Blog de Víctor José López /Periodista

domingo, 13 de diciembre de 2020

VENEZUELA HUNDIDA EN LA DESTRUCCIÓN Por Víctor José López EL VITO


La Asamblea Nacional impuesta por el fraude  del 6 de diciembre profundizará el proceso de destrucción de la democracia y del Estado de derecho en Venezuela

El rechazo por el pueblo venezolano al no concurrir al llamado de la pantomima electoral el pasado 6 de diciembre, es una manifestación de la rebeldía y un primer paso hacia  la definitiva destrucción política de la dictadura.  

El régimen convocó a la nación a una pantomima, lo hizo recurriendo a un falso Consejo Nacional Electoral (CNE)    designado por un  Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) surgido de fraudes continuados ocurridos en la Venezuela frustrada del Siglo XXI, la nación que tuvo su punto de inflexión cuando Hugo Chávez desvió el proceso de reivindicaciones sociales que se vivieron a pesar de graves errores cometidos por los regímenes democráticos anteriores a la dictadura.

 Un cambio violento impuso un régimen autoritario, régimen de permanentes violaciones contitucionales acentuando una dictadura  Narco Militar con la farsa de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, que pretende señalar el curso  una nueva etapa donde el totalitarismo de Nicolás Maduro se consolida ante los ojos del mundo dejando atrás la búsqueda de un cambio político por la vía electoral. 

Sin embargo la sociedad civil continuará la lucha que poco a poco debe surgir “de abajo hacia arriba” hasta poder hacer frente al régimen hegemónico y lograr mejores condiciones para futuros procesos electorales. Habrá que establecer nuevas metas, diferentes a las del lema “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, sin importar que el régimen se sienta cómodo con la nueva Asamblea Nacional, un Congreso cómplice del militarismo que se impone por la fuerza,  y el terror ejecutando violaciones de DDHH y como consta de hecho en los  informes de la Alta Comisionada para los DDHH de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet; la Comisión de Determinación de Hechos de las Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional.

 Para Maduro, el próximo paso será debilitar aún más  a las organizaciones de la sociedad civil, será una etapa  que comenzó hace ya más de diez años, en 2010, cuando la principal oposición política, el G4, los partidos con caudal electoral, entraron a la Asamblea Nacional y comenzaron a hacer estrategias unitarias para detener la vía del comunismo caribeño impuesto por Hugo Chávez y Nicolás Maduro identificado con la etiqueta del Socialismo del Siglo XXI y que no es otra cosa que una dictadura Narco Criminal en sociedad con  Cuba, Bolivia, Nicaragua, Turquía Iran, China y Rusia .


 A partir de 2017 se coordinan las fuerzas políticas de izquierda para obstaculizar el camino de la transición impidiendo el revocatorio en 2017, y con las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que sirvieron para interrumpir la marcha democrática y que es a partir de las mismas, cuando la comunidad internacional prende las alarmas y considera que Maduro ha entrado en una etapa dictatorial.


 No hay punto de comparación entre la crisis humanitaria compleja y otras etapas, no tiene precedentes en su historia venezolana reciente y quizás podamos llevarla al contexto de la Guerra Federal de Venezuela a mediados del Siglo XIX, pero en la historia moderna no tiene punto de comparación. 

Tampoco tiene punto de comparación la destrucción de la democracia. 


Hemos tenido los venezolanos  dictaduras muy duras, Gómez, Pérez Jiménez, pero esto es más parecido a lo vivido en la URSS, Cuba y los países satélites de la Unión Soviética. El proyecto socialista en Venezuela fue derrotado en la lucha guerrillera de los años 60. En términos de destrucción de la oposición es el momento más oscuro de las fuerzas democráticas. “El fracaso debe ser asumido para refrescar la estrategia. El rechazo a los dirigentes no tiene comparación. Estamos en una situación inédita, no solo para nosotros sino para América Latina. Los analistas no terminan de asombrarse ante la situación de Venezuela. Un estudio de The Economist señala que la democracia representativa se ha ido debilitando.


 A finales del siglo XX solo Cuba estaba fuera del redil democrático. Para el 2020 tenemos Nicaragua y Venezuela junto con Cuba y la pandemia también ha actuado deteriorando la calidad de la democracia en nuestros países, casos como el de Brasil es muy notorio, el de Argentina también. En EEUU, la actuación en general del presidente Donald Trump es otra muestra. Las democracias siguen batallando, suelen tener resiliencia, pero es el momento de pararse a recapacitar y pensar un poco qué es lo que está sucediendo con la democracia porque está amenazada por regímenes autoritarios, no sostenidos por la mayoría de sus sociedades. El régimen de oportunidades que brinda la democracia es un aporte para la humanidad, sería muy triste que eso se pierda.


-¿Cómo quedará, luego de instalado el nuevo Parlamento, el liderazgo opositor, seguirá teniendo alguna influencia en la sociedad o los opositores que queden en la nueva Asamblea serán las nuevas caras que enfrenten al gobierno?


-Espero que no. Ellos (los del G4) están sometidos a grandes desafíos. Están viviendo una percepción de desconfianza, incluso de rechazo o desconexión por parte de la población. Se les ha sentido poco sensibles ante la situación que vive la gente, se les siente orientados al exterior buscando una coalición para buscar la salida de Maduro y la democracia está más lejos que hace dos años.

 Tienen el desafío de volver a conectarse con la población, ¿de qué sirven unos partidos desconectados? ¿La comunidad internacional cómo se va a mover si no hay una fuerza social que se articule, proponga y logre acuerdos políticos? 

El gran desafío es hacer la tarea en Venezuela y si ellos no la hacen la harán otros.


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