El Mundial & US
José Manuel Palli
En menos de un mes y a lo largo de todo un mes, el mundo todo estará viendo, viviendo y hablando sobre el Mundial de Fútbol de Brasil.
Este fenómeno que ocurre cada cuatro años pasa casi que desapercibido entre nosotros, los “Americanos” o estadounidenses, a pesar de que la presencia en la competición de nuestro equipo nacional se ha convertido en una costumbre, sobre todo desde que el numero de equipos o países en la fase final del Mundial pasó de los 16 que compitieron en Londres hace cerca de medio siglo a los 32 que compiten en la actualidad.
Y cuando digo “desapercibido” lo digo solo en términos comparativos: ya somos cerca de 35 millones y medios los ‘latinos’ en los Estados Unidos, y la mayoría estaremos pegados a la pantalla de TV. Los partidos del Mundial de Brasil llegaran a casi todos los hogares del país, lo que nos coloca en una situación ventajosa con respecto a países con una mayor tradición futbolera que la nuestra. Pero aún así, lo que me preocupa es que la mayoría de nuestros vecinos y conciudadanos lo verán como una curiosidad, que no sentirán ni remotamente el fervor y la pasión que sentirán quienes no tengan mas recurso que seguir las incidencias del mundial a través de la radio en un villorrio de Ghana, en el Oeste de África.
¿Por qué me preocupa? Porque creo, quizás ingenuamente, que si todos los “Americanos” conociéramos y entendiéramos mejor al futbol y el porqué es este el deporte que captura la imaginación de mas de dos terceras partes de la Humanidad, esa comprensión mejoraría enormemente nuestra comprensión del mundo que nos rodea. Y si hay algo que temo (que me quita el sueño) cuando trato de visualizar la calidad de vida que tendrán mis nietos, “Americanitos” todos, es a las limitaciones (la incapacidad) de nuestra nación a la hora de entender a cabalidad la realidad del mundo que los rodea, y de definir su rol en ese mundo.
El fútbol no es solo un deporte en el cual se gana o se pierde, se anotan goles o se evitan, se ríe o se llora. Como yo lo veo, el fútbol es a la vez un reflejo de y una reflexión sobre la vida humana, una herramienta para la fusión de intereses comunes que hacen a la humanidad, un argumento a favor de la inclusión y en contra de la exclusión. Y es por eso, en mi humildísima opinión, que me parece imperativo que, en los Estados Unidos, le prestemos mas atención a este deporte.
Un ejemplo claro del poder del futbol como catalizador de intereses diversos lo acabamos de ver en España, donde el campeonato se definió en el estadio del Barcelona, donde el equipo local debía ganar el último partido de la temporada para coronarse campeón. El juego terminó empatado, quedando de esa forma como campeón su rival de turno, el Atlético de Madrid. Tan pronto se escuchó el pitazo final del arbitro, el estadio todo estalló en un cerrado aplauso ovacionando al equipo rival. Y estamos hablando del estadio del equipo emblemático del separatismo catalán, poblado en un 95 % por fanáticos del “Barsa”, catalanes, muchos de ellos seguramente separatistas, aplaudiendo a un equipo de Madrid, y en una España aun sumida en una crisis económica extrema y con un índice de desempleo que todavía roza el 30 %.
Por primera vez, un Papa se ha confesado como hincha fervoroso (fanático no parece ser un adjetivo que le cuadre al Papa Francisco) de un equipo de fútbol. Sea usted católico o no, religioso o no, aficionado a los deportes en general o no, ese solo dato debiera sugerirle que quizás es importante prestarle mas atención al fútbol, que no se trata de algo tan trivial como pudiera parecer.
Cuando menos debiéramos comenzar por llamarlo football en inglés, como se lo llama en la generalidad del mundo anglo-parlante (soccer suena como algo que uno juega en medias -socks-, cuando en el fútbol los futbolistas van calzados con botines de fútbol y la pelota se mueve, la mayor parte del tiempo, al impulso de esos botines).
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