OLLA DE GRILLOS
Marlene Castillo
Marlencas28@hotmail.es
@marlenecastillo
En un país como Venezuela, famoso, entre otras cosas, por la ristra de coronas de belleza ganadas en certámenes internacionales, no resulta equivocado afirmar que vivimos en una sociedad donde se le rinde culto excesivo al cuerpo y al físico agraciado.
Marlencas28@hotmail.es
@marlenecastillo
En un país como Venezuela, famoso, entre otras cosas, por la ristra de coronas de belleza ganadas en certámenes internacionales, no resulta equivocado afirmar que vivimos en una sociedad donde se le rinde culto excesivo al cuerpo y al físico agraciado.
Esa importancia a lo puramente estético se ve reflejada en las telenovelas: las parejas que actúan como cabezas de elenco tienen que seguir el patrón de Barbie y Kent. Sin embargo, las cosas parece que están comenzando a cambiar. Hay escritores de teledramas que buscan a protagonistas femeninas más “normales” para sus tramas, más en consonancia con lo que es la mujer de hoy, esa que vemos en la calle, que no es precisamente de la tipología 90-60-90. Pero por aquello de que la TV es imagen ante todo, algunos productores todavía se resisten a los cambios impuestos por los nuevos tiempos y buscan siempre en su menú de opciones protagónicas a ex reinas de belleza que han demostrar talento para la actuación. Hay muchas y muy buenas, comoNatalia Streignard, Norkis Batista, Fabiola Colmenares, Ruddy Rodríguez, Mónica Spear, entre otras, quienes encarnan la fórmula 50 /50, muy válida, en la que la belleza externa armoniza con el talento histriónico.
Sin embargo, como ya dijimos, hay escritores y productores que se atreven romper con ese esquema, apostando a las heroínas y galanes atípicos, aquellos que no brillan precisamente por ser émulos de Adonis o Venus y que, por el contrario, son bastante “normalitos”. Sería reiterativo apelar al trillado ejemplo de “Betty la fea”. Hay otras variantes en esa línea, cuya intención es presentar historias que atrapan más por su gancho y contenido que por las medidas de sus protagonistas. El caso más reciente es el de la actual telenovela de Martin Hahn, “Mi ex me tiene ganas”, donde si bien hay un trío protagónico femenino, es indudable que el soporte principal es Daniela Alvarado, quien en medio de dos bellezas casi perfectas, Norkis Batista y Lilibeth Morillo, no desluce para nada, pese a su notorio sobrepeso. La novela de Hahn se sale de la estética predominante en la pequeña pantalla. El autor, desde un comienzo, dijo que buscaba a una galana “normal”. Y con ello no quiso decir “fea”. Por lo que hemos visto, la temática de la telenovela requiere que la protagonista no ostente un cuerpo 10, sino que sea una mujer normal, de esas que abundan en nuestro país: luchadora, peleada con todas las dietas , ocurrente, soñadora. Ese es el rol.
Martin Hahn (al igual que Leonardo Padrón lo hizo en “Ciudad bendita” con Roque Valero y Marisa Román), se atrevió a retar las convenciones sobre la imagen que se tiene de los protagonistas. Seleccionó a sus actores pensando más en el personaje diagramado, buscando a ese actor o actriz que encarne más en sus características psicológicas que sobre las físicas. En el caso de “Mi ex me tiene ganas”, Daniela borra su sobrepeso con su aquilatado histrionismo, que desborda y se come la pantalla. Parada frente a sus bellas amigas, ella resplandece y las minimiza, y no con sus medidas tipo Chica Osmel, sino con oficio, haciéndonos olvidar sus kilitos sobrantes, de la misma forma que en “Ciudad Bendita” Roque Valero nos hizo obviar su nariz aguileña y Marisa Román su cojera. Dicen que Daniela tendrá seis meses para bajar algunos kilos, pues Pilar, su personaje, así lo exige, por moverse en un mundo de belleza y glamour. Así irá moldeándose una nueva apariencia, que estamos seguros ni falta le hará, pues ya con pocas semanas en el aire, rellenita y todo, ha conquistado al público con su belleza interior y su enorme talento ¡TAPADA LA OLLA!
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