CHIMIRASOS

Al régimen comunista de ChAtila El VerdHugo hay algo que reconocerle: es persistente, más bien tozudo. Tanto Esteban Dido como sus “ministros” perseveran en las mentiras y en la manipulación de los hechos de una forma tal que los venezolanos, que no somos imbéciles, estamos por aceptar que no son tan malos como actores, o son unos androides fabricados en Cuba o China a quienes les han insertado en el cerebro una especie de pendrive con los guiones de lo que deben decir públicamente. Ahora sale el “Comanadante in-Fausto” Alí Rodríguez a regañarnos porque y que estamos abusando con el consumo de energía eléctrica, y amenaza con nuevos racionamientos, cuando éstos en la práctica no han desaparecido, sólo que ahora se llaman “cortes programados por mantenimiento”, amén de los chorrocientos apagones “no programados”. La verdad es que la crisis eléctrica no se ha resuelto y las causas de la misma hay que buscarlas en los 12 años de: improvisación, falta de mantenimiento, fallas en los procesos de cobranza, politización del sector e inviabilidad institucional.

Tras doce años mintiendo
con el mayor desparpajo
ya nadie le cree un carajo
a este régimen horrendo.
En el fango se va hundiendo
al igual que los servicios,
son buenos en estropicios
y en manipular los hechos,
mientras el país maltrecho
va directo a un precipicio.

Un asunto ligado al anterior es el del riesgoso proyecto para construir plantas nucleares en Venezuela, “congelado” por los momentos por mi comandante El Yo-Yo, pero que sigue en el tapete. Por cierto Marianella Salazar en una de sus columnas toca el tema de manera si se quiere graciosa, si no fuera por la dolorosa realidad. Según ella, hace poco el incendio que hubo en Cavim pudo ser el epicentro de una tragedia descomunal en Maracay, por falta de previsión y seguridad. “Si el gobierno revolucionario no es capaz de evitar la explosión de municiones de bajo calibre, imagínense lo que pasaría en un accidente nuclear, cuando no estamos preparados ni siquiera para tres días seguidos de lluvia. La infraestructura en el país está en el abandono y los servicios públicos al borde de un inminente colapso general. Por si esto fuera poco, tenemos un gasto público que ahorca cualquier posibilidad de crecimiento, recuperación e incluso salvación. Mientras Hugo Chávez se mantenga al frente del gobierno, el país se dirige irreversiblemente a su propia destrucción, sin necesidad de desastres nucleares, terremotos ni tsunamis”.

Si no saben controlar una explosión
de un simple almacén de municiones,
con una planta nuclear, estos huev…
¡al mundo causarían su destrucción!

Reiterativamente el régimen de corruptos milicos acusa al “imperio” y al sector privado de todas las falencias de su pésima administración. Pero, además de otras áreas, en el caso de la vialidad pública este manido recurso evasivo no vale, ya que es responsabilidad absoluta del huésped de Miraflores el pésimo estado de avenidas, calles, carreteras y autopistas que existen en toda la geografía nacional. Después del equivalente a tres períodos de gobierno democrático (12 largos años), el hijo putativo del decrépito dictador Fidel Castro lo que ha hecho es hablar pistoladas, no ha construido nuevas vías y ha dejado en el abandono las que existían, aparte de la desidia demostrada ante los destrozos causados por las lluvias en lo que queda de la red vial “sobreviviente”. La actitud del responsable de esta estafa vial, es además criminal, porque afecta no sólo a quienes sufren accidentes mortales en las carreteras, sino a toda la economía nacional… El colmo es que el presupuesto del Despacho de la Presidencia se ubica en Bs. 3.415.000.000,00, mientras el presupuesto asignado para obras viales fue de Bs. 1.170.000.000,00… ¡mucho menos de la mitad!

Chacumbele, qué riñones,
sin vergüenza, sin empacho,
despilfarra en su Despacho
más del doble de millones
que para reparaciones
dedica a las carreteras.
Y el conductor desespera
maldiciendo ante la estafa
del Yo-Yo con su guachafa…
¡mientras cae en mil troneras!

LA TAPITA

Dicen que obras son amores
y ante las vías colapsadas,
el huésped de Miraflores
sigue hablando pistoladas.