VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ
La fragilidad de la palabra de Nicolás Maduro, y la frescura con la que miente este personaje que
ha hecho una carrera política buceando un mar de ilícitos, quedó demostrada,
cuando en menos de 24 horas
contradijo lo comprometido con la nación, de contar uno a uno los votos.
Se había comprometido frente a las cámaras y al país a los
pocos minutos que el Consejo Nacional Electoral informó que "había ganado
las elecciones por un escuálido punto de diferencia".
Los chavistas, que
presumen de ser mayoría, sin embargo no se atreven contar los votos.
¿Será cierto que los ciudadanos reunidos en la Mesa de la
Unidad son menos que los que se agrupan en el mosquero comandado por el PSUV?
Habría que contar, para empezar, a los electores que
sufragaron en el exterior. También sería necesario y urgente hacer una limpia
en el Registro Electoral, con una investigación seria que dejaría fuera de las
urnas a los electores fallecidos,
incluiría a los jóvenes nuevos electores, más de millón y medio de
venezolanos con derecho a voto que el CNE impide se integren y ejerzan sus
derechos .
¿Por qué el miedo Señoras del Apocalipsis? Nos referimos a
la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, Luisa Estela de Morales, quien de un plumazo violó la Constitución de la
República al inventar una Ley para imponer a Nicolás Maduro como Presidente Encargado, acto de abuso de poder
desde la presidencia del TSJ, tras la ausencia del presidente Hugo
Chávez.
También
colabora con la ilegitimidad y las violaciones contra el voto ciudadano la
Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, quien intentó evitar se cumpliera el derecho de supervisar el conteo
de votos por los ciudadanos,
además de obstaculizar las denuncias de los más de tres mil incidentes ocurridos durante la jornada
electoral. La funcionaria del PSUV apenas le dio curso a tres situaciones.
La que lleva la batuta de la iniquidad es la Presidenta del
Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena,
que hace caso omiso de los solicitado por los participantes de la elección Henrique
Capriles Radonsky y el propio Nicolás
Maduro, sin asidero razonable o legal, se niega recontar los votos.
Además la señora Lucena no tuvo la menor empacho en actuar con destacada
parcialidad durante todo el proceso de la campaña.
Además de estos tres espíritus fatales, está la Defensora
del Pueblo, María Gabriela Ramírez, que
no ha actuado en defensa de los ciudadanos ante tantos atropellos, entre ellos
el secuestro, hurto y destrucción de material electoral.
Con estas damas de la trágala debemos señalar como el gran
operador de esta penosa situación de fraude al mayor general Wilmer
Barrientos, jefe del Comando Estratégico
Operacional. Los militares bajo su mando han sido custodia y apoyo del acto
ilícito perpetrado en contra de la nación, favoreciendo indudablemente al
contingente que representa al Régimen que le ha abierto las puertas de
Venezuela a la Invasión de los cubanos, que permitió el acoso y amenazas por
parte de motorizados con armas de fuego que intentaron amedrentar a los vecinos
de las grandes ciudades. Han sido los militares de la Fuerza Armada Bolivariana
Venezolana, los que se ufanan del Plan república, los que, como demuestran
fotos, videos y testigos los que hurtaron cajas con los votos, destruyeron
material electoral y secuestraron los votos de la nación.
¿Minoría? ¿Mayoría?
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