Oswaldo Álvarez Paz
EL NACIONAL
Venezuela no tiene remedio
mientras se mantenga bajo un régimen amoral, altamente incompetente y
definitivamente corrompido como el actual. La necesidad de un cambio definitivo
es compartida por la gran mayoría de compatriotas que se mantienen aferrados a
principios y valores fundamentales. Los espectáculos ofrecidos por la Asamblea
Nacional, las insólitas declaraciones de ministros y prevalidos del gobierno y
la pretensión, seguramente será concedida, de Nicolás Maduro pidiendo poderes
extraordinarios para luchar contra la corrupción, reflejan el grado de
descomposición a que hemos llegado. Mientras tanto todos los problemas se
agravan. Caminamos hacia peor esquivando la obligación de asumir una
confrontación que trascienda lo estrictamente electoral. Las elecciones
municipales del próximo 8 de diciembre son importantes, sin duda, pero no es lo
más importante que el país tiene planteado en el corto y mediano plazo.
Pareciera que no valoramos en toda su magnitud, el cierre de RCTV, de cerca de
un centenar de emisoras radiales y medios del interior, el acoso a los
sobrevivientes, sobre todo a la prensa escrita y sus anunciantes y para no
extenderme demasiado, la gravedad de la situación que se plantea con la
situación de la nueva Globovisión El final de Aló Ciudadano y la salida del
aire de algunas de las llamadas anclas del canal, son un reflejo de cuanto
sucede.
Hemos sido testigos de la
desaparición del Derecho como instrumento para regular la vida de los
ciudadanos y sus relaciones con el Estado. La Constitución está vulnerada, las
leyes despreciadas y ampliada la capacidad autocrática y totalitaria de quienes
controlan del poder. En esta situación es imposible saber cual es el alcance de
los derechos de cada persona y cuales son los límites del estado-gobierno para
limitar o impedir el ejercicio de esos derechos humanos. Cada día son más los
casos de penalización criminal de la disidencia, sin que exista manifestación
de arrepentimiento o propósito de enmienda. El régimen sabe que si no renuncian
voluntariamente, tendrán que fugarse hacia delante radicalizando el desordenado
proceso que encabezan. De lo contrario terminarán peor de lo que están.
Derrotados electoralmente, despreciados por la Venezuela responsable y hasta
víctimas, de la violencia que han sembrado gracias al abuso de poder.Todas las formas de lucha son
legítimas. Las prefiero pacíficas, pero deben ser contundentes. Los políticos
formados en democracia hemos preferido siempre el diálogo y la negociación
antes que la confrontación abierta. Esto es válido en quienes nos desarrollamos
en un mundo parlamentario plural y libre. Pero, esto cambió. Ese esquema,
incluida la tregua, no es posible cuando se está al borde del abismo. Invito a
explorar serenamente, el camino constituyente por iniciativa popular. Podría
darnos mucho y ahorrarnos una tragedia.
oalvarezpaz@gmail.com Sábado, 17 de agosto de 2013
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