TONY LARUSSA, y la zancadilla para provocar la caida de la ilusión cervecera
Manolo Hernández Douen
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Como raudos corceles, los Cerveceros galoparon la División Central con seis juegos de ventaja sobre los Cardenales.
Pero el duelo entre ambos por el título de la Liga Nacional pudiera derivar en un desenlace totalmente diferente.
Porque Tony LaRussa y la sorprendente novena de San Luis cuentan con las herramientas indispensables para producir otro descalabro en camino a su primera Serie Mundial desde el 2006.
La Serie de Campeonato de la Liga Nacional será la batalla entre los mismos equipos que disputaron el Clásico de Octubre de 1982.
Aquella vez, los Cardenales, dirigidos por Whitey Herzog, superaron en siete juegos a los Cerveceros, piloteados por Harvey Kuenn. Milwaukee, que obtuvo tres victorias más que San Luis en la temporada regular de aquel año, pertenecía en ese entonces a la Liga Americana.
En esta ocasión, los Cerveceros convirtieron su División en un paseo de salud, mientras los Cardenales avanzaban a los playoffs como wild card en un final de temporada de película.
Aunque es cierto que clasificaron a última hora, empero, hay que tomar en cuenta que los Cardenales obtuvieron 90 victorias y que fueron un equipo muy diferente a partir de la segunda mitad por la adquisición del paracorto dominicano Rafael Furcal y la recuperación física de su estelar primera base, el también quisqueyano Albert Pujols, uno de los peloteros más completos de la II Guerra Mundial para acá.
Tampoco se puede eludir el hecho de que San Luis acaba de sorprender en la Serie Divisional a los poderosos Filis de Filadelfia, el equipo que ganó la mayor cantidad de juegos este año en las Grandes Ligas (102) y de paso poseedor de una de las rotaciones más fabulosas de la historia.
Chris Carpenter, verdugo de los Filis por 1-0 en el quinto y decisivo partido de la Serie Divisional, tiene poco o nada que envidiarle a los mejores lanzadores del Béisbol de Lujo en la década reciente. Si la justa se prolonga a siete cotejos pudiera abrir en dos de estos: el tercero y el séptimo.
Un repaso a las estadísticas de la temporada sugiere cifras más sorprendentes de lo imaginable.
San Luis (.273) tuvo mejor promedio colectivo que Milwaukee (.261) -hasta se embasó mejor, .341 a .335-, impulsó más carreras que su oponente (726-693) y anotó en más ocasiones (762-721), aunque los Cerveceros fueron mejores en el renglón de los cuadrangulares 185-162.
En contraste, el pitcheo colectivo fue favorable a los Cerveceros 3.63 a 3.74.
Y no es que Milwaukee trituró a San Luis. Los Cerveceros se dieron banquete con los demás equipos del Centro, pero quedaron 9-9 con sus actuales rivales por los máximos laureles del Viejo Circuito.
Es obvio que va a ser difícil contener a cañoneros del calibre del fabuloso dueto de la destrucción Ryan Braun-Prince Fielder, pero a lo largo de la temporada los Cardenales supieron lanzarles bien.
Por ejemplo, Fielder hizo puré de los Astros de Houston (.458, 18 carreras impulsadas) y los Mets de Nueva York (.455, 14 impulsadas). Remolcó 11 frente a los Cardenales, es cierto, pero fue contenido en .233 por el pitcheo de San Luis, pese a que cerró la temporada en general en .299.
Braun logró 56 de sus 111 impulsadas entre cuatro oponentes, pero ninguno de ellos fueron los Cardenales, que lo supieron maniatar en .225, con siete remolcadas, incluyendo .152 en el Busch Stadium. Y hay que tomar en cuenta que el valioso jardinero izquierdo casi, casi, casi ganó el título de bateo del Viejo Circuito, con un jugoso .332.
¿Casualidad? Diría más bien capacidad del pitcheo de los Cardenales para frenar a dos colosos, gracias a los consejos de su experto instructor de lanzadores, Dave Duncan.
No es que se quiera apuntar que va a ser una tarea fácil para los pájaros rojos. Todo lo contrario.
La serie a siete juegos arranca en Milwaukee y eso de por sí es una ventaja sustancial, aunque tampoco se puede olvidar que San Luis ganó la contienda previa iniciada y concluida en Filadelfia.
Ron Roenicke cuenta con un brazo sólido para cada contienda y eso es algo grande a su favor. Zack Greinke, quien iniciará dos y quizás hasta tres veces en la justa, nunca perdió en 15 aperturas del 2011 en el Miller Park (11-0, 3.13).
Y si los Cerveceros llegan al séptimo inning en ventaja cuentan con un trío envidiable en el japonés Takashi Saito, el venezolano Francisco Rodríguez y John Axford, con 446 salvados de temporada regular entre los tres.
Si Braun y Fielder le rompen el embrujo al hechizo que les metió el pitcheo de Duncan otro gallo pudiera cantar, pero no hay duda de que los Cardenales tienen como salirse de nuevo con la suya en ruta a la finalísima beisbolera.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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