Blog de Víctor José López /Periodista

domingo, 29 de marzo de 2015

SEMANA SANTA EN SEVILLA por Joaquín Albaicín y fotos de Concha Laverán


Hola mi apreciado Víctor José, te adjunto este artículo que te gustará, escrito por mi amigo Joaquín Albaicín, quien es el hijo de María Albaycín la gran bailaora que fue esposa de Joaquín Bernadó, e hija del Albaycín.
Joaquín escribe muy bien, sabe mucho de toros y cante. Está separado de Salomé Pavón la nieta de Manolo Caracol. Si quieres escribirle y tener sus artículos le puedes escribir de mi parte a su e-mail remitente:  yeticave@hotmail.com
Un abrazo,
Alberto Lopera.


Paseíllo en Sevilla


Primavera significa ‘primer verdor’. De ahí que su llegada en el equinoccio suponga la explosión de la vida, el redescubrimiento del colorido de una naturaleza que se antojaba amustiada y como dormida bajo las brumas, nieves y aguas del invierno.
Pocas ciudades tan bellas como la capital de Andalucía para ser testigo de su adviento cada 20 de marzo, coincidente este año con un eclipse total de sol, pues, aunque hablar de Sevilla como un enclave caluroso en extremo sea un lugar común, quienes allí vivimos o hemos residido sabemos que su invierno toma las calles con un frío y una humedad que calan hasta los tuétanos. Pero con la primavera…
¡Ah, la primavera en Sevilla!
Un sabor especial. Tienen razón ‘Los del Río’. Ya no canta la ‘Niña de los Peines’ en el casino de la Alameda, ni se encaja ‘Chicuelo’ la montera en la puerta de cuadrillas de la Maestranza, ni Cernuda, Romero Murube o Machado escriben versos en sus cafés, y, además, se acaba de morir la Duquesa de Alba. Pero la urbe fundada en el érase que se era por Hércules sigue siendo la ciudad de Curro Romero, de Victorio & Lucchino, de ‘Los Morancos’, de Manuela Carrasco… Y es, sobre todas las cosas, una ciudad primaveral.
Cumplidos los ayunos de la Cuaresma, toca el turno a la celebración que los clausura. Es el momento del renacimiento subsiguiente a la purificación. Por eso, del carro en el que la primavera viaja, tiran dos caballos –la Semana Santa y la Feria de Abril, con su magno ciclo taurino– que son en realidad los dos acontecimientos en torno a los cuales gira todo el año hispalense. Es habitual que, a modo de resaca del invierno, la lluvia torrencial frustre los anhelos de más de una cofradía, obligando el desaire climático a nazarenos, costaleros, cohortes e imágenes a buscar refugio en el templo más cercano, pero esa incertidumbre no hace sino incrementar la ilusión y emoción de los devotos que, impacientes, atestan el Duque para recibir el paso con el que el ciclo santo rompe plaza: La Borriquita. Tras ella, y durante siete días, La Macarena, Sentencia, el Gran Poder, Los Gitanos… renovarán con su ritual salida el pacto con el cielo de una Sevilla de calzadas tapizadas por las lágrimas de cera desprendidas de los velones de los nazarenos.
Confitería La Campana

La Madrugá’ es una noche señera en la Semana Santa sevillana. Y bien lo saben en La Campana, donde no dan abasto para atender a los nocherniegos que en JuevesSanto abarrotan la confitería
La noche señera es, sin duda, la ‘Madrugá’, la del Jueves Santo. Bien lo sabe la ensolerada pastelería ‘La Campana’, sita desde 1885 –¡ciento treinta años ya!– en la esquina de Sierpes con la Plaza del Duque, y que no da abasto para atender a los nocherniegos que, cada poco, abandonan frotándose las manos sus sillas de abono para recuperar un poco el tono con un café con torrija, una copita de coñac, unas yemas, un tocino de cielo o uno de los dulces de la casa que más nos gustan: un pez de plata rebosante de dulcísima nata. También abarrotado y con la barra funcionando a pleno pulmón está, durante todas las noches de la semana, su restaurante anexo: ‘La Reja’.
Durante la Semana Santa, viven sus días de gloria los hombres de las Hermandades, en torno a algunos de los cuales ha tejido la ciudad su propia mitología. Leyenda es, por ejemplo, Miguel Loreto, con sus treinta y tres años al frente del paso del Cristo de la Sentencia. O Juan Manuel Martín Jiménez, para muchos el más carismático capataz que ha tenido el Señor de la Salud (Los Gitanos), del que es actualmente capataz honorario, y cuya biografía –’La voz de bronce’– ha bordado Antonio Ortega. En Sevilla, donde el argot taurino brota en cualquier conversación, se habla de ellos como el ‘Curro’ y el ‘Paula’ del martillo. En el caso del segundo, que no en vano tiene un hijo torero, Luis Martín Núñez, la dinastía continúa en la persona de su otro vástago, Juan Manuel, capataz hoy del Señor de la Salud al tiempo que primer capataz del paso del Misterio de Los Panaderos.
Al Domingo de Resurrección, fecha de cartel tradicionalmente nutrido con toreros de arte –durante muchos años: Curro, Paula y uno más– llegan, pues, muchos espadas, no sólo tras pasar por capilla, sino fortificados por los gozosos rigores de la Pasión, ya que no son pocos los que salen con túnica y cirio delante o detrás de los pasos. Rivera Ordóñez, Oliva Soto o los hermanos ‘Chicuelo’ lo hacen hoy como Joselito ‘El Gallo’, Belmonte, Ordóñez o Manolo Vázquez antaño… En el manto de la Macarena aún puede verse prendido el alfiler de esmeraldas ofrenda de Joselito, por quien la Virgen vistió luto en 1920, tras caer José abatido por la cornada de ‘Bailaor’. Otra virgen, la de la Estrella, fue asimismo ataviada con luctuosos ropajes en 1931 por la muerte en Madrid, debido a las terribles heridas que le inflