Sobre Novelistas, Futbolistas y “Nobeleros”
Se bien que esto que voy a decir va a resultarle malsonante a algunos pero la visión política de ese gran escritor y merecido premio Nobel de literatura que es don Mario Vargas Llosa no me parece que amerite tanto respeto como el que uno debe sentir por su obra literaria, ni muchísimo menos un espacio en los medios de difusión cuando se pronuncia sobre asuntos relacionados con la política.
Para mi sus habilidades como político y su capacidad como politólogo quedaron definidas por la forma en que manejó su frustrada aspiración a convertirse en presidente de su Perú natal -gajes de la perfecta idiotez latinoamericana?- y su posterior rechazo y renuncia a ese país nacionalizándose en otro (cual amante despechado…). Y cabe reconocer que al Perú, a pesar de uno que otro bache, le ha ido bastante bien desde que prefirió a un “chino” prácticamente desconocido (que resultó ser algo así como una versión algo mas descontrolada de Álvaro Uribe) por sobre el ilustre Arequipeño…
La manera en que don Mario –y sus discípulos y correligionarios- pretende convencernos de que el pensamiento liberal clásico que representa Occidente ha evolucionado inexorablemente hacia un matrimonio indisoluble con el aumento incontrolado de la desigualdad, con los llamados “fondos especuladores o buitres”, con los desalojos de vivienda, con los despidos masivos y la minimización del salario mínimo (con el peregrino argumento de que así se crean mas y, sobre todo, mejores empleos…), todo bajo la bandera absurda y anti-liberal a ultranza de que “no es posible desafiar la racionalidad económica”, es un lastre para un liberalismo cada vez mas distante de sus orígenes, y de los votantes.
Y es así como los “indignados” acampados no hace mucho en la Puerta del Sol, en Madrid, y descalificados en su momento como una banda de comunistoides, vagos y mariguaneros por los estrategas del neoliberalismo acampan hoy a las puertas del poder.
No será que no nos alcanza -a quienes nos creemos y sentimos liberales- con la arrogancia de descalificar a quienes votan por el nuevo partido “Podemos” llamándolos “idiotas políticos” mientras aumenta sistemáticamente su caudal de votos? (y no solo en España).
No será que la verdadera idiotez (y ceguera) política es la nuestra, amarrada también a una falaz y peligrosa vocación por defender nuestro ideario, plagado de dogmas, mantras y axiomas “incuestionables”, a costa de una polarización y una desigualdad cada vez mayor en nuestras sociedades?
Si los liberales de la primera hora hubieran sentido la alergia que sienten los de aquí y ahora por los desafíos a “la racionalidad económica”, la realidad de hoy –cuestionada desde el plano moral por el Papa Francisco, entre muchos otros- seria muy distinta de lo que es y ni noticias habría del onanismo mental de gente como Hayek, Friedman y compañía, ni hubiera quien endiosara a Schumpeter como el justificativo para la inestabilidad que impera en el mundo actual.
También Diego Maradona fue excelso en el arte de patear una pelota de fútbol, y también él tiene seguidores que no le pierden pisada cada vez que abre la boca para pronunciarse sobre los temas mas variados. Si hubiera un Nobel para futbolistas difícilmente se le discutirían los méritos a don Diego para ostentarlo, aunque le pegue a la pelota de zurda casi siempre, y aunque es tan bajito (física e intelectualmente) que no la juega de cabeza casi nunca.
Por eso yo le presto la misma atención a don Mario que la que le presto a don Diego: cuando don Mario publica algo nuevo lo ojeo y oteo con la esperanza de encontrar algo a lo que valga la pena dedicarle mi tiempo (su ultimo golazo fue, en mi humilde opinión, “La Fiesta del Chivo”). Y cuando pasan “EL GOL” de don Diego a los ingleses en México ’86 no puedo quitarle la vista a la pantalla (no me pregunten cuantas veces lo he visto: MILES de veces, y así y todo lo quiero volver a ver…).
Pero cada vez que cualquiera de los dos pretende explicarme el mundo, yo cambio de canal…
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