Blog de Víctor José López /Periodista

miércoles, 18 de marzo de 2020

JUICIO A LA TELEVISIÓN VENEZOLANA POR RENNY OTTOLINA


La revista 'SEMANA", me ha solicitado que enjuicie a la televisión venezolana. No es un pedido fácil eso de "enjuiciar'. Enjuiciar es un verbo comprometedor ; pero las situaciones comprometidas son la mayoría de las veces, las más interesantes.

 Al enjuiciar la televisión venezolana lo hago como un preocupado espectador más. Siendo un medio de comunicación masiva y como tal sujeta al juicio público, quien quiera que vea televisión tiene derecho a enjuiciarla. En este derecho, común a todos, basó, la autoridad de mi juicio. Que esa autoridad cuente con los recursos que me da el ser un profesional de la televisión, es otra cosa. Pero quiero dejar claro que más que como Renny Ottolina, en este análisis me situó como un venezolano más que tiene televisión en su casa.
La televisión venezolana hoy por hoy, no aporta lo que debiera a la cultura nacional. Es más, su influencia es, quizás negativa. Para tener un punto de partida me veo obligado a comenzar por el final, que en el caso  de un juicio es el veredicto. Encuentro a la televisión venezolana culpable de ignorar la dignidad de los habitantes de nuestro país. Paralelamente la encuentro culpable de desidia en su programación y de pecar de ligereza  en cuanto a la responsabilidad  que implica su tremendo poder. Responsables por igual de esta situación: los patrocinantes, las agencias de publicidad y las estaciones de televisión. Conocido el veredicto y los culpables, estudiemos las razones determinantes, y veamos cómo un principio razonable puede ser distorsionado por una miopía de la industria, hasta el punto de convertirse en causa del mal causado.
El anunciante, a través de cualquier medio de comunicación  masiva, busca un máximo de personas a quién hacer llegar su mensaje comercial. Las agencias de publicidad recomiendan los medios que consideran apropiados para lograr este propósito, bien sea prensa, radio o televisión. En este último caso el factor determinante es la audiencia promedio que puede tener un programa. En nuestra industria esto se conoce como "rating". Patrocinantes y agencias quieren, pues, programas de alto rating que las estaciones de televisión deben producir. Mientras más personas vean un programa, tanto mejor, porque a más personas llega el mensaje comercial. Hasta aquí el planteamiento es bueno. El principio es razonable. Pero es aquí donde surge la miopía que distorsiona la responsabilidad paralela que da a la televisión su tremenda influencia dentro de la vida familiar. Patrocinantes , agencias y estaciones parecen olvidar que además del derecho y necesidad de anunciar productos está el deber de saberlo hacer. Es en esto en lo que yo creo que la televisión venezolana está equivocada desde hace muchos años y en lo que va, cada vez más de mal en peor. Patrocinantes, agencias y estaciones de televisión no vacilan en producir los programas y las cuñas comerciales más vulgares, chabacanos y asombrosamente denigrantes para lograr el más alto rating posible. Su razonamiento, aunque equivocado, es por demás sencillo: "Hay que llegar al grueso del público". O lo que es lo mismo, también en el lenguaje de nuestra Industria, a las clases socio-económicas "C, D y E". Traducido al lenguaje de todos los días a las grandes masas que siempre son las más pobres, pero que son básicas para el consumo de productos de fabricación masiva. "Hay que llegar al grueso del público". Esta es la frase clave. Porque para "llegar al grueso del público", la televisión venezolana suelta entonces sus andanadas diarias de telenovelas, donde las hijas se disputan el marido de la madre, donde las madres no saben quiénes son sus hijos o donde los hijos no saben quiénes son sus padres. Gracias a este concepto de la televisión, surge el programa donde un hombre, impulsado por la necesidad y la ignorancia, no vacila en exponerse  al ridículo a costa de su dignidad, a cambio de los pocos bolívares. Hasta hace muy poco la televisión venezolana no  satisfecha con esta esforzada labor hacia el descenso de los más elementales valores de la dignidad humana, considero más que necesario, imprescindible, programar espectáculos filmados cuya base son el terror y la violencia, en horas cuando la televisión venezolana estaba absolutamente segura que habría más niños encendiendo televisores y por lo tanto, aumentando el rating. Pero si todo lo anterior fuese poco, las cuñas comerciales en su gran mayoría, acostumbran a los televidentes venezolanos a gritar, a hablar mal nuestro idioma y a comprar algunos productos por la razón primordial de que son estímulo del sexo. Todo eso pagado muy a conciencia por los  patrocinantes respectivos, aconsejado por las agencias publicitarias respectivas y programado muy a conciencia por las estaciones televisoras.
A  mí entender, el pensar que las clases económico-social menos avanzadas sean, por su escasa o ninguna educación, básicamente estúpidas y vulgares, es un gravísimo error. El ser humano tiene una tendencia natural hacia lo mejor. La televisión venezolana no estimula está tendencia, sino que por el contrario, hace todo lo posible por desvirtuarla. El hecho de que una persona no haya recibido la educación a la cual tiene derecho, el hecho  de que una persona no tenga la capacidad adquisitiva que ojalá tuviera, no hace de ella una persona vulgar, chabacanos e indigna. Sólo la hace desgraciadamente pobre e ignorante. Pero su cualidad humana sigue estando allí, al alcance de quien quiera estimularla. Con contadísimas excepciones, patrocinantes, agencias y estaciones, ignoran este hecho.

FIN DE LA PRIMERA ENTREGA.

 ( Segunda y última Parte)      


La televisión venezolana está cometiendo el grave pecado de subestimar al público venezolano con el agravante de que haciendo gala de una inconsciencia inconcebible, lo está haciendo a conciencia.
Una persona ignorante frente a una persona con conocimiento es, en cierta forma como un niño. Ese "grueso del público", es el famoso, es el niño. Me llena de tristeza ver que se engaña a un niño, porque lo que la televisión venezolana está diciendo a su pueblo no es toda la verdad de la vida; la vida no es solamente gritería, la vida no es que sea normal que nazcan niños de padre desconocido. La vida tiene valores que son los que la televisión venezolana no está enseñando al niño.  No se puede ni se debe pagar el rating a costa de la dignidad del venezolano. Y lo que patrocinantes, agencias y estaciones no han llegado a preguntarse todavía, es si no venderían más los productos anunciados, o por lo menos en igual cantidad, destacando valores positivos en lugar de exaltar los aspectos negativos de la vida. Y no es tan complicado. Ni siquiera es díficil.
La televisión tiene una influencia en el hogar, mucho mayor que la de cualquier otro medio de comunicación masiva. Su fuerza es terrible. Esa fuerza implica una mayor responsabilidad. Quien no sabe asumir  está responsabilidad, no está a la altura de la fuerza de la cual dispone. Es hora de que la competencia entre estaciones cese en su lucha por demostrar quien puede ser el más vulgar de todos. Es hora de que la competencia sea para ver quien pueda lograr el mayor respeto, el mayor aprecio y el mejor cariño de la comunidad venezolana. Los patrocinantes no deben pagar programas donde haya situaciones que vayan en contra de la dignidad familiar ni aquellos que puedan deformar la percepción que los niños deben tener de la vida.  Las agencias de publicidad tienen la obligación de no recomendarlos. Las estaciones de televisión el deber de no producirlos. La tremenda fuerza de este medio y la cantidad de millones de bolívares que anualmente se invierten en televisión, el 20 por ciento de los cuales es comisión de las agencias publicitarias, implica un mínimo de deber para elevar el nivel de las clases socio-económicas más bajas. De ninguna manera da el derecho de denigrarlo más aún. Yo estoy convencido de que se puede tener éxito con la televisión, trabajando dentro de un mínimo de dignidad. Pensando con sinceridad que hay principios elementales que es necesario respetar. Actuando con el convencimiento de que es mucho lo que se gana cuando lo que se da es también mucho. Y no deja de ser descorazonador el recordar que hace doce o catorce años, en sus comienzos, la televisión venezolana tenía una calidad de una altura excepcional.
Es además económicamente aconsejable los máximos esfuerzos por elevar los niveles de ese "grueso de público" a quien hoy por hoy se le dan gritos y situaciones equívocas por la televisión. Es del propio y básico interés de los patrocinantes de hoy en día el que la población venezolana tenga un nivel de educación más alto,  lo antes posible, por cuanto mientras mayores sean los conocimientos de esas masas, mayor será su poder adquisitivo. Hacer hoy, todo lo posible por mejorar intelectualmente a la gran masa venezolana, es el mejor seguro de supervivencia  con el cual los industriales de hoy puedan contar con un mañana muy cercano.
