Ha crecido la hinchada del Caracas FC, al extremo que el “12” fue el mejor frente a Cruzeiro de Brasil la noche del martes en el Olímpico. Una barra, animada, más no brava, que lleva la batuta del pleno que desborda la capacidad del escenario universitario. Fue la noche de la maravillosa confirmación del “10” Ronald Vargas y del agigantamiento de Vicente Rosales, que sacó de las redes la derrota y la humillación. Fue un empate a un gol, es cierto, pero debió ser un triunfo para El Rojo. Más para su barra, su hinchada y más por la historia de un equipo que la está escribiendo con letras doradas.
Vale señalar que cuando entró a la cancha Emilio Rentaría, todo cambió. El Cruzeiro se apelotonó, y al Rojo se le vió más contundencia. El pico de la botella se cambió para el vaso caraquista, y el fútbol que intentó imponer el conjunto de Belo Horizonte se hizo venezolano. Los dioses raposos sintieron sometimiento ante Rentaría y aunque finalizó el partido “en un pacto” – como diría nuestro admirado Pibe Lastra-, se sintió en la grada una bocanada de aire triunfal.
Desde muy temprano se veía como crecían los ríos rojos que venían de todas partes, para caer en cascada sobre el Olímpico de Los Chaguaramos. La inmensa grada cambió de verde degradé a rojo intenso, a medida que caía la noche. Uno que otro mechuzo se encendía tras el Arco Sur, mientras que los cánticos encontraban eco en la tribuna principal. Fue El Rojo el primero en pisar la cancha. Su salida provocó se estremeciera el escenario con la algarabía. Más intensidad en la agresión, con pitos y epítetos, tuvo la salida brasileña.
Me comentaba Jesús Vallenilla que “¡Cómo cambian las cosas”! Quien se iba a imaginar que se pitara a Brasil en el Universitario. Recordamos que antaño al caraqueño se le caía la baba con la boca abierta admirando a Pelé y compañía, primero con el Santos, y más tarde con la verde amarelha. Vimos gradas teñidas de amarillo, cuando jugaba Venezuela en las eliminatorias mundialistas. ¡Como toman nivel las aguas del fútbol en Venezuela!
Agregó Guillermo Yáber, -“Aún quedan en campo venezolano bastiones pintados de albiceleste, cuando se juega la vida La Vinotinto.
Ojalá y cunda la lección de la Barra del Rojo. Lleva un profundo mensaje de dignidad.
Sin embargo no calza la vocación de equipo de la barra con la susceptible superficialidad de la directiva de los avileños. ¿Qué pensaría el maestro Juan Rulfo y sus fantasmas, que deambulan por las páginas de Pedro Páramo, al escuchar que los directivos del Caracas FC se ofendieron porque el periodismo (Meridiano) recurre a la metáfora para apoyar la estrategia del profesor Sanvicente? Es mucho lo que tienen aún por caminar, por madurar y por vivir un poco de mundo. Se nota que, los directivos, son chiquiticos, carecen de la coraza que viste a los hombres y, por el contrario, se cubren con una piel hipersensible. Si no aguantan estas boberías, provocadas por la ignorancia del más elemental lenguaje, no tienen carapacho para aguantar una andanada del periodismo italiano, español o suramericano. Del alemán no lo sé, porque gracias a dios no entendemos el alemán.
Los fantasmas asustan, por eso espantan; y Meridiano tuvo razón, fueron once los fantasmas que espantaron al once tachirense.
¿UN NEGRO, O UNA MUJER en la Casa Blanca? ¿Hay Cambios en los Estados Unidos? ¿Cambio de imagen? ¿Cambio de apariencia? Hillary no cambiaría nada, se trata de una política profesional que no es distinta porque sea mujer, sino que es más de lo mismo porque es falsa. Con Obama ocurre lo contrario: no representa el cambio porque sea negro pues los negros no son distintos. Fíjese de los negros del África y del Caribe. Igualitos a los blancos, amarillos o cualquiera que sea político profesional. Los Estados Unidos es el país de la descarada hipocresía, de la llamada “corrección política”. Y la corrección política, que prohíbe fumar, no prohíbe mentir: aconseja mentir. Lo que importaría es que Clinton u Obama no mientan, no que fumen o no. Hillary, cuando fue Primera Dama prohibió el tabaco el la Casa Blanca, Obama fuma y no lo niega. El 80 por ciento de los norteamericanos fuman tabaco, y marihuana por lo menos el 50 por ciento. Franklin Delano Roosevelt, fumaba con boquilla y en público cuando fumar era todavía elegante. John Kennedy puros habanos, pero lo hacía a escondidas, pues él mismo acababa de imponer el embargo a las exportaciones de tabaco de la Cuba castrista. Bill Clinton en 1992 confesó que de joven había fumado marihuana. Cuando a Barak Obama le preguntaron en la televisión si él sí había inhalado su hierba cuando la fumó, respondió con franqueza: —De eso se trataba, ¿no? Lo que importa de Obama no es que fume, sino que no miente. Si alguien así resulta elegido a la presidencia de los Estados Unidos el cambio sería tan revolucionario como la elección del mismísimo George Washington, de quien se aseguraba que jamás en su vida había dicho una sola mentira.
