Blog de Víctor José López /Periodista

miércoles, 18 de mayo de 2011

Sálvese quien pueda cuando explote González

Jim Tracy siempre ha tenido extraordinaria fe en Carlos González.
Aún cuando el venezolano bateaba para .188 el 6 de julio del 2009.
Carlos González nunca se ha desesperado, pese a que sus
números no estuvieron a la altura de su enorme calidad en la
primera cuarta parte de la temporada.
(Foto por Ryan McKee/Colorado Rockies)



Manolo Hernández Douen

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Y el piloto de los Rockies de Colorado no va a cambiar su punto de vista ahora, aún cuando su jardinero izquierdo llegó a promediar apenas .214.

“Carlos se pondrá en marcha, eso se lo prometo a usted”, aseguró Tracy, cuyos Rockies estaban en la pelea por la cima del Oeste de la Liga Nacional, pese a la arrancada discreta de sus dos principales cañones, González y el paracorto Troy Tulowitzki (.248 el 8 de mayo), así como un comienzo gris de su estelar lanzador abridor, el dominicano Ubaldo Jiménez (5.88 en sus primeras cinco aperturas).
De hecho, Tracy consideraba que de un momento González iba a comenzar a demoler a los lanzadores, como lo hizo en el 2010 cuando fue tercero en la votación por el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional por su título de bateo con .336, así como 34 jonrones y 117 carreras impulsadas.
“Si usted es un equipo oponente [a los Rockies], mantendrá los dedos cruzados con la esperanza de que Carlos coja su paso tres días más tarde después de que comience esa serie con la novena suya”, expresó Tracy a una pregunta de Béisbol por Gotas, sin titubear al pronunciarse en torno a la enorme confianza que tiene en el venezolano de 25 años de edad.
“Se va a producir una explosión en un momento determinado y cuando eso ocurra, bien fuera en Denver o cualquier otro estadio, nadie querrá ser el equipo desafortunado en enfrentarlo”, dijoTracy, quien está en su cuarta temporada como dirigente de los Rockies.
Obviamente, le va a costar trabajo a González levantar su promedio de bateo, pero cuando retorne su consistencia va a ser de enorme utilidad a la alineación de los Rockies.
A nadie le gusta que su porcentaje de bateo esté más cerca de los .200 que de los .300, pero González no estaba preocupado por su comienzo discreto.
En este sentido, le ayuda el hecho de que ya sabe lo que significa tener o no tener éxito, gozar de altos números o padecer por momentos nefastos. Es la diferencia entre contar ya con cierta experiencia en el Béisbol de Lujo o ser apenas un pelotero que da sus primeros pasos temiendo tal vez que lo vayan a bajar ante cualquier eventualidad.
“Eso es lo bueno”, aceptó González. “Ahora tengo mayor confianza, tengo mayor experiencia.
“Antes, cuando muchacho, tenía muchísima presión”, comparó González. “Todo el mundo esperaba cosas buenas, pero todavía no habíamos hecho nada. Yo sé ahora que puedo jugar a este nivel".
Varios factores pudieran ser analizados para definir el porqué uno de los mejores bateadores de las Grandes Ligas en el 2010 no estuvo a la altura de su calidad en el primer cuarto de la temporada del 2011.
Lo importante fue, empero, que “Car-Go” nunca apretó el botón del pánico.
“No hay ningún tipo de desespero”, afirmó González al ser entrevistado para esta columna. “Hay mucha pelota por jugar. Sé que poco a poco las cosas van a llegar”.
Técnicamente, sí había algo de malo en la forma de batear del jugador nacido en Maracaibo, en el estado Zulia, cantera de excelentes peloteros ubicada al occidente venezolano. De esa calurosa región es Luis Aparicio, solitario representante de su patria en el Salón de la Fama de las Grandes Ligas.
“Estaba haciendo algunas cositas diferente, pero estoy haciendo ajustes”, analizó. “Me estaba saliendo un poco de la zona de strike, haciéndole swing a pitcheos malos.
“Más que todo, me estaba haciendo yo más out que los pitchers a mí”, enfatizó González. “Estaba saliéndome de lo que es mi rutina, de lo que es mi juego. La mecánica poco a poco va volviendo a su lugar. Mientras vamos progresando, no importa lo rápido que vaya. Puedo ir lento, puedo ir rápido, pero sé que poco a poco puedo llegar a mi nivel”.
Otra teoría en torno a la arrancada de González se refiere al peso físico con el que acudió a los Entrenamientos de Primavera, no porque estuviera gordo sino porque adquirió entre temporadas unas cuantas libras de puro músculo.
“Yo llegué aquí con 222 libras, pero sabíamos que íbamos a bajar ese peso”, informó González. “No era el mío, sino algo que he ganado con pesas. Durante la temporada se hacen menos pesas, uno se enfoca más en el juego”.
Mecánica o peso, tal vez incida más en el rendimiento de un pelotero el hecho de que pudo haber perdido parte de la perspectiva de disfrutar del juego en sí. Y esto es algo que necesita ser cuidado de una manera bien especial, de acuerdo al criterio de esta gran promesa convertida en realidad.
“Este es un juego que hay que tomarlo muy en serio, pero aparte de hacer el trabajo también hay que divertirse”, acentuó. “A veces uno se toma las cosas muy a pecho y se te olvida la parte que te emociona, la que te da la alegría. Hay que salir a divertirse al jugar a la pelota”.
Los que no se van a divertir mucho son los que tengan que enfrentar a González cuando recobre al ciento por ciento de todo su enorme potencial.
Eso ya lo sabe el estelar abridor de los Gigantes de San Francisco, Tim Lincecum, quien fuera víctima de un bambinazo productor de tres carreras bateado por González el lunes 16 de mayo en las Montañas Rocosas para decidir la victoria de los Rockies por 7-4.
Al momento de culminar dicho desafío en Denver, ya González tenía siete carreras impulsadas en sus seis juegos más recientes.
Como bien lo pronosticó Tracy, sálvese quien pueda cuando se produzca la explosión.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.

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