En Occidente, especialmente en Francia, proliferan los idiotas útiles de izquierda transformados en colaboracionistas del islamismo radical, incluyendo a “dirigentes” democráticos que continúan alimentando el buenismo y mostrando la otra mejilla, el populismo de dos caras frente a la inmigración y la política del avestruz ante el auge del islamismo, sin comprender que al religioso fanatizado es imposible llevarlo al terreno de diálogo y de la negociación, es como intentar convencer con argumentos filosóficos y humanistas al verdugo que ya alzó el hacha para decapitarte. Para Francia, como para cualquier otro país occidental, se plantea de nuevo el dilema que Churchill resolvió al afirmar: “Nunca debes intentar pactar con los que te han declarado la guerra”. Seguir leyendo
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