El secuestro de Wilson Ramos no es ninguna novedad. Tampoco entre los deportistas profesionales venezolanos, sobre todo entre aquellos que dan el salto a las grandes ligas de béisbol que se disputan e Estados Unidos. La diana se centra sobre los jugadores o su entorno más cercano. Así fue raptada, por ejemplo, la madre de Ugueth Urbina, por la que los secuestradores llegaron a pedir seis millones de dólares.
Algunos casos llegan a ser dramáticos. Como el de Víctor Zambrano, que primero tuvo que ver cómo mataban a su primo en un intento de secuestro y días más tarde recibía la noticia de que habían raptado a su madre. Otros deciden tomar el camino rápido y pagar a los captores. Así lo hizo Yorvit Torrealba, de los Texas Rangers, para liberar a su hijo, interceptado mientras sus tíos lo llevaban al colegio.
Las autoridades venezolanas insisten en la necesidad de denunciar los hechos. En los últimos once años los secuestros en el país han aumentado en un 470%, lo que ha colocado a Venezuela en la lista de países más inseguros del mundo. «Reconocemos que falta mucho por hacer», explicaba Tareck El Aissami, ministro de Relaciones Interiores y Justicia venezolano, en la rueda de prensa en la que se ha informado del rescate de Ramos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario