Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 8 de abril de 2010

DOS ALMENDRAS AZULES


ÁNGELES MASTRETTA


Pilar Mata tiene los ojos como dos almendras azules. Es una mujer suave y bondadosa, alegre e iluminada. Difícil dar con mucha gente así. Sobre todo cuando uno sabe que esa gente creció en una batalla y la ganó. Está en paz consigo y eso se nota hasta en la voz con que me escribe, porque hace mucho que no nos vemos, pero a cada tanto llega a mi buzón algo suyo. Ahora le nació, como una flor en el pelo, el deseo de mandar a sus corresponsales un exhorto que es frecuente por nuestro puerto, pero que no abunda en nuestra sociedad. Es un llamado a la alegría. No faltan quienes enloquecen cuando uno propone ver lo bueno que hay en el mundo. Más bien abundan los enardecidos, los que se empeñan en alimentar el miedo y la certeza de que vivimos en el peor de los mundos. Pilar es tan buena que cree en esta maravilla no sé qué tan cierta, pero sí sé qué tan urgente, de que si uno invoca lo bueno, atrae lo bueno. “Es imperativo que le pidamos amablemente a todo el mundo que deje de ver y pensar en tragedias”, dice el ruego del mensaje que me reenvió. Quienes lo escribieron creen que si los humanos, con nuestras "mentes cada vez más poderosas", nos concentramos en cataclismos, los llamamos. Yo no puedo suscribir con fe de carbonero esta premisa, no creo que pensando en catástrofes provoquemos catástrofes, nuestra especie, por más fervor que pongamos en ella, vive en la costra de la tierra y ni la hace temblar ni la aquieta. Lo que sí creo es que vivir hablando de que estamos en el peor de los mundos, termina por volverse vivir en el peor de los mundos. Porque somos lo que oímos y lo que hablamos. Somos nuestras plegarias y nuestro canto. ¿Qué queremos cantar?

Punto: En catorce estados de la Unión Americana, ya es legal el consumo de mariguana para fines médicos. Entre ellos California, entidad que comparte cientos de kilómetros de frontera con México. Ahí se legalizó el uso de doña Maria Juana en 1996. Se necesitan permisos y recetas médicas, pero como las que se dan para comprar antibióticos o relajantes con otra química.

Escribe Leo Zuckerman: “Yo propongo que, al día siguiente de que se legalice en definitiva el comercio y el consumo de la mariguana en California, México legalice el cultivo y la exportación de cannabis a ese estado. Y que también se les cobren impuestos a todos los empresarios involucrados en esta actividad que seguramente será muy lucrativa. No es que yo esté intoxicado al escribir esto. Es que, por fin, los californianos están admitiendo que la prohibición de la mariguana es una política pública errada que, simple y sencillamente, no funciona. Que ya llegó el tiempo de tratarla como a las otras dos drogas, el alcohol y el tabaco, que son un problema de salud pública, no de policías y narcotraficantes.”

Punto y seguido: Firmo aquí mi adhesión a la propuesta de Leo. El que quiera volar viendo elefante, que vuele. Ya estamos grandes. Y los que quieran descabezarse por un mercado que paguen impuestos y no que haya que invertir los nuestros en perseguirlos.

Música para hoy: Y volviendo a que somos nuestros sonidos: Mozart: concierto para arpa y flauta en do mayor. K 299. Dirige Eduardo Mata. Yo no encuentro mi disco, pero a cada rato lo oigo en mi cabeza.

Y a propósito de no encontrar: Como voy a ir a lago de Como, alrededor del cual sucede la novela de Alessando Manzoni I promessi sposi, traducido al español como Los novios, quiero volver a leerlo. Y no le encuentro en mi librero, pero tampoco en las librerías. Que no luego venga la publicidad de la Gandhi a decir que menos Face y más book. Porque la respuesta fue “no hay”, “no está en el catálogo”. Sé que lo encontraré en España, pero quería tenerlo desde ahora.

Promesa: Voy a ver en Italia a un amor de mi papá: Ludovica. Mañana les cuento.

No hay comentarios: