miércoles, 19 de octubre de 2011
LAS ORQUESTAS JUVENILES son utilizadas como herramienta de propaganda para un régimen que no le tenía ningún aprecio a la cultura
Saul Godoy Gómez
El Sistema Nacional de Orquestas Juveniles de Venezuela (SNOJV) es una de estas instituciones que ha venido sirviendo cabalmente al país; en su núcleo central está el esfuerzo por humanizar y desarrollar el carácter de sus miembros, que son en su mayor parte jóvenes venezolanos, niños que, por medio de la música, encuentran las destrezas y la cultura que debería hacerlos mejores hombres y mujeres, respetuosos ciudadanos y venezolanos dignos.
Desde sus orígenes (la idea seminal fue impulsada por el Dr. Luis Alberto Machado cuando fue ministro de la Inteligencia en el gobierno del presidente Luis Herrera Campins), el maestro José Antonio Abreu, economista, músico y hombre público (por no decir político, pues ocupó un alto cargo en el segundo gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez), fue quien dirigió este esfuerzo, llevando la nave de las orquestas de manera eficiente y exitosa entre las turbulentas aguas de la política nacional.
Quienes lo han conocido de cerca, hablan de un hombre muy hábil en el campo de las relaciones humanas, un excelente gerente, con un olfato muy fino en cuanto a las oportunidades, se ha destacado en convertir a banqueros e industriales importantes, embajadas y organizaciones internacionales en mecenas de su ambicioso proyecto, y tenía con que hacerlo; desde un principio las orquestas trabajaban como un delicado mecanismo de relojería, nunca bajando la intensidad del trabajo, de ensayos y presentaciones, y escalando poco a poco en calidad y puestas en escena. Como se trataba de un esfuerzo de un alto impacto visual, sonoro y cultural que siempre ocupó un lugar predominante entre los logros de los diferentes gobiernos; su labor en procurar fondos del Estado era igual de intensa, siempre ocupado en que sus orquestas aparecieran de primero en las listas de asignaciones presupuestarias y de donaciones. Tenía que ser así, se trataba del esfuerzo cultural más costoso del país.
Pero lo verdaderamente increíble del maestro Abreu es su capacidad de sobrevivencia, quebraban los bancos, cerraban las empresas, huían los empresarios, cambiaban los gobiernos y el maestro, como un oso polar, saltaba entre los pedazos de hielo en un témpano que constantemente se resquebrajaba, y en los peores momentos de crisis del país el SNOJV siempre parecía flotar boyante, el maestro Abreu aparecía sonriendo entre los nuevos detentores del poder. La institución pudo de esta manera madurar y cosechar éxitos mundiales, dándole al orbe una camada de jóvenes músicos de primera magnitud y un sistema de orquestas que podía ser franquiciado internacionalmente. Pero vino el gobierno revolucionario de Chávez y fue cuando nos dimos cuenta de que algo no funcionaba bien.
Indudablemente, la participación del Estado era fundamental para que las orquestas existieran, igualmente de notable era la participación de las orquestas en importantes eventos de orden político, como parte de los actos públicos y oficiales, pero con Chávez, esta "política" se convirtió en un pacto con el diablo, las orquestas empezaron a ser utilizadas como herramienta de propaganda para un régimen que no le tenía ningún aprecio a la cultura y mucho menos a la libertad. Supongo que los responsables de las orquestas pensaban, como muchos "colaboracionistas" de los regímenes de fuerza, que la música es un valor universal y nada tiene que ver con la política, o que lo importante es la labor social del SNOJV y, por lo tanto, "no podemos poner en riesgo lo que tanto nos ha costado"... las excusas sobran y todas son buenas si nos tapamos los ojos y no vemos la responsabilidad moral.
Lo que acaba de suceder en Ginebra, Suiza, durante las secciones de examen de Venezuela por parte de la ONU, en relación a su comportamiento en el tema de los derechos humanos, es simplemente lamentable y vergonzoso. Nuestras orquestas son usadas como mamparas, como grotesco espectáculo para encubrir uno de los gobiernos del mundo que más viola los derechos humanos. Fue un ingenuo intento de tratar de echar tierrita a los ojos del mundo para que no vieran el rastro de sangre, miseria y dolor que este gobierno deja a su paso en el tratamiento de sus connacionales.
Ni una voz de protesta, ni un reclamo, ni la menor resistencia se ha hecho desde el SNOJV al participar de este "show" con los torturadores y carceleros de veinte millones de venezolanos. Cuando la dignidad y la libertad se sacrifican por una partida presupuestaria, creo que llegó la hora de revisar las prioridades de la institución, y al maestro Abreu, reclamarle su actitud entreguista de una institución que es de todos los venezolanos.
saulgodoy@gmail.com
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