. A mí no me importa si esos recursos vienen de China, del
Imperio o Bielorrusia, lo importante es que hagamos las inversiones necesarias.
El Fondo Chino debió haber estado orientado a esas inversiones. Hoy tendríamos
que estar produciendo por lo menos 4 millones de barriles de petróleo diarios y
le podríamos pagar a China con el excedente de petróleo producido gracias a las
inversiones hechas con el propio Fondo. En lugar de eso, buena parte de esos
recursos los hemos gastado de forma ineficiente en asuntos que no nos dejan
ninguna rentabilidad.
La producción de
petróleo en Venezuela está estancada, el consumo interno ha subido como
consecuencia del subsidio a la gasolina y su efecto obligado en contrabando de
extracción y le tenemos que entregar un poco más de 400.000 barriles diarios a
China sin recibir divisas que el aparato productivo nacional requiere con
urgencia. El resultado de toda esta operación se resume en más deuda, menos
ingresos por las exportaciones petroleras y una situación financiera complicada
para Pdvsa.
Los recursos del
Fondo Chino deberían estar orientados a inversiones con alta rentabilidad para
el país como las que necesitamos en la Faja Petrolífera del Orinoco, pero en
lugar de eso se tienen que GASTAR en remediar las desgracias producidas por el
modelo económico. Entre los convenios firmados hay uno que contempla la
adquisición de 10 mil vehículos con la empresa Chery. En 2007 en Venezuela se
ensamblaron 172.000 vehículos y en el primer semestre de este año a duras penas
llegamos a 6.000. Estamos comprando vehículos producidos por trabajadores chinos
a costa de la pérdida de empleo en Venezuela. Otro convenio contempla
inversiones en cementeras. En Venezuela tuvimos cemento a buen precio y
suficiente hasta que el Gobierno expropió las empresas de cemento y a partir de
ahí comprar cemento se ha convertido en algo muy complicado (del precio
regulado es mejor no hablar). No tiene ningún sentido utilizar esos recursos
para producir cemento cuando el sector productivo lo puede hacer, y de hecho lo
hacía, de forma eficiente.
Es un crimen
desperdiciar la oportunidad de aprovechar a un aliado como China, con
disposición de financiar el desarrollo de Venezuela en condiciones francamente
favorables. Si no se hacen las rectificaciones necesarias o se siguen
postergando, el Fondo Chino vendrá a ser una calamidad que agregar a nuestro
futuro comprometido.
A Venezuela le han
ingresado en los últimos años una cantidad de recursos sin precedente en la
historia. A los petrodólares que recibimos producto de la subida de los precios
del petróleo en el mercado internacional hay que sumarle los que recibimos vía
endeudamiento y por la disposición de nuestros ahorros, es decir: de las
reservas internacionales. Con todos estos recursos el resultado del modelo
aplicado es desastroso y si no cambiamos el modelo ese Fondo Chino se
incorporará a este barril sin “Fondo Venezolano”.
pfernandez@ifedec.com
@pedropabloFR
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