Blog de Víctor José López /Periodista

lunes, 16 de agosto de 2010

¿Qué nos sucede a los venezolanos?


Una actitud que contradice lo que fue su mejor logro



VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ

Cuando Jim Joyce le quitó con una mala decisión el juego perfecto a Armando Galarraga, la reacción del cumanés fue inesperada. Otra persona habría reaccionado con violencia, y todos lo habríamos comprendido.
Es terrible ponerse en la piel de un lanzador que despachara al hilo 26 outs consecutivos y un umpire, mal colocado, le estropera la perfección de un partido, sin hits y carreras.Un error imperdonable, tal y como atestiguó el documendo del video de la TV.
Galarraga logró más notoriedad por su buen carácter, nobleza y conducta que por haber logrado el juego perfecto.
Lo ponderamos. Nos sentimos orgullosos del gentilicio y nos llenamos la boca diciendo “es que así somos” …
La verdad la demuestran los hechos cotidianos en las ciudades, en la vida de los venezolanos,no somos así de civilizados y somos una sociedad groseramente agresiva y violenta.
Lo sucedido con la actitud agresivade Carlos Zambrano, conducta reiterada conta de sus propios compañeros de equipo, condujo a la Gerencia de Cachorros de Chicago a buscar la ayuda de un Siquiatra para reeducar al porteño.
Algo como ocurre ahora con Francisco Rodríguez, quien en el Club de la Familia del Citi Field de Queens provocó una reyerta con el padre de su compañera, en la que intervino la propia mujer del pelotero.
La reacción de la Gerencia de Mets de NY es la misma de los Cubs: que busquen a un siquiatra.
Ahora es Armando Galarraga que el domingo en el segundo inning del juego contra White Sox protagonizó un penoso alternado con Alex Ávila y Gerald Laird, dos compañeros, dos receptores en Detroit.
La riña fue impedida por los propios peloteros, pero el penoso incidente fue transmitido por la televisión.
Antecedentes los hay, como fuera el caso de Ugueth Urbina quien protagonizó peleas en dogouts de distintos equipos y quien es, para Francisco Rodríguez, su paradigma.
Todo ocurre cuando la ciudad de Caracas está catalogada como la segunda urbe más violenta de América, y un funcionario del gobierno se ríe a man díbula batiente cuando le restrirgan en su propia cara las terribles cifas de la violencia en Venezuela.
¿Qué nos sucede a los venezolanos?

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