Es absurdo en vista de lo anterior, no sepan aprovechar mejor la magnífica oportunidad que la televisión ofrece para este propósito. Quienes pagan a la televisión deben hacerse un examen de conciencia y preguntarse en que lugar queda su responsabilidad para con el país. Las estaciones de televisión deben estar en capacidad de ofrecer programas que puedan ser comprados por esos patrocinantes que se hayan hecho ese examen de conciencia. Y las agencias de publicidad no deben vacilar en recomendar, además de las cosas cuantitativas, el valor cualitativo. De no ser así, yo predigo que la televisión venezolana se irá hundiendo cada día más en su mar de irresponsable vulgaridad con la única consecuencia  de provocar la intervención del Estado. Y tendrá que intervenir el Estado, atendiendo el clamor de los hombres y mujeres responsables del país, que cada día hacen sentir más fuerte su voz de justa protesta.
Cuando estemos en manos del Estado, habremos perdido la libertad de competencia, la libertad de escogencia entre canales y con toda probabilidad habremos perdido la libertad de expresión por televisión, como es lógico pensar, por cuanto ningún gobierno en su sano juicio va a permitir que se use un medio por él directamente controlado para que se hagan críticas que podrían ser acerbas si así lo ameritase la situación de tal gobierno. De quien será entonces la culpa? La respuesta es una sola: de quienes hoy en día pagan y administran la industria de la televisión venezolana.
Soy solo un venezolano más que tiene televisión en su casa y que con su familia, ve televisión. Como tal creo hacerme eco del hombre pobre que quiere dejar de serlo si tan solo le dieran la oportunidad de saber un poco más de lo que sabe y del hombre pudiente que tiene en sus manos la decisión final de este problema. Ambos, estoy seguro, coincidirán en pensar que nuestra televisión debe seguir el camino correcto para contribuir en algo, de lo mucho que puede, al mejoramiento de la comunidad venezolana. No es mucho pedir.
FIN DEL JUICIO!!!
La frase de hoy" Y en nombre de todos Muchas Gracias!! ( RENNY OTTOLINA )
NOTAS: 1) Concluimos con estas dos entregas,  el recuerdo a RENNY OTTOLINA, al haberse cumplido 42 años de su desaparición física, junto a Ciro Medina, Luis Duque, César Oropeza y Carlos Olavarría, en un extraño accidente que en la Primera Parte, dimos la versión que contara otro venezolano, al cual por egoísmo político se le negó enviarle a Noruega, la Certificación de la Cancillería de su incomparable dedicación a la ciencia, la cual era requisito fundamental para optar por el Premio Nobel. No nos lo contaron porque fuimos testigo de ese inconcebible episodio. 2) La grave epidemia que azota actualmente a todos los Países, mantiene a la población en un estado emocional muy díficil.  Las medidas empleadas para combatirla son desagradables por cumplir. Algunas son exageradas y contradictorias, pero lo importante es que el Coronavirus, sea controlado lo antes posible. Dios quiera que el anuncio del Ministerio de la Defensa en CHINA. al anunciar una vacuna para erradicar el mail, se haga realidad  en abril, así como el optimismo de las autoridades en Israel. Mente positiva se requiere en estos momentos tan duros que vivimos.
Este artículo será cambiado pronto.
PÁSALO YA!!!
18 de marzo 2020 5:30 PM.




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