La virulencia con que se rechazó el reconteo, sembró mayores dudas en torno al supuesto triunfo
ARGELIA RÍOS
| EL UNIVERSAL
viernes 19 de abril de 2013 12:00 AM
Capriles no deja de
sorprenderlos: subestimado recurrentemente, descolocó al oficialismo y
se convirtió en un fenómeno de raigambre nacional; en una figura para
nadie indiferente. Sin rebuscamientos, ha demostrado una y otra vez su
capacidad para encarar con simpleza las situaciones más complicadas. Los
papeles se han invertido y sus adversarios no salen del asombro: sin
Chávez, es Capriles quien atrae todas las atenciones. Ni siquiera
después del domingo, Maduro consigue desviar las miradas hacia él. Con
reconteo o sin él -incluso en el caso de que resultara favorecido- "el
heredero" ya es un hombre reducido: su rival lo quebró emocionalmente.
El Maduro que hoy vemos es un individuo azotado por sus complejos; desencajado e incómodo en el rol que le ha tocado desempeñar. No se le percibe independencia de criterio: no es él quien de verdad lleva el timón. Es obvio que el poder está siendo ejercido por un caótico archipiélago de grupos, que todavía no comprende lo ocurrido en la jornada del domingo pasado. La anarquía que reina en el oficialismo se manifestará inevitablemente en el desempeño del gobierno: es cierto que la administración bolivariana nunca se ha caracterizado por el orden, pero lo que se le viene encima sólo será comparable con la torre de Babel; o mejor, con Ionesco y su teatro del absurdo. Maduro parece una marioneta de las fracciones civiles y militares de la revolución: todos mandan sobre él... mientras él se hunde en un inocultable abatimiento.
"El heredero" lidia con una oposición remoralizada y contra sus propias insolvencias... En adelante, a este Maduro impostado se le comparará todos los días con Chávez y, para desgracia suya, con el mismísimo Henrique Capriles. Sus infortunadas actuaciones -junto con el arrebatado y grotesco comportamiento de Diosdado- están colaborando con el robustecimiento del líder indiscutible de la oposición... La locura anda suelta y carece de frenos. La virulencia con que se ha rechazado el reconteo, sembró mayores dudas en torno al supuesto triunfo electoral del "proceso": jamás lograrán liberarse de la sospecha... ni siquiera recontando los votos acumulados a punta de presiones y de ventajismo. El hecho conspira contra el manejo decoroso de la tragedia económica y social que asoma sus narices.
Aunque traten de ocultarlo, la revolución está contra las cuerdas. Con pasmosa naturalidad, Capriles está saliendo ileso de las maquinaciones en su contra: no se enreda con los cables del libreto represivo al que la nomenclatura ha echado mano. Como un hábil explosivista, desactivó la bomba que sus enemigos le montaron. Hagan lo que hagan, su victoria política no será eclipsada. Con reconteo o sin él, Capriles los dejó en la lona.
Argelia.rios@gmail.com Twitter @Argeliarios
El Maduro que hoy vemos es un individuo azotado por sus complejos; desencajado e incómodo en el rol que le ha tocado desempeñar. No se le percibe independencia de criterio: no es él quien de verdad lleva el timón. Es obvio que el poder está siendo ejercido por un caótico archipiélago de grupos, que todavía no comprende lo ocurrido en la jornada del domingo pasado. La anarquía que reina en el oficialismo se manifestará inevitablemente en el desempeño del gobierno: es cierto que la administración bolivariana nunca se ha caracterizado por el orden, pero lo que se le viene encima sólo será comparable con la torre de Babel; o mejor, con Ionesco y su teatro del absurdo. Maduro parece una marioneta de las fracciones civiles y militares de la revolución: todos mandan sobre él... mientras él se hunde en un inocultable abatimiento.
"El heredero" lidia con una oposición remoralizada y contra sus propias insolvencias... En adelante, a este Maduro impostado se le comparará todos los días con Chávez y, para desgracia suya, con el mismísimo Henrique Capriles. Sus infortunadas actuaciones -junto con el arrebatado y grotesco comportamiento de Diosdado- están colaborando con el robustecimiento del líder indiscutible de la oposición... La locura anda suelta y carece de frenos. La virulencia con que se ha rechazado el reconteo, sembró mayores dudas en torno al supuesto triunfo electoral del "proceso": jamás lograrán liberarse de la sospecha... ni siquiera recontando los votos acumulados a punta de presiones y de ventajismo. El hecho conspira contra el manejo decoroso de la tragedia económica y social que asoma sus narices.
Aunque traten de ocultarlo, la revolución está contra las cuerdas. Con pasmosa naturalidad, Capriles está saliendo ileso de las maquinaciones en su contra: no se enreda con los cables del libreto represivo al que la nomenclatura ha echado mano. Como un hábil explosivista, desactivó la bomba que sus enemigos le montaron. Hagan lo que hagan, su victoria política no será eclipsada. Con reconteo o sin él, Capriles los dejó en la lona.
Argelia.rios@gmail.com Twitter @Argeliarios
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