Blog de Víctor José López /Periodista

lunes, 16 de marzo de 2020

EL VERDADERO PELIGRO DEL CORONAVIRUS Por Eduardo Casanova

EDUARDO CASANOVA

Un fantasma recorre el mundo entero con sus horrendas alas negras totalmente desplegadas. Un fantasma que ensombrece todos los espacios habitados por seres humanos. Un fantasma que siembra el miedo en las mentes de todos los habitantes del planeta. 
Un fantasma llamado coronavirus, o Covid-19, o coronavirus de Wuhan, o virus SARS-Covis-2. Empezó como un simple caso de ausencia laboral en China y ya es una pandemia que cubre todos los continentes del planeta.
 Puede haber comenzado el 1º de diciembre de 2019 en Wuhan, en el centro de China, cuando un grupo de personas presentó síntomas de neumonía. Casi todos trabajaban en el mercado mayorista de mariscos de la ciudad, que no se limita a vender mariscos sino que ofrece también animales exóticos que los chinos comen. Pocos días después los médicos chinos identificaron plenamente al agente patógeno: un nuevo tipo de coronavirus (bautizado SARS-CoV-2) que tiene una similitud genética de no menos de un 70% con el SARS-CoV que causó la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo (SARS) grave de 2002-2003 y una similitud genética del 89% con el Bat-CoV-ZC45, un virus que se encuentra en los murciélagos. De los murciélagos pasó a los pangolines, parientes de nuestros rabilepados, y finalmente pasó a los humanos.
 Actualmente se transmite de humano a humano, mediante las mínimas gotitas de saliva que se proyectan hasta siete metros con los estornudos y algo menos con la tos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 30 de enero de 2020 un riesgo de salud pública de interés internacional y el 11 de marzo ya la calificó de Pandemia por la cantidad de personas infectadas (cerca de 120.000) y la de muertes (4.291), cifras que no han parado de crecer. Después de China, la mayor cantidad de casos ha sido en Italia, Irán, Corea del Sur, España, Alemania, Francia, Estados Unidos, Suiza y el Reino Unido. Por supuesto, dada la falta de transparencia de países como Corea del Norte, Rusia, Cuba, Nicaragua o Venezuela, la realidad puede ser otra, pero esos son los datos que se consiguen hoy en día. Aquí en Venezuela poco antes del 15 de marzo (de 2020) los hermanitos Rodríguez reconocieron la existencia de unos 10 casos, y por supuesto que trataron de darle un tinte político declarando que en Caracas solo se habían encontrado en la zona este, que es la de mayor oposición al régimen y la de habitantes con más poder adquisitivo. Pero el Presidente de Colombia cerró las fronteras con Venezuela por la situación de nuestro país. Y en una nueva demostración de soberbia, el régimen detuvo a los Médicos Sin Frontera que venía a ayudar a la población, lo que no puede interpretarse sino como una demostración de que los chavistas ven la epidemia como un negocio para hacer dinero, y no quieren permitir que médicos altruistas les saboteen el negocio. Para nadie es un misterio que, además, es muy posible que los chavistas mientan como siempre y los casos sean muchos más. Hay, desde luego, mucha gente asustada, y no será extraño que se produjera un fenómeno de pánico colectivo en los próximos días. Por fortuna, ha circulado profusamente un video en donde Julio Castro, médico internista e infectólogo especialmente competente, habla con absoluta precisión y claridad del asunto. Conozco a Julio desde hace mucho tiempo, desde sus días de aventajado estudiante de medicina o de médico recién graduado, cuando dudaba entre especializarse en geriatría o en infectología, lo que demuestra su enorme calidad humana. Es tío de mi bellísima nieta Isabel Cristina Casanova Castro, pues es el hermano mayor de mi muy querida nuera, María Mercedes (“Tede”) Castro, también muy inteligente y capaz (son hijos de Esther Méndez, “la Negra” Méndez, economista, excelente persona e igualmente competente, de modo que se les puede aplicar sin equivocarse aquello de que de tal palo tales astillas), y su actuación pública de fe de su talento y preparación. Julio, que en este caso hay que llamarlo con su nombre completo y su muy bien ganado título profesional, el Doctor Julio Castro Méndez, en el video (“#En Serio – Todo lo que debes saber sobre el Coronavirus con el Doctor Julio Castro”) explica con una claridad meridiana y una precisión increíble todo lo relativo al Coronavirus en estos momentos, qué es, cuál es su origen, cómo ha sido su desarrollo, cuáles son y pueden ser sus consecuencias y lo que hay que hacer, tanto para evitarlo como en el caso de que uno se enferme. La sensación que genera es de calma, de seguridad, de darnos cuenta de que no hay que caer en pánico, porque el mundo no se va a acabar y no es la primera vez que un virus hace estragos en la población mundial, ni en la de Venezuela. Lo malo es que la sensatez que irradia quizás no tenga del todo en cuenta el verdadero peligro del Coronavirus en Venezuela. Porque Venezuela no tiene gobierno, está en manos de una banda de antisociales, de delincuentes comunes que todo lo deforma y trata de aprovecharse de todo para su beneficio. Y como son tan mentirosos, es imposible aceptar lo que afirman sin cuestionarlo.
 ¿Hablan de 17 casos?
 Lo más posible es que sean más de dos mil. ¿Suspenden las reuniones de muchas personas? Hay que sospechar que quieren que los demás no se reúnan pero ellos sí.
 ¿Ordenan el uso colectivo de tapabocas? 
Es evidente que quieren tener el monopolio de los tapabocas para ganarse unos buenos cobres.
 ¿Recomiendan lavarse las manos? 
Deben estar vendiendo jabón. Por desgracia, el ministro de sanidad no es Julio Castro, sino algún medicucho fracasado ligado a los militares y ávido de dinero.
Y justamente ese es el verdadero peligro del Coronavirus en Venezuela: la maldad, la avidez de dinero, la corrupción y la ineptitud de los chavistas, militares y civiles. Siguiendo lo que recomienda Julio, los particulares nos cuidaremos, cumpliremos las sus recomendaciones y las de otros médicos competentes. 
Nos lavaremos las manos a menudo y cantando la versión corta del “Cumpleaños feliz”. Los mayores de 67 años nos quedaremos encerrados en casa jugando “Rummikub”, “Scrabble” y otros juegos de mesa. O viendo televisión, cuando haya luz. Por fortuna, Natalia y yo, que tenemos 80 años, vivimos en Terrefinca, en Santa Rosa, La Hechicera, Mérida, que es un pequeño Paraíso Terrenal en las afueras de Mérida, con 6,4 Hectáreas de terreno y caminería como para poder hacer un paseo de una hora todos los días mucho mejor que en la calle, y tenemos con nosotros tres hijos: uno que por diabético debe quedarse con nosotros y otros dos que pueden salir cada vez que sea necesario a hacer las compras indispensables. Pero la ineptitud, la maldad, la incompetencia y la canallada de los chavistas ha hecho que en Mérida no haya gasolina, y solo van a surtir a los vehículos oficiales y algunas categorías de servicios públicos, de modo que en cuanto se nos acabe la gasolina ni siquiera se podrá salir a comprar alimentos, y entonces nos enfrentaremos del todo al verdadero peligro del Coronavirus en Venezuela, que no es otro que socialismo, el chavismo, la horrible estupidez de esos virus de la política que son los chavistas, que tal como el SARS-CoV-2 existe en los murciélagos, en los seres nocturnos y en lo peor de la creación.

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