ACHAGUAS celebró a media luz su Feria del Nazareno. Políticos por diferencias religiosas con las tradiciones de la histórica población llanera no apuntalaron los festejos como había prometido la Alcaldía que lo haría. Los Melódicos no fueron, se cayeron las fiestas y a la corrida de toros la boicotearon. Gracias a la entereza y honestidad de Erick Cortéz, que fue quien cargó con toda la responsabilidad como organizador, la corrida echó adelante. No cumplieron los ganaderos, pues algunas de sus reses impresentables dejan mucho que desear. Ahí, en la carencia de dignidad de algunos ganaderos venezolanos está, precisamente, una de las patas chuecas de la fiesta de los toros en Venezuela. Es cierto que Rafa Rodríguez cortó un rabo, que fue el triunfador a Ley, pero la Alcaldía no le reconoció ni el trofeo. Hubo que comprarle al párroco de Achaguas unos rosarios para la empresa entregarlos como premios. Siempre lo hemos dicho, está en las entrañas de los taurinos venezolanos el veneno que aniquilará el toreo nacional.
HACE 50 AÑOS, en la temporada de 1958, Yankees de Nueva York se tituló Campeòn de la Liga Americana. Se había convertido en el único equipo de la Gran Manzana, pues Gigantes y Dodgers habían abandonado Polo Grounds y Ebbets Field. Un millón 845 mil fanáticos apoyaron a Dodgers de Los Angeles con su asistencia en El Coliseo de Los Angeles, pero el equipo llegó de séptimo, es decir penúltimo en la Liga.
Fue, una vez más, Mickey Mantle el peloteo emblema de Nueva York: único yankee en jugar más de 138 juegos, en un en cuyo infield recordamos a Bill Skowron en la inicial, compartida con Marvin Thronberry, la intermedia de Gil MacDougald y Bobby Richardson y la esquina caliente defendida por Andy Carey. Era el equipo de Casey Stengel, que ganó su octava Liga Americana en nueve campeonatos. Yankees representó a la LA en la Serie Mundial contra Bravos de Milwaukee, Campeón de la Liga Nacional. Un equipo que recién había abandonado Boston.
El decenio de los años cincuenta fue de mucha movilización, pues si Bravos dejó Boston para ir a Milwaukee, y darle el campeonato de la Liga Nacional a la ciudad de la cerveza, Gigantes y Dodgers dejaron Nueva York para irse a California. El juego inaugural de la Liga Nacional, en 1958, metió en el Coliseo de Los Angeles, California, la bicoca de 167 mil 204 fanáticos en tres partidos. Dodgers llegaría de séptimo en la Nacional.
Otros viajeros en aquel decenio fueron los Carmelitas de San Luis, convertidos en orioles de Baltimore y los Atléticos de Filadelfia, el famoso equipo de Connie Mack, que se radicaría en Kansas City.
Ese año de 1958 Roy Campanella, histórico receptor que en Venezuela jugó con Los sabios del Vargas, sufrió un terrible accidente automovilístico que le dejó paralítico.
En 1958 el campeón bate de la Americana fue Ted Williams, con 40 años de edad. En la Nacional Willie Mays bateó para .347, pero el líder de la estadística fue Richie Ashburn, de Filis de Filadelfia, el equipo colista en el viejo circuito, con un average de .350. Jackie Jensen fue el MVP en la LA, Orlando Cepeda, Rookie del Año y ErniE Bank, short stop de Cachorros de Chicago, conectó47 jonrones, encabezando el departamento de cuadrangulares.
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