por EDDIE A. RAMÍREZ S.
Los ciudadanos que padecen mil penurias están conscientes de que la causa de las mismas es la pésima gestión de Maduro y sus palafreneros. Sin embargo, no les importa de quién es la culpa de que todavía permanezcan en el poder. Lo que quieren es que cada uno de nosotros haga lo que esté a su alcance para sacarlos, con la esperanza de que se solucionen los múltiples problemas que los aquejan.
Para conectarse con la dirigencia política opositora esa mayoría tiene que percibir sinceridad en la intención de solucionar los problemas y que seleccionen la mejor opción para salir del régimen. Eso es tarea de todos. He aquí algunas sugerencias nada originales.
El tema militar
La Fuerza Armada es una organización piramidal y el tema militar es complejo. No deben ser árbitros, pero ante el secuestro de las instituciones llamadas a controlar al Ejecutivo, el Alto Mando está obligado a proceder si se viola la Constitución. No hay que descalificar a los militares en general, sino acusar al Alto Mando y especialmente a Padrino. Sus declaraciones de este 5 de julio son vergonzosas.
Entendimiento opositor
Aunque toda la dirigencia opositora tiene claro que es necesario salir del régimen, son evidentes las discrepancias sobre el cómo. Si esas diferencias se dirimieran internamente, quizá el problema no fuese tal, pero no suman cuando salen a la luz pública. Las mismas no solo alimentan las cizañas de los rojos, sino también a las redes sociales, bien o mal intencionadas, que hacen ruido y siembran desconfianza. ¿Será mucho pedirle a los dirigentes una dosis de prudencia y de entendimiento, así como evitar declaraciones que desorientan?
Votar o no
El tema de las elecciones parlamentarias es ineludible, ya que el usurpador cuadró fecha y condiciones con su parapeto electoral y con nanopartidos a los que solo les interesa hacer negocios. Ante los atropellos a la Constitución, a los partidos y a sus dirigentes, carecen de peso los argumentos de “no dejar espacios vacíos” o de que “ganamos de calle porque somos mayoría”.
En estos tiempos hemos votado varias veces y la dictadura se ha burlado de los resultados.
Algunos intentan engañar a la gente afirmando que gracias a que votamos en el 2015 y ganamos las parlamentarias, 58 países, la OEA, el Parlamento Europeo y el BID reconocieron a Guaidó como presidente (e). La verdad es que ese reconocimiento se debe a que el mundo democrático no reconoció las ilegítimas elecciones para Asamblea Constituyente en el 2017 ni las presidenciales en 2018, en las cuales nos abstuvimos. Sin esa abstención, probablemente solo los venezolanos hubiésemos reconocido a Guaidó.
Ante la complicidad del Alto Mando militar y la decisión de los países que nos apoyan de no intervenir militarmente en Venezuela, lo cual por demás es indeseable, lo procedente parece ser insistir en que sí acudiremos a votar, pero siempre y cuando haya elecciones limpias, garantizadas por observadores internacionales imparciales.
¿Unidad en la oposición o no importa?
Todos quieren la salida del régimen, pero difieren en el cómo. Un grupo insiste en que la salida es electoral, siempre que haya condiciones aceptables, que quizá se puedan lograr con presión interna y más sanciones de otros países. El otro persevera en que Guaidó invoque los tratados internacionales para solicitar la intervención militar extranjera con apoyo de los venezolanos. Además, un grupo parece pecar de excluyente y el otro de intransigente
En ambos hay gente valiosa, luchadora y con capacidad de análisis para escoger la opción más viable. ¿Pueden convivir? Quizá, siempre y cuando no se descalifiquen mutuamente, pero si se siguen negando a lograr un acuerdo, el ciudadano común seguirá protestando solo por lo que requiere para subsistir, mientras el régimen se afianza.
La responsabilidad política del cese a la usurpación
¿Percibe el ciudadano común que al producirse el cambio se solucionarán sus problemas? Pensamos que no son tan ingenuos para creer que en una transición corta se puedan resolver los problemas. Ya existe un programa mínimo de gobierno. Lo que falta es uno de gobernabilidad. Una opción podría ser que Guaidó asuma el poder real, convoque elecciones en plazo máximo de un año. Los partidos, en consulta con la sociedad civil, seleccionarían un candidato único, que podría ser o no el mismo Guaidó, con compromiso de no reelección. Hay otras posibilidades a evaluar. Los partidos tienen la palabra.
A la mayoría de los ciudadanos quizá no les importa de quién es la culpa de que no cese la usurpación, pero, si esta persiste, no perdonarán a quienes no hicieron lo posible para que se produzca el cambio. Tampoco la historia.
Como (había) en botica
* Vanessa Neumann es tan venezolana como Tarek Saab. La diferencia es que ella es demócrata, honesta y excelente profesional; Tarek es totalitario, intelectualmente deshonesto, cobarde y payaso. Las órdenes de captura y congelación de bienes a Vanessa, Ricardo Villasmil y otros profesionales es un atropello más del régimen.
* Lamentamos el fallecimiento Mauricio Pérez Badell. También de José Afanador, compañero de Gente del Petróleo y Unapetrol.
* ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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