VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ
Cuando Laureano Vallenilla y Pedro Estrada iniciaron la guerra contra los medios que osaran criticar, o insinuar críticas a la Junta Militar de Gobierno que integraron el abogado Germán Suárez Flamerich y los militares Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, una fría niebla cubrió las páginas de los diarios nacionales apareció la castración ideológica el bisturí de la autocensura o del terror.
El descontento se manifestó con persecuciones y cárceles, el sometimiento de los poderes a la voluntad del Ministro de la Defensa, hasta llegar al fraude electoral que exaltó al poder absoluto al teniente coronel Pérez Jiménez, hasta convertirlo en dictador absoluto por los próximos seis años.
Hubo una crisis profunda en el periodismo general, pero se revisó y regeneró con gran vitalidad el periodismo deportivo.
Muchos de los muy buenos reporteros y redactores que cubrían fuentes en sucesos, política o economía, tuvieron que buscar trabajo en las páginas deportivas que contruían grandes profesionales del diarismo. Hombres y visionarios como Abelardo Raidi, Herman Ettedgui, Gustavo Aguirre, Duilio Di Giacomo, Eleazar Díaz Rangel, Heberto Castro, Omar Lares, y muchos que le inyectaron modernidad, inmediatez, crítica, opinión y actualidad al periodismo deportivo que veníamos haciendo en nuestros diarios, con mucho sacrificio y escasos reconocimientos.
Vivimos en crisis, crisis que el ala al periodismo con prohibiciones, la satanización de los periodistas y el odio inducido e irracional contra medios y comunicadores no sometidos a la voluntad del régimen.
Hechos recientes se han mezclado y confundido con la información deportiva. Como ocurrió en el Mundial de Softbol, un Mundial de Beisbol Infantil y un Mundial de Beisbol. Son torneos traídos al país, más para satisfacer la propaganda política que por cumplir ciclos federativos de competividad. Inventos para lapropaganda política, en pocas palabras.
Hace poco, una sentencia obediente de un juez al prohibir informar, provocó que varios comunicadores, identificados con el régimen, dieran pasos de costado, algunos muy tímidos, ante la arbitrariedad del réginen... Un paso, siempre es un paso.
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