Marinos escribe una final con letra de thriller
VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ
Confesamos que cuando le solicitamos espacio a Juan Leonardo Lanz, nuestro riguroso Jefe de Información para escribir esta nota, lo hacíamos a conciencia que Marinos de Anzoátegui no sería capaz de remontar la diminuta distancia que le separaba en la tantera de Cocordilos de Caracas. El lapso que le separaba del final se nos hacía infranqueable, según nuestro muy flaco criterio ya que confiábamos en que "Mama Osa" sabría moverse en el tablero del ajedrez y además por la velocidad con la que se movían los dígitos en el reloj.
Un segundo apenas, y todo cambió. Fue la hecatombe para un quinteto que se sentía triunfador, que respiraba como campeón cuando el balón cruzó la cancha proyectada por un mortero humano, Dos Smith que cambiaría un 92 - 90 desfavorable por una victroa de 93 para Marinos por 92 de Cocodrilos. Un triple en el último segundo, como en el guión de un thriller deportivo, para lograr el triunfo que pone la serie 3-2.
¡Espectacular!, que Cocodrilos se trajera el título de Puerto La Cruz, humillándoles en su propio tabloncillo de La Caldera del Diablo.
Caracas, maltratada por las circunstancias, ha vivido la intensidad de las tres finales de los tres equipos de sus amores. Y los tres , antes sus más enconados rivales.
Leones del Caracas en el beisbol tuvo que dirimir el título ante el Magallanes, su rival histórico; y tuvo que viajar hasta el José Bernardo Pérez para traerse de Valencia la Copa de Campeón de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.
Algo parecido alo que le sucedió al Rojo del Ávila, al Caracas F.C. que tuvo que ir hasta la xcoredial San cristóbal para buscar ante el deportivo Táchira la Copa de Campeón Absoluto del fútbol venezolano.
Ambos lo lograron, y es lo que busca el Cocodrilos de Caracas en el baloncesto.
Los muchachos de la Cota Mil sienten que están obligados a rematar con el "triplete" para la capital, y de paso rendirle un justo homenaje al gran Guillermo Valentiner, el sembrador de sueños en los surcos del terreno deportivo de la ciudad que tanto quiso y por la que tanto luchó.
Cocodrilos tuvo la cucharada de miel en los labios, pero en un segundo se le convirtió en vinagre. Ahora debe esperar, seguir soñando y ver si el Acorazado de deja hundir.
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