Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 13 de octubre de 2022

Venezuela: cambio climático y petróleo, por Eddie A. Ramírez S.

 


Venezuela: cambio climático y petróleo, por Eddie A. Ramírez S.
Por cada duplicación de la concentración de CO2 en la atmósfera, la temperatura se incrementa en 2.8 grados centígrados

 

Los cambios de clima que ocurrieron en el pasado en nuestra casa común solo sucedieron por causas naturales. Ahora, desde hace unas dos décadas, hay evidencias de que en los últimos 170 años el factor humano está ocasionado una distorsión que es necesario corregir. En efecto, a partir de la revolución industrial la quema de carbón y de hidrocarburos ha producido un aumento en la concentración de dióxido de carbono (CO2) que, al ser liberado a la atmósfera contribuye, junto con otros gases, a lo que se llama efecto invernadero. Es decir, la energía solar queda atrapada entre la tierra y esa capa de gases. Este calentamiento está produciendo efectos indeseables que van a intensificarse si no se reducen las emisiones de los gases que lo causan. Como país petrolero y firmantes del Acuerdo de París 2015 ¿qué acciones debemos tomar sobre el cambio climático?

En el acuerdo citado, los países se comprometieron a tomar medidas para que la temperatura promedio de nuestro planeta no aumente más de 2 grados centígrados por encima de la que tenía antes de la Revolución Industrial y, preferiblemente, solo 1,5 grados. Hay dos opciones, eliminar la producción de gases o bien compensar la cantidad emitida con la captura de una suma igual, para que el neto sea cero. Existe parte de la tecnología que permita suspender la quema de petróleo y de gas, pero el costo es elevado y su masificación cuesta arriba. Aplicar esa medida drástica sería catastrófico. A corto y mediano plazo la opción viable es la compensación, la cual es la meta de algunos para el 2050.

Gracias a las conferencias semanales de Venamérica y Vapa, tuvimos la oportunidad de escuchar la voz autorizada de Fernando Miralles Wilhelm, quien se ha destacado mundialmente en este campo. Este compatriota trabajó en Pdvsa, tiene un doctorado en el MIT, es decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad George Mason, asesor de la NASA y consultor de organismos internacionales. Miralles no es un catastrofista. Está consciente de que tenemos un problema importante que podemos resolver.

Miralles sostiene que no debemos dudar de que el clima está cambiando, que la temperatura promedio en nuestro planeta se ha incrementado en 1,1 grados centígrados en comparación con la etapa preindustrial. Por cada duplicación de la concentración de CO2 en la atmósfera, la temperatura se incrementa en 2.8 grados centígrados. Es inevitable que de aquí al 2050 aumente la temperatura, por lo que tendremos sequías, olas de calor, inundaciones, incendios y huracanes más numerosos e intensos. Desaparecerán algunas especies; plagas y enfermedades de regiones tropicales o subtropicales invadirán regiones de menor temperatura. Habitantes de algunas zonas costeras tendrán que migrar. Los glaciares irán desapareciendo, lo cual afectará a países que los requieren para alimentar ríos y lagos. Al desaparecer o disminuir el permafrost, capa de tierra que permanece congelada, se liberarán grandes cantidades de gas metano y de CO2.

Miralles insistió en que no hay apocalipsis. Lo que hay que hacer es prepararnos.

Mejorar la eficiencia de las energías alternas, innovar en lo referente a la captura y secuestro de CO2, aplicar prácticas agrícolas conservacionistas y elaborar planes para prevenir o mitigar los efectos adversos. Cuando se le preguntó qué pueden hacer los ciudadanos, respondió que sembrar árboles, lo cual nos dio pie para este artículo.

Como país que depende de las exportaciones de petróleo, no podemos suspender esta actividad. Esta industria debe lograr que nuestras refinerías se alimenten con energía eólica y solar; eliminar la quema de gas; desarrollar la producción de hidrógeno como fuente de energía; iniciar la captura y secuestro de CO2 en las operaciones y promover desarrollos forestales.

En el pasado la industria petrolera, a través de su filial Palmaven, constituyó la empresa Forestal Orinoco, conjuntamente con todas las compañías papeleras. Inició la plantación en la zona de Mapire, estado Anzoátegui. A fines del 2002 tenía 200 hectáreas sembradas para la investigación y 500 hectáreas de eucalipto constituían la etapa preliminar de la plantación. También la petrolera Petrozuata (ConocoPhillips-Pdvsa), con apoyo de Palmaven, constituyó la empresa Forestal Anzoátegui, que llegó a desarrollar 4700 hectáreas en San Diego de Cabrutica, estado Anzoátegui, según nos informó el ingeniero agrónomo José Estrada. Las nuevas autoridades cerraron la empresa.

Es conocida la plantación de la CVG ubicada en Uverito, desarrollada por el ingeniero agrónomo J. J. Cabrera Malo. Posteriormente descuidaron la prevención de incendios y las siembras. También empresas privadas han desarrollado plantaciones forestales. Desconocemos su situación. Por otra parte, es imprescindible detener la deforestación de los bosques naturales. Con estas acciones Venezuela compensaría de sobra las emisiones de C02.

El excelente documental Oro de sangre, dirigido por Thaelman Urguelles y Juan Urgell, producido por Malena Roncayolo, es una denuncia de la destrucción de bosques, contaminación, violación de derechos humanos y corrupción que sucede en el Antro Minero, como lo llama Adalberto Gabaldón. Es un crimen ambiental y de lesa patria, además de una estupidez.
Como (había) en botica
  • La tragedia ocurrida en Las Tejerías, con saldo de al menos 25 fallecidos y 52 desaparecidos es un ejemplo de eventos que van a seguir sucediendo y que el gobierno tiene que prevenir. No es asunto de declarar zona de tragedia, ni de declarar tres días de duelo, sino de planificar para que no vuelva a ocurrir. Nuestro pésame a quienes perdieron familiares y ojalá los damnificados sean atendidos como es debido.
  • ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

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