Blog de Víctor José López /Periodista

sábado, 18 de abril de 2020

DOÑA ROSITA, SU ISLA FLOTANTE, Y OTROS CUENTOS DE CUARENTENAS. Por Rosa Elena Larrazabal de Maldonado


Historias de familia….. Cuarentena Covid 19  
 Abril 2.020

Al parecer, este largo cautiverio me va a brindar la oportunidad de continuar la catarsis, seguir contando las historias de la familia para complacer a mis hijos, y escribir sobre mi abuela Rosita : “Tití “para los más cercanos, Lela para los nietos, quien fue parte clave de mi crianza y de quien soy.
Como todas las historias bien contadas, hay que empezar por el principio. Ella no me hubiera perdonado que al escribir sobre su vida, no comenzara, por la historia que oí, literalmente desde que abrí el ojo a este mundo : “que era Bisnieta del General Rafael Urdaneta”……lo repetía cada vez que podía, nos fuimos aprendiendo el cuento de memoria, y a medida que iba creciendo me fui  dando cuenta de porqué valía la pena compartirlo…
Su Bisabuela, Rosa Margarita Urdaneta Vargas, era la primera de las 3 hijas hembras, de los 11 que procreó el Prócer, todos los demás varones….. Vivían en Maracaibo, siendo éste : “Intendente del Zulia” en los tiempos posteriores a la muerte del Libertador, y luego nombrado Encargado de la Presidencia…    Según sus mismas palabras ,( cada vez que contaba el cuento) : Un día llegó a Maracaibo una Fragata Holandesa muy importante y era menester hacerle un recibimiento propio del Protocolo Diplomático al Comandante de la nave:  Capitán Sebastian Arriens y a toda la tripulación. Doña Dolores, esposa de Urdaneta, se encontraba enferma y el General le pide a su hija Rosa M. que lo acompañe en el papel de anfitriona ya que además, hablaba perfecto el Francés y tocaba piano,  (ésta era su parte preferida del cuento)….   

El apuesto Capitán, después de pasar la velada atendido por la culta criolla, queda prendado al punto de prometerle que en un año estaría de regreso para contraer matrimonio… ( y uno pensaba que eso solo pasaba en la películas)……    El padre de Rosa, entra en crisis, y le repite hasta el cansancio a su hija, lo que era lógico repetir : “ todos los Marinos tienen amores en cada Puerto”………, y más éste que era “ buenmozo y de buenas maneras. 
La hija de la historia recibió dos cartas en el transcurso del año y después del tiempo prometido, el  Capitán Arriens, tocó un día la puerta de la casa del Prócer , solicitando a la Señorita  Rosa Margarita……..Pequeño detalle, la susodicha se encontraba : en CUARENTENA POR PAPERAS. (Historia Patria, cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia).
El prometido esperó pacientemente, y aprovechó el tiempo para convencer al General Urdaneta que sus intenciones eran las correctas…. 
Final del cuento:  al tiempo se casaron, y Don Sebastian no regresó por muchísimos años a Holanda porque formó una bella familia ( cuyo número de hijos no pude encontrar), se enamoró del país, del clima, de la comida y del trópico.
El Capitán Arriens  comenzó a mandar a Holanda todos los años a sus hijos mayores adolescentes para que conocieran sus raíces, y posteriormente a los nietos.  
A  Susana, la mamá de mi abuela, nunca le tocó ir porque era de los nietos menores.  Esta era la única parte triste del cuento para ella, que le fascinaba viajar.


Conclusión: “el cuento valía la pena”,  no me importaba oírselo  hasta el cansancio, y ver como se le iluminaba la cara de emoción en cada oportunidad.
El  nombre de Sebastian, por cosas del destino,  continuó formando parte de la historia de su vida, pues así se llamó su papá: Sebastian Delfino , este apellido con raíces Italianas. Tristemente,  falleció joven, y dejó a su esposa con 5 hijos pequeños.
Como fue muy común es esa época, en la que muchas mujeres levantaron solas a sus hijos, Doña Susana, lo hizo a pulso gracias a sus habilidades manuales, de bordado y cocina.
 Doña Rosita contaba que le encargaban la lencería completa de muchos de los “Trousseaus” de las novias de Caracas, para bordarles las iniciales, así como las canastillas de los recién nacidos.  A la par preparaba platos por encargo………
Quizás por estas fuertes vivencias, Tití, no parecía de su época…… Si hubiera vivido en el siglo 21, hubiera sido una exitosa empresaria con toda seguridad.. Siempre tenía una idea nueva en mente.  Le encantaba pintar, y siempre lamentó que no podía asistir a clases de pintura a unas cuadras de distancia, porque estaba mal visto que las “ niñas bien” salieran de sus casas para recibir algún tipo de instrucción……..


Conoció a Don Elías, y éste se enganchó el día 1, al probar la “ Isla flotante” que le preparó…… Cocinaba ” como los Dioses”…….No hablaba Francés ni Ingles, pero dominaba los términos de la gastronomía francesa , y los utilizaba a la perfección.   Le encantaba recibir y reunir a la familia completa , no solo a la suya, sino a : hermanos, sobrinos, y amigos , que durante muchos años recibían el Año Nuevo en la Qta. Mercedes.   Tenía revistas americanas , y decoraba los platos tal como salían el ellas.  
Los “ olores”, siempre recrean los recuerdos, y así me pasaba a mí….. El olor a los “ Azahares de la India” del jardín , y el aroma que emanaba siempre de la cocina, me transportaban.    Siempre he oído que : “ el calor de hogar se conoce por el aroma de un buen caldo de pollo”. 
 Además del aroma de los caldos, siempre olía a torta……
   En la época de mi abuela no existían artefactos eléctricos y, de chiquita, siempre la veía sentada en el patio posterior de la casa, con un gran bowl en las piernas, (que además era de barro pesadísimo). Como dicen en España,  dale que te pego con el cucharón y algún batido de la torta de cumpleaños de turno.
Hacía las tortas de bodas de la novias de la familia,  ( además de los bouquets que salían de su “Floristería Mercedes”), que en esa época no eran a base de ponqué, sino de receta de “ torta negra de Navidad”……… Todavía no entiendo como lo hacía….. Además las cubría con “ Fondant” hecho por ella. Las tortas y su “ Isla Flotante”… Tenía platos  que la identificaban: el  Manicote, el Pastel de polvorosa, el “ Timbal de Julia”, el Pargo en mayonesa, los Gratenes de espárragos, sus Hallacas, su Ensalada de gallina  (SIN zanahoria), y  el consabido “ Sancocho cruzado”, que reunía todos los domingos a la familia, más de 16 personas…..
No había nada en el mundo que le gustara más, que “ un viajecito”…..( cosa que a Don Elías le provocaba horror y pavor).    Le apasionaba un , Crucero, ir a Curazao , me imagino porque le recordaba a sus raíces Holandesas,  pero  sobre todo porque: “ se compraba de maravilla”….. Su hermano Gustavo Delfino siempre consintió a sus tres hermanas: Tití, Teté y Tía Susanita ( ésta última, un personaje delicioso que bien merecería una crónica solo para ella…)  Invitaba todos los años a las “ Tres Marías” a su casa en Miami, frente a los canales, la cual conocí a los 11 años pues Doña Rosita siempre cargaba conmigo “ para que conociera el mundo”……. Y para que la ayudara a cargar las compras………
Me casé en Agosto , y ya en Noviembre avisó que iba a visitarnos a nuestro primer destino en USA que fue: Vermont…Su pasión por los viajes superaba con creces el pánico que le tenía a los aviones……Si había un viajecito,” quién dijo miedo?????”  En esa época, para llegar a Vermont ,había que hacer dos conexiones, y el último vuelo: Albany Burlington era en un “ Commuter” de hélices…….Yo me enfermé de la angustia, pensando : qué íbamos a hacer si pasaba algún contratiempo?, tenía más de 80 años, y sin hablar el idioma……A la hora exacta, aterrizó el avión, y la vimos bajar de primera, con su porte elegante , engalanada con un sombrero ladeado de fieltro negro con una pluma……  Rafael le preguntó al saludarla: Tití, y como hiciste en los aeropuertos????  Fácil!!!! Aprendí a decir “ Wheel chair”………..
Tenía alma de “ contrabandista”…. Apenas abría la maleta, empezaban a salir: mangos, aguacates,  cuando yo estaba embarazada: tamarindos, por si me daban “ antojos” etc etc….y de regreso llevaba escondida de nosotros: cualquier cantidad de maticas que podían gustarle a mi abuelo, envueltas en bolsitas de plástico….. Nunca la cacharon.
Una de las cosas que siempre admiré en ella, era el  culto que tenía    por sus amigas.  Las “ Tres Marías”, tenían su grupo de : casi hermanas , de toda la vida, como : Inés Pacheco, Cecilia Vegas y Doloritas Bello.  Jugaban cartas todas las semanas cada vez en una casa diferente, y soñaban con el menú de merienda que servirían.  Así como se adoraban, era divertidísimo oírlas cuando se “ guindaban” , y al final, cuando alguna fue perdiendo el oído, como mi tía Teté… “ Teresa mijita….. no te estás enterando de nada”….
El espíritu libre de Tití, su forma tan positiva de ver la vida, y su inmensa Fe, estoy segura  que la sacaron adelante para superar lo peor que puede pasarle a una persona en la vida, que es perder un hijo…… y no, cualquier hijo….. mi tío Elías era con quien ella se identificaba plenamente, además de que vivía con mi tía Marifina y mis 4 primos en la Qta. Mercedes….  Todos pensamos que moriría del dolor…. Pero nos dió una lección de fortaleza y de templanza.  Fue un bastión para todos en la casa, especialmente para mi tía, que con 36 años quedaba a cargo de 4 hijos. Jamás intervino ni la contradijo en su educación ,  simplemente “ estaba ahí “ para ellos. Dejó a mi tía llevar las riendas de la casa ( menos de la cocina, Bendito sea Dios)……….y convivieron juntas hasta el final… Algo que bien pudiera ir al libro de Guinness.
Un amigo muy querido me hizo un comentario: “ no dejes de contar la historia de tu abuela, porque me imagino que lidiar con Don Elías no debe de haber sido fácil”…… nada más cierto…..Mientras él vivía en su mundo de ensoñación rodeado de sus Catleyas, sus Calas, Exposiciones y pleitos con nietos y jardineros, ahí estaba Doña Rosita como un “ancla” para ponernos a todos, los pies sobre la tierra. 
Dos experiencias de vida que nos marcaron, a los que tuvimos el privilegio de absorber sus enseñanzas y su amor por la familia.      Quien me iba a decir que esta coyuntura de encierro, me iba a permitir contar la historia de “otra cuarentena” que estuvo relacionada con las raíces de nuestra familia.
Rosa Elena Larrazábal de Maldonado

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