Si en medio
de un agudo enfrentamiento se logra un cambio de gobierno se corre el riesgo de
que el nuevo, en unos meses, sufra la misma caída de popularidad al no resolver
la inflación y el desabastecimiento
Un borracho
dice: “Yo tomo whiskey con agua y me rasco, tomo ron con agua y me rasco y tomo
vodka con agua y me rasco. A partir de ahora no tomo más agua”.
Es
imposible resolver un problema si se lo atribuimos a causas equivocadas. Ni la
especulación es la causa de la inflación, ni el acaparamiento es la causa del
desabastecimiento. Es exactamente al revés. Hoy en Venezuela un vendedor sabe
que puede vender sus productos con sobreprecio porque el comprador tiene la
sensación de que si no lo compra ya, terminará pagándolo más caro en un rato.
Lo mismo le pasa a ese vendedor con sus proveedores porque no tiene idea cuánto
le va a costar su mercancía cuando le toque reponerla. La inflación es primero,
luego viene la especulación y se genera un círculo vicioso.
Lo mismo
pasa con el acaparamiento. Este no existe cuando hay para todos, aparece cuando
hay escasez. Los productos que venden los buhoneros en la calle a tres veces su
valor son los que no se consiguen.
El gobierno
se empreña tercamente en resolver el problema controlando precios, persiguiendo
especuladores, importando comida y subsidiándola con dólares a 6,30, sin darse
cuenta de que ninguna de esas cosas ataca las causas, más bien contribuyen a
agravarlo. Cuando uno nada contra la corriente no avanza, se cansa y se ahoga.
La crisis
económica solo se podrá superar si se atacan las causas y la principal parte de
un modelo económico equivocado que se desarrolló durante 15 años gracias a un
chorro de petrodólares que lo financió. Pero el modelo es insostenible y cada
día que pasa se hace más perverso y más complicado corregirlo.
El Cendas,
en su último informe, indicó que los precios de los alimentos de un año para
acá aumentaron más de 100%, ubicando la Canasta Alimentaria Familiar de marzo
de 2015 en Bs. 20.919, lo que significa que una familia de 5 miembros requiere
3.7 salarios mínimos para adquirirla. Adicionalmente determinó que había
escasez en 29,3% de esos productos.
Esas cifras
en un papel representan un problema serio, pero cuando se verifican en la
realidad se convierten en tragedia. Son padres y madres que sufren para
alimentar a su familia. Seres humanos que no consiguen medicinas para atender a
sus enfermos.
El gobierno
insiste en atacar las consecuencias y no las causas, entre otras razones porque
rectificar el modelo tiene un costo social, y como consecuencia, uno político
grande.
La
superación de la crisis pasa por sustituir el modelo por uno que genere
confianza y estimule inversiones que permitan, al mismo tiempo, generar empleo
y bienes y servicios en abundancia. Eso se dice fácil, pero corregir los
enormes desequilibrios que sufre la economía venezolana es complicado y
superar nuestra deficiencia de divisas, en una economía altamente dependiente
de las importaciones va a tomar tiempo.
Al Gobierno
se le hace imposible superar la crisis en medio de este ambiente de
confrontación, entre otras cosas porque lo más importante que se requiere es
confianza, y después de 15 años de desarrollar un modelo equivocado donde el
derecho a la propiedad ha sido tan vulnerado es bien difícil que se genere.
Ahora bien,
si logramos cambiar este gobierno, el próximo tendrá que enfrentar problemas
serios. Recuperar el aparato productivo, resolver el desabastecimiento y
controlar la inflación eso va a tomar tiempo y requerir medidas duras. La
confianza no se genera solo con un gobierno que desarrolle políticas económicas
coherentes y acertadas. La gobernabilidad es fundamental porque nadie invierte
en un país que está inmerso en una confrontación agónica.
La crisis
económica, como tenía que ocurrir, ha provocado una caída fuerte del gobierno
en la opinión pública. Si en medio de un agudo enfrentamiento se logra un
cambio de gobierno corremos el riesgo de que el nuevo, en unos meses, sufra la
misma caída de popularidad al no resolver la inflación y el desabastecimiento y
después venga otro, y otro, y otro. Una experiencia que ya han vivido varios
países vecinos con consecuencias lamentables.
Tenemos que
trabajar para crear las condiciones que hagan posible un amplio entendimiento
social alrededor de una propuesta que logre el soporte y el ambiente necesario
para que sea viable en el tiempo.
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