VENEZUELA SE ABRAZA CON VENEZUELA
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Foto Gustavo Calles Mora |
VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ
Henrique
Capriles vuelve a ser la esperanza del final a la terrible pesadilla que padece
la nación, en la larga noche del chavismo. Angustia que perturba América, por
supuesto a Venezuela, desde hace más de 14 años, en los que se ha pulverizado
la sociedad venezolana, demonizado sus instituciones y sembrado nubes de
tempestad en el horizonte del futuro.
Capriles, joven y experimentado luchador, que acumula
motivos y experiencia para lograr lo que de él esperamos los venezolanos. Ha
sido antifascista militante, miembro de una familia de inmigrantes polacos
víctimas de los campos de concentración y exterminio de Treblinka. Henrique fue
presidente de la Cámara de Diputados y Alcalde de Baruta, dos veces gobernador
del estado Miranda, donde derrotó a los dos candidatos consentidos de Hugo
Chávez -Diosdado Cabello y Elías JAua-,
dos gallitos que resultaron patarucos con los que Chávez creyó podría
derrotarle a Henrique. Patarucos a los que más tarde premió con cargos en la
Vicepresidencia de la nación.
Su única derrota como candidato fue ante Hugo Chávez, una
victoria pírrica la del teniente coronel, pues el esfuerzo que hizo el
presidente le llevó a la tumba. Seis meses después de ser derrotado
Capriles, por el menor margen con
que el cayeron todos sus contrincantes desde 1999 (7,96 millones de votos -55,5
%- frente a 6,42 millones -44,39 %), Henrique ha vuelto a ponerse al frente de
las esperanzas de un pueblo que sueña ponerle fin a 14 años de chavismo. Hoy
con su féretro, Nicolás Maduro se ha convertido en un necrófilo desesperado que
pretende vencer en las urnas electorales a la esperanza venmezolana.
Capriles reconoce la necesidad de la aplicación las
misiones, los programas sociales, pero le pone el acento a la acción y propone
actuar en vez de hablar tanto. A diferencia del fallecido presidente, dice que no perderá el tiempo hablando
durante horas en la televisión.
Capriles le endilgó el mote de "Mentira fresca" al
candidato del gobierno, Nicolás Maduro. Acusado de mentir y de usar el dolor
del duelo de los seguidores de Hugo Chávez para lograr rédito político.
"Nicolás en cien días está acabando con los 14 años del presidente de la
República (Chávez) ¿Ustedes se imaginan seis años de esto? Ellos no están
gobernando, están destruyendo Venezuela".
Henrique Capriles estuvo en la cárcel, y por acusaciones que
a la postre resultaron falsas, que jueces a los que se les ordenó le condenaran
no pudieron comprobar, pagó una prisión muy diferente a la muy cómoda y lujosa
que vivió Hugo Chávez al fracasar el 4 de febrero en una intentona de Golpe de
Estado. Mientras Chávez, culpable de la muerte de más de 50 soldados y
civiles, vivía como un príncipe en
los calabozos especiales detinados a militares en el Cuartel San CArlos,
primero, y más tarde en Yare.
Capriles fue detenido por haber defendido en acción personal
la Embajada de Cuba, como consta en declaraciones del excelentísimo Embajador
de Noruega en conversación que sostuvo con el funcionario cubano, Germán
Suárez. Conversación que se grabó, y que se ha hecho pública. Más tarde Suárez
se retractó, cambió todo lo que había dicho obedeciendo órdenes de La Habana.
Acusó a quien había pretendido defenderle de la turba, y dijo que Capriles que
"no intentó evitar las agresiones y destrozos, que alcanzaron a
automóviles e incluyeron el corte de electricidad y agua a la legación".
Esto se ha probado, con testigos y grabaciones, ha sido otra gran mentira del
funcionario cubano.
Aquellas acusaciones terminaron con su encarcelamiento.
Fueron 119 días tras las rejas, y su caso llegó hasta el final de la vía
judicial donde fue exonerado de culpa.
Capriles en sus dos campañas le ha dado la vuelta al derecho
y al revés a Venezuela, mientras que Nicolás Maduro, apenas se asoma como
ocurrió el martes a una tarima
vecina a Miraflores, para tocar tambora y bailar salsa entre distraídos
tarifados que integran el grupo de convocados. Ha recorrido el país de punta a
punta con un discurso en el que no escatimó en críticas al Gobierno por la
inseguridad, la falta de productividad en el país, problemas de educación y la
corrupción.
Ha prometido aumentar el salario mínimo el próximo lunes 15,
como primera acción de gobierno, para darle oportunidades a todos sin importar su color político y
acabar con los regalos a los chulos del proceso con los recursos petroleros del país.
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