LO QUE HACE con las manos, lo desbarata con los pies el teniente coronel Chávez. A pesar de que Colombia había solicitado mucho antes que Venezuela organizar el Mundial de Fútbol Sub 2011, Venezuela gracias al éxito de la Copa América 2008 había desplazado a los neogranadinos en la preferencia de FIFA para ser sede de este torneo. Portugal era el tercer candidato, pero el hecho de no presentar los recaudos exigidos y a tiempo lo ha dejado fuera y le quitó fuerzas en medio de la UEFA. Así que la competencia entre los vecinos Colombia y Venezuela, se inclinaba por nosotros, ya que no deja de influir el estado de guerra que padece la nación hermana…Hasta que abrió la boca nuestro incontenible presidente para calificar de “Nazi” a la Canciller de Alemania. Sucede que el Vicepresidente de FIFA es alemán, y supo del malestar que produjeron las palabras de Chávez en Alemania y Europa. Así que el Káiser Franz Beckenbauer, también amigo cercano de la señora Ángela Merkell, ha solicitado “soto voce” favorecer a Colombia, país que recientemente recibió con afecto y honores a la señora Merkell. Otro voto interesante, en el que ha de influir la bocanada de estupidez del bocazas caribeño es Brasil, a pesar de las aparentes carantoñas de Lula con Chávez. Merkell acaba de repotenciar la industria automotriz brasileña, abriendo miles de puestos de trabajo bajo las iniciales de Volkswagen, lo que sabe agradecer Lula y todo Brasil. ¡Menuda la tarea Rafael Esquivel en Sydney! Esquivel, gracias al apoyo de Victoria Mata, ministra del Deporte de Venezuela, había superado todos los inconvenientes, se había colocado en el área chica y estaba a milímetros de hacer el gol hasta que vino Chávez y abrió la boca.
HOY HAY TOROS en Santa Rita de Casia, a veinte minutos de Maracay. Jesús Colombo vuelve a vestirse de luces, para decirle adios a la afición. Lo hará en compañía del valenciano Rubén Darío, el tachirense Julio César Vanegas y el rejoneador emeritense Francisco Javier Rodríguez. Se lidiarán astados de distintas ganaderías.
ENTRE LOS FANTASMAS del recuerdo de aquella ciudad que no volverá, están los sitios para los remates de la parranda, las fiestas o simplemente para los noctámbulos. La cafetería del Broadway, con su inimitable sopa de cebolla o pollos en canasta. Las tostadas de los hermanos Álvarez y las polleras en Plaza Venezuela. Areperas como El Avión, o fuentes de soda como La Campiña, el Tip Top en El Conde, Centro Médico de Caracas en San Bernardino y La Florida a nivel de la esquina de lo que ahora es la inmensa mole de La Previsora en Sabana Grande. Entre aquellos recovecos estaba una venta de tostadas muy original, era El Trolly. Tostadas de queso con tocineta, que hicieron furor hace más de 40 años. La sorpresa ha sido grata, al reencontrarnos con don Manuel Ángel Correa Brito, un canario de La Gomera que lleva la tontería de 44 años de habilísimo y muy cordial mesonero en El Trolly, el nuevo, en Las Mercedes. Este simpático personaje, goza de una memoria impresionante. Como si fuera ayer recuerda sus conversaciones con Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Jorge Negrete y Pedro Infante, quienes como Los Panchos. El Mariachi Vargas de Tecalitlán o Los Tres Ases, gustaban de rematar de madrugada en El Trolly, cuando la gira de sus actuaciones hacía puerto en Caracas. -“Ahora es Luis Miguel, Alejandro Sanz o Shaquira quienes vienen de madrugada a ser atendidos en El Trolly”.
La venta de tostadas hace ya tiempo dejó de ser aquel “Tabaco” de avioneta para convertirse en fuente de soda “art deco”. Continúa siendo sitio de encuentro de venezolanos de todas las tendencias religiosas, políticas o beisboleras. Así que vestida toda de roja rojita divisamos en un rincón a Titina Azuaje, la media clase flamante ministra de Turismo del régimen, y a un par de mesas más allá en el centro del local al exgobernador de Miranda Enrique Mendoza, acompañado por una hermosísima dama rubia – que no es Irene- y un par de guardaespaldas sentados en la misma mesa pero a prudente distancia de la conversación de Mendoza con la catira. La Caracas grande sigue siendo la ciudad chiquitica como un pañuelo
EN NUESTRA anterior entrega recordamos las palabras de don Heriberto Álvarez (83), la arepa (tostada) conocida como Reina Pepiada. Una historia que comienza, como relata don Heriberto “cuando mi papá murió, estando nosotros muy jóvenes. Mi mamá nos trasladó desde Trujillo para Caracas en un camión de estacas. Nos instalamos en la Esquina de Cola e' Pato, en El Guarataro' Más tarde otra arepa se haría famosa, La Multisápida. Los Hermanos Álvarez la llamaron así, cuenta Heriberto, “porque Rómulo Betancourt hablaba de una política multisápida”. La arepa tenía un poquito de queso, otro poquito de chicharrón, otro de pollo… También fue famosa La Prohibitiva. Una tostada rellena de caviar, un invento como estrategia de ventas. La Reina costaba un bolívar y la gente se quejaba de que era muy cara, ya que las demás no pasaban de real y medio o real y cuartillo. Entonces llegó La Prohibitiva a 27 bolívares para que La Reina luciera mucho más barata. Otro éxito que recordarán los trasnochadores de la época fue el nombre con el que los Hermanos Álvarez bautizaron al mondongo. Inspiración en la figura de un borrachito maracucho que siempre pedía: 'Dame un nervioso'. Según él, era lo único que le quitaba el malestar”
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LIBROS.- Supe de su existencia cuando por iniciativa del entonces presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, doctor Ramón Guillermo Aveledo, se realizó el primer concurso literario de textos sobre el beisbol. Compartí responsabilidad de lectura con los doctores Freddy Castillo Castellanos y Joaquín Marta Sosa. Tuve la suerte de leer Crónicas del Valencia Industriales, obra escrita con mucho amor y profunda investigación por Carlos Manuel Alvarado. Este trabajo, importantísimo en nuestro concepto para conocer las bases del desarrollo de la pelota profesional en Venezuela, mereció elogios de tan ilustrados compañeros de lectura y del propio doctor Aveledo, entendido aficionado al beisbol y hombre de auténtica cultura literaria. Sin embargo no fue premiado. Hoy gracias a una edición de la Fundación Magallanes lo hemos vuelto a leer, encontrando en sus páginas revelaciones interesantes, sabrosas anécdotas y un relato que evidencia la importancia del beisbol en una sociedad capaz de construir una gran ciudad como Valencia, por lo que lo recomendamos a los aficionados al beisbol y a la historia del deporte en Venezuela.
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