Blog de Víctor José López /Periodista

lunes, 7 de noviembre de 2022

ESPAÑA EN SU LABERINTO, escrito al alimón entre José Manuel García-Margallo y Fernando Eguidazu. por JORGE FERNÁNDEZ DÍAZ

 


El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo durante la presentación del libro de García-Margallo
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo durante la
 presentación del libro de García-
Margallo FOTO: DAVID MUDARRA

Anteayer en Madrid, con entrada de gala en la Fundación Rafael del Pino, se presentó el libro «España en su laberinto» escrito al alimón entre José Manuel García-Margallo y Fernando Eguidazu. Fue el acto un muy interesante y denso diálogo entre los autores, clausurado por una sobria y honda intervención de Alberto Núñez Feijóo.

Giró el diálogo en torno al guion del libro, pensado por ambos en 2020, precisamente –y no casualmente– en vísperas del centenario de un año, 1921, marcado en la Historia de España por tres trascendentes acontecimientos, compendio del laberinto español: el Desastre de Annual, «que certificó la inoperancia del Estado»; el asesinato de Eduardo Dato, el último político que pudo salvar el Régimen de la Restauración; y la publicación de «La España invertebrada», de Ortega y Gasset, que levanta acta de los males que, entonces y ahora, afligen a España. Mostrar este paralelismo era la motivación de la obra, que los autores no pretenden sea un programa político ni un libro de Historia, y da idea de lo trabajado que está.

Tras exponer las tres Ideas de España que coexisten en estos momentos –la plurinacional y confederal de los socios y aliados del actual Gobierno; la unitaria y centralista, y la constitucional, que combina autonomía y unidad nacional indisoluble–, se centraron en el análisis de los males comunes de ayer y hoy.

El diálogo se centró finalmente en el laberinto español, del que hemos salido airosos cuando, frente a nuestros males endémicos –la quiebra del bipartidismo, la radicalización y polarización provocadas, la pulsión autoritaria, y el separatismo, todos ellos ahora en el Gobierno– se impone la voluntad del consenso entre los dos grandes partidos. Ese modelo se impuso y con éxito en dos momentos de nuestra Historia: primero en el siglo XIX, con la Restauración de 1876 tras el destronamiento de Isabel II y el fracaso sucesivo de la monarquía electiva –no la dinástica e histórica– y la I República, federal y cantonalista. Entonces Cánovas y Sagasta, el centro derecha y el centro izquierda actuales, supieron pactar una Constitución que durará hasta 1923 y formalmente hasta el 14 de abril de 1931. El otro momento fue la Transición cien años después, tras la muerte de Franco, que permitió transitar en paz y concordia desde el franquismo a la democracia. Claro es que entonces el PSOE era un partido socialdemócrata y español.

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