Blog de Víctor José López /Periodista

domingo, 30 de septiembre de 2012

EL CHAVISMO, QUE SIEMBRA MIEDO, VE CON TERROR SU INCIERTO FUTURO

¿Despertará el bravo pueblo?

Los venezolanos entran en una semana definitiva para su inmediato futuro. Las elecciones del próximo domingo están marcadas por el miedo que impone Chávez y el cambio que promete Capriles.






¿Despertará el bravo pueblo?

Los dos candidatos a la Presidencia cerraron ayer sus campañas proselitistas, pero los venezolanos mantienen abierto el laberinto político que les representa seguir en manos de Hugo Chávez o dar un giro radical con Henrique Capriles Radonski.

El escenario electoral que hoy se vive en Venezuela era impensable hace algunos meses y, por ende, la incertidumbre ha crecido de forma exponencial.

El chavismo, por primera vez en los últimos 12 años, ve peligrar su continuidad en el poder y la maquinaria burocrática y de intimidación gubernamental se reactivó con impredecibles consecuencias.

La oposición, fortalecida  por los errores y la arrogancia de Chávez, ha encontrado el camino para convertir el miedo en oportunidad de cambio. Capriles, calle a calle, casa a casa, ha revertido la apatía de muchos venezolanos y capitalizado el creciente descontento de muchos venezolanos.

Hoy, a una semana de los comicios, Venezuela ya no es tan “roja, rojita” ni tan escuálida, como lo presumía Chávez.

Las encuestas no aclaran el panorama para ninguno de los dos candidatos, pero sí ponen a todos los venezolanos en la encrucijada de decidir qué futuro quieren y quién sería el mejor para cumplir con sus expectativas, después de una década de populismo, derroche, corrupción, violencia y, sobre todo, sin oposición.

La polarización ha contaminado cualquier análisis sobre lo que puede pasar en estas elecciones y hasta los candidatos han preferido pasar por alto los resultados de algunos sondeos, incluidos los que les son favorables o no.

Pero hay una razón de peso que demuestra el grado de incertidumbre, tanto de Chávez como de Capriles.

El oficialismo ha puesto a su servicio todo el aparato militar para ejercer presión sobre los electores, bajo el argumento de que hay encuestas que les otorgan amplios márgenes de favorabilidad como estrategia para desestimular la participación en las urnas de los chavistas.

La oposición, por el contrario, insiste en que los resultados que los muestran como ganadores han provocado una agresiva reacción del chavismo. Se activó la repartición de dineros y mercados entre las clases populares, la persecución de empleados públicos y las frases guerreristas del estamento militar, que asegura que las Fuerzas Armadas no reconocerán un triunfo distinto al del actual huésped de Miraflores.

Salvo que las circunstancias de tiempo y lugar de los últimos meses hacen cada vez más difícil que eso pueda suceder en Venezuela.

Dentro del círculo chavista más cercano al Presidente hay fisuras y descontento, la oposición está mucho más organizada y vigilante, la comunidad internacional más atenta ante un fraude electoral y más venezolanos insatisfechos con el gobierno.

El modelo del socialismo del siglo XXI que Chávez pretendió exportar al resto de la región, en vez de ayudar a Venezuela, la aisló, y el “nuevo mejor amigo” de algunos, ya no lo es para muchos otros.

En estos últimos 12 años, Chávez ha demostrado una gran capacidad de manipulación y, de contera, una innegable incapacidad de gerenciar y administrar la inmensa riqueza petrolera y humana de Venezuela.

La gran pregunta hoy es si el chavismo podrá imponer de nuevo su capacidad de manipulación sobre el sistema electoral, o los venezolanos, a pesar de ello, se manifestarán en las urnas de manera tan contundente y clara que no sea posible desviar la decisión de cambio que necesita el país.

Una votación que derrote el miedo. No que lo perpetúe.

No hay comentarios: