diciembre 4, 2019
La situación de la oposición es complicada por la magnitud de la corrupción y por el desespero de algunos que consideran que el presidente (e) Guaidó debe renunciar.
Sin duda que nuestro presidente encargado ha cometido errores y algunas personas de su entorno lo han perjudicado.
Entendamos que mientras Maduro cuente con el apoyo de la Fuerza Armada y del TSJ no es fácil poner fin a la usurpación, pero muchos reclaman la promesa incumplida con el consecuente desgaste y disminución de popularidad. Ahora, el caso de corrupción de diputados de oposición con empresarios nacionales y el ocurrido con parte de la ayuda humanitaria en Cúcuta ha exacerbado las críticas e incluso algunos han pedido la renuncia al presidente (e).
Con sus más y sus menos el presidente (e) Guaidó es el dirigente que tiene actualmente mayor aceptación nacional e internacional, con reconocimiento de más de cincuenta gobiernos.
Defenestrarlo sería la mayor insensatez que podemos cometer los demócratas.
Lo procedente es controlar el daño ocasionado por los corruptos y por el mismo Guaidó. Para ello es necesario un acercamiento con María Corina, Ledezma y Arria, quienes han expresado sus críticas, pero también su reconocimiento como presidente encargado.
Guaidó debe dar una demostración de amplitud incorporando a su gobierno a ciudadanos de otros partidos y a muchos independientes, todos con solvencia moral. También debe reconocer sus errores y fustigar más duro a la corrupción y al régimen.
Confiamos que prive la reflexión y mesura sobre interese personales o de grupo y no permitamos la cizaña del régimen. NOTICIERO DIGITAL
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