Blog de Víctor José López /Periodista

martes, 4 de agosto de 2020

MI NUEVA BIOGRAFÍA DE RAFAEL VEGAS Por Eduardo Casanova


A raíz del Centenario del natalicio del doctor Rafael Vegas (2008), Diana Zuloaga, que trabajó varios años con él en el Colegio Santiago de León de Caracas y le fue muy cercana, me asomó la posibilidad de que escribiera un libro sobre nuestro común y gran amigo. En su opinión, nadie conoció mejor que yo el carácter y las ideas de Rafael Vegas, y a eso había que sumar mi oficio de escritor, que sería útil para hacer una biografía. 


No me costó mucho decidirme. Inicialmente pensé en buscar varios apoyos: dos o tres tomos en los que se trate de la educación y la infancia en Venezuela y, quizás, algún libro que me permitiera averiguar lo más posible sobre las familias Vegas y Sánchez, y hasta sobre la familia Sanabria, o el “reportaje biográfico” que sobre Vegas publicó el periodista Arístides Bastidas, o, especialmente el libro “Rafael Vegas y la Infancia Abandonada en Venezuela. 1938-1950”, que es una recopilación de textos escritos o inspirados por Vegas, hecha en 1985 por la psiquiatra María Abigaíl Salgado con la ayuda de Luis Andrés Mejías y Ramón Donis. 


La Doctora Salgado también trabajó con él y fue su amiga. Pero Diana, mujer excepcionalmente inteligente, me asomó la idea de que no leyera ni un solo libro para escribir el mío. Y luego de un par de días de dudas, decidí aceptar también ese aspecto de propuesta. Ni un solo libro de referencia, ni una sola nota a pie de página. Que mis recuerdos, que son muchos y muy variados, fueran la base y la estructura de mi trabajo sobre Rafael Vegas. No pude, no era posible, hacerlo sin leer una sola línea, pero en eso de leer me limité a dos textos muy breves y elementales: el que está en la página “web” del Colegio Santiago de León de Caracas, llamado “Historia del Colegio | Vida de Rafael Vegas”, y el que aparece como “Vegas Sánchez, Rafael Augusto” en el tercer tomo (P-Z) del “Diccionario de Historia de Venezuela” de la Fundación Polar (1988), a lo que sumé algunas notas que tenía fichadas para otros fines, uno que otro paseo rasante por “Internet”, algunos datos muy precisos que me fueron aportados muy amablemente por el recientemente fallecido doctor Francisco Kerdel Vegas, médico eminente y sobrino del doctor Vegas y por otros parientes, como la notable educadora Luisa Elena Vegas, y Marizta Vegas de Sosa, ambas también sobrinas del menor de los Vegas Sánchez. Usé también varias anécdotas que se narraron durante la Tertulia y el Concierto con los que el Colegio Santiago de León de Caracas celebró el Centenario de su fundador. Igualmente tuve ante mis ojos un trabajo de Roberto José Lovera De Sola, que se publicó en el blog “Literanova”. La biografía de Bastidas, que leí con mucha atención al regresar por segunda vez a Venezuela, en 1978, no es del todo mala, pero tiene, además de ciertas informaciones tendenciosas originadas en la posición política del autor, demasiadas inexactitudes, como por ejemplo afirmar que en diciembre el doctor Vegas votó en las lecciones y fue a trabajar varios días a La Floresta, cuando en sus últimas semanas ya no podía salir de su apartamento en Caurimare (apenas lo logró un día, y esa última visita al Colegio casi lo llevó a la tumba). También hay inexactitudes en los brevísimos textos que consulté, por lo menos de acuerdo a lo que le oí decir personalmente al doctor Vegas en nuestras larguísimas conversaciones, especialmente entre 1971 y 1973. Esas inexactitudes son notables en lo relativo a la causa de que el joven Rafael Vegas se viera obligado a huir de Venezuela inmediatamente después del fallido golpe de estado contra Juan Vicente Gómez, en abril de 1928, en el que no tuvo papel protagónico alguno, así como a varios aspectos de su peregrinar por los campos de Monagas después del fracaso del “Falke” y a su ideología política. Pero hay que reconocer que el trabajo de Bastidas, aunque pueda tener informaciones inexactas, toca aspectos muy importantes de su vida. Así, inicialmente escribí la biografía de Rafael Vegas para la Biblioteca Biográfica de “El Nacional”, que se publicó en el 2008. Pero las condiciones y limitaciones impuestas por la Colección eran de tal naturaleza que quedé definitivamente inconforme con el resultado. Y luego de meditarlo mucho decidí reescribir la biografía, mezclando lo impersonal, lo distante, con lo muy personal y muy cercano. Para reescribir la biografía si releí tanto el libro recopilado por la doctora Salgado como el de Bastidas. Del primero saqué un breve texto de mi pariente, el abogado Luis Felipe Urbaneja, pero del segundo no encontré nada que me hiciera citarlo en forma alguna, salvo un texto humorístico que a mi juicio equivocadamente Bastidas le atribuye a Rafael Vegas, del que apenas copié algunas frases. Leí también con mucha atención la novela “Falke”, de Federico Vegas, pariente del doctor Vegas, basada en casi todo en el trabajo de Bastidas, por lo que repite algunas de las inexactitudes del periodista, a las que suma las provenientes de la imaginación del novelista. Y así nació este nuevo libro, que es mi visión de Rafael Vegas, muy subjetiva, ciertamente, pero también llena de afecto, como lo son las otra biografías escritas por mí y ya publicadas, cuyos personajes son el poeta Vicente Gerbasi, de quien me hice muy amigo y admirador en Dinamarca, y Arturo Uslar Pietri, el gran escritor y hombre público, que fue otro de mis padres sustitutos. Vaya pues, especialmente para mis compañeros de sueños, los demás exalumnos del Colegio Santiago de León de Caracas, pero igualmente para todos los venezolanos y los habitantes del planeta, este trabajo sobre el mayor educador de Venezuela, visto por un exalumno que lo consideró su amigo y su padre. Y que tuvo la inmensa suerte de que el padre sustituto lo aceptara como hijo y le demostrara esa aceptación en muchas y muy diversas formas, entre las que estuvo el que en sus últimos días conversara con él sin cortapisas y le narrara muchos aspectos de su vida. Me doy cuenta de que, por el método que escogí, a partir de cierto momento se confunden el libro sobre Rafael Vegas y las memorias de quien lo escribe. Eso ocurre a partir del instante en que quien lo escribe conoció personalmente a Rafael Vegas y se convirtió en cierta forma en testigo presencial de su vida y de su obra, o, mejor, en parte activa de su obra, en consecuencia de su pensamiento. No se espere, pues, una sesuda biografía de un gran hombre ¬–que lo fue–, ni un libro de referencia que cumple con todos los requerimientos de una obra científica, sino un conjunto de historias, informaciones y datos fundamentalmente extraídos de la memoria de un escritor, de quien el doctor Vegas más de una vez dijo que tenía una memoria asombrosa. Una memoria asombrosa, quizás afectada hoy por el tiempo, y que puede haber deformado muchas cosas por obra de un afecto inmenso, el afecto de un hijo hacia el ser humano que escogió como padre, y que hoy, en varios miles de palabras, le rinde un homenaje merecido, sin discursos ni banderas ni música marcial con platillos, tambores, bombardas, flautas y clarinetes, sino con eso y nada más: miles de palabras, nacidas de la amistad y el recuerdo. Muy pronto, gracias a la amabilidad y eficiencia de Elisa Arráiz Lucca, mi nueva biografía, llamada “Rafael Vegas visto por un exalumno”, será publicada por Amazon y estará a la disposición de todos los que se han beneficiado del trabajo de ese gran venezolano que fue Rafael Vegas, y de toda la población venezolana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero esté disponible pronto, soy santiaguero, sobrino de la dra Salgado y admirador de Diana Zuluaga, lamento haber compartido muy poco con el Dr Vegas pero el y su equipo del colegio, definitivamente nos hizo a mi entender, venezolanos integrales y más completos.

Anónimo dijo...

Ayer murio Diana Zuluaga, que descanse en paz.