Leopoldo:
Los perdedores con Maduro
son quienes trabajan
en la producción nacional
Johan Merchán
(Los Teques, 01.05.2014).- El coordinador nacional de Voluntad Popular, Leopoldo López, no pudo
acompañar en esta oportunidad la marcha del primero de mayo, como cada año lo
hace, debido a que por septuagésimo segundo día consecutivo permanece
encarcelado injustamente en la prisión militar de Ramo Verde.
No obstante, el líder social y político
envió una misiva dirigida a los trabajadores venezolanos para reafirmar en este
importante e histórico día su “compromiso y solidaridad con la lucha que desde
todos los sectores del país busca defender las libertades y derechos
constitucionales, frente a una dictadura encabezada por Nicolás Maduro que ha
impuesto un modelo fracasado donde los principales perdedores de la escasez, la
inflación, el desabastecimiento, el desempleos y el alto costo de la vida son
los trabajadores y productores venezolanos”.
A continuación se transcribe la carta de
Leopoldo López:
CARTA A LOS TRABAJADORES
VENEZOLANOS EN SU DÍA
Desde la prisión militar de Ramo Verde,
donde me encuentro injustamente preso por una dictadura
que pretende silenciar la legítima protesta de los
trabajadores a través del chantaje, la persecución judicial y las milicias
laborales quiero hacerles llegar mi mensaje de firmeza
y acompañamiento en la lucha por sus
reivindicaciones que es también nuestra lucha.
El 1° de mayo de 1886, en la ciudad de
Chicago, un frente de trabajadores inició una jornada de protestas no
violentas por una jornada laboral máxima de 8 horas bajo el lema: "8 horas
para el trabajo, 8 horas para el sueño y 8 horas para la familia". Esta
protesta pacífica fue brutalmente reprimida y sus líderes ejecutados. Pero la
fuerza de la razón se terminó imponiendo sobre la razón de la fuerza y
pocos años después los trabajadores obtuvieron un resonante triunfo cuando la
mayoría de las legislaciones del mundo consagraron la jornada de 8 horas y el
1° de mayo pasó a la historia como día de los trabajadores.
Ciento veinte y ocho años después el
gobierno de Nicolás Maduro persigue, despide y encarcela a los trabajadores que
se niegan a renunciar a sus libertades de asociación, negociación colectiva y
protesta como mecanismos para mejorar sus condiciones de vida en medio del
estrepitoso fracaso del modelo económico socialista y su legado de
inflación, escasez, destrucción del empleo nacional y criminalización de la
protesta ciudadana incluyendo la de los trabajadores.
El salario mínimo, aun después del
insuficiente aumento anunciado por Maduro, es el más bajo de
la región. 85 dólares frente a 487 en Panamá, 300 en Colombia, 338 en Ecuador,
265 en Perú y 171 dólares en Bolivia. Solo en Cuba, donde los
trabajadores son lamentablemente una suerte de mano de obra esclava explotada
por el Estado cubano, el salario mínimo es menor al de Venezuela (10 dólares).
La escasez sobrepasa el 30 por ciento y los
trabajadores y sus familias se ven denigrados a hacer colas y maromas para
comprar productos básicos. La inflación en materia de alimentos alcanza la
inhumana cifra del 80 por ciento. En los últimos meses, se ha
paralizado buena parte del aparato productivo nacional como consecuencia de
la falta de divisas que durante años se dedicaron a una expansión insostenible
de bienes de consumo importados, en detrimento de la producción
nacional. Hoy, la dictadura se burla de los empresarios
y trabajadores de la economía nacional con unas promesas de divisas
que nunca llegan mientras hay plantas paradas y trabajadores en sus casas.
Es la consecuencia de un modelo
económico contrario a la producción y al empleo
nacional y adicto a la importaciones que ha servido para comprar
la lealtad de gobiernos quienes, a cambio de conseguir mercados para sus
productos, están dispuestos a tolerar en Venezuela un régimen autocrático que
jamás aceptarían en sus países. No dudo en afirmar por eso que los grandes
perdedores del desastre de Maduro han sido los productores y trabajadores
venezolanos.
Pero no es solo el pésimo desempeño de la
dictadura, lo que debe unirnos en esta lucha. Es ante todo las
sistemáticas violaciones a la libertad sindical de los trabajadores
venezolanos, en especial de nuestros trabajadores públicos. El derecho a
negociar convenciones colectivas en el Estado está en la práctica
suspendido y quienes alzan su voz para exigir el cumplimiento de los
contratos o el precario estado de las empresas públicas son despedidos,
perseguidos y encarcelados. Los representantes de los trabajadores son
marginados del diálogo social.
La inmensa mayoría de los trabajadores
rechaza la aplicación de un modelo socioeconómico que mantiene confiscadas
las libertades políticas y sindicales básicas. Se trata de
imponer en Venezuela el modelo chino-cubano: mano de obra barata y sin derechos
al servicio del Estado y del capital internacional.
La libertad sindical sólo puede existir en
el contexto de un modelo democrático y pluralista de relaciones laborales y en
el marco de un Estado Social de Derecho que garantice el pleno ejercicio de
todas las libertades públicas y de todos los derechos. La libertad sindical es
una quimera cuando se está ante un gobierno que además de ser patrono, es
inspector del trabajo, juez, rector electoral y policía y usa todo su poder
para aniquilar la autonomía de los sindicatos y ponerlos al servicio del
proyecto fracasado.
Estoy convencido que el progreso económico
y social de todos los venezolanos sólo es posible lograrlo en un clima
libertades públicas y eso pasa necesariamente por la articulación de todas las
fuerzas políticas y sociales en un frente común que permita lograr una
sustitución de la dictadura encabezada por Nicolás Maduro, por la vía pacífica
y constitucional. Los trabajadores y los estudiantes deben ir a la
vanguardia de ese frente junto con los partidos políticos.
Hoy quienes creemos y estamos dispuestos a
defender la libertad debemos unirnos en una misma lucha. La libertad es
indivisible y solo luchando por ella unidos podremos conquistarla. La libertad
cuando comienza a desaparecer es cuando mas hace falta, y en Venezuela la
carencia de libertades es una realidad que afecta a millones de venezolanos
todos los días. Unámonos en un mismo frente, en una misma lucha y en un
mismo propósito: que todos los derechos sean para todas las personas, sin
exclusiones y sin privilegios.
Leopoldo López
Prisión Militar de Ramo Verde
1 de Mayo de 2014

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