Enorme Cain al coquetear con la inmortalidad en San Francisco
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"Desde que era niño he deseado tirar un sin hits ni carreras, pero nunca lo he logrado".
Estadio lleno, primer juego del año en su casa, contrato recién firmado. Son muchas cosas que pueden revolotearle en el estómago a un pitcher cualquiera.
¿Quién dijo que Matt Cain es un lanzador cualquiera?
Cain lanzó una perla que pudo haber sido el 21er juego perfecto de la historia de las Grandes Ligas de no ser porque su propio colega, James McDonald, le pegó sencillo con dos outs en el sexto episodio.
"Yo estaba debajo en la cuenta y él conectó esa pelota muy bien", aseguró Cain. McDonald promediaba .069 de por vida en las Grandes Ligas antes de ese batazo que le cambió el curso a la historia.
Todos los demás peloteros de los Piratas de Pittsburgh fueron retirados en sucesión, como si fuera una procesión, incluyendo 11 ponches, a uno del tope personal de Cain en las Grandes Ligas.
Quizás el único otro batazo que hubiera significado un hit fue un roletazo bostezante de Andrew McCutchen con dos outs en el cuarto inning, pero el promisorio paracorto Brandon Crawford se adelantó como una pantera, fildeó con la mano limpia y liquidó al veloz corredor con un certero tiro.
Tan curioso fue este desenlace que fue la novena ocasión en la historia que se arruina un juego perfecto por embasarse de alguna forma el pitcher contrario, dato suministrado por Trent McCotter, vicepresidente del Comité de Reglas de la Sociedad de Investigadores del Béisbol (SABR).
La vez anterior ocurrió en 1986.
De paso, fue apenas la tercera vez que un lanzador pega el único imparable en lo que hubiera sido un sin hits ni carreras, de acuerdo a Elias Sports Bureau.
"En realidad no importa, ganamos y eso es todo lo que queríamos", subrayó con humildad Cain, quien hace menos de dos semanas firmó una extensión contractual por seis años y $127.5 millones.
La lechada frente a los Piratas el viernes 13 de abril ante un lleno de 41,138 en el primer cotejo de 2012 en el AT&T Park, fue la quinta de Cain en las Grandes Ligas y su tercera en juegos definidos por 1-0.
"Le iba tan bien que pensamos que tenía chance de hacerlo", aseguró Posey. "El siempre lanza bien, pero hoy lo hizo realmente bien".
Un detalle curioso de la joya de pitcheo es que un lanzador raras veces admite que sabía que estaba tirando un sin hit ni carreras. Ese no fue el caso de Cain.
"Siempre estoy consciente de esas cosas", comentó con sinceridad el derecho de 27 años de edad. "Desde que era niño he deseado tirar un sin hits ni carreras, pero nunca lo he logrado".
Su dirigente, Bruce Bochy, que ha visto unos cuantos juegos excelentes del derecho nativo de Alabama, supo desde temprano que Cain estaría en su día.
"Desde el primer inning supe que tendría un juego grandioso porque me dí cuenta de que lucían bien todos sus envíos", proclamó Bochy.
De hecho, aunque Cain no lo dirá públicamente, Bochy expresó que quizás le preocupaba haber dejado mal parado a su equipo en su apertura inicial, en la que se le escurrió una ventaja de 6-0 frente a los Diamondbacks en Arizona.
"Estaba molesto consigo mismo y se sintió responsable por eso", comentó Bochy.
Aubrey Huff impulsó tres carreras, dos con ellas producto de su primer cuadrangular de la temporada y el dominicano Melky Cabrera anotó dos veces y bateó de 3-2 al subir su promedio a .414, para darle a Cain mucho más apoyo de lo que en realidad necesitaría en su tarde brillante en la Bahía.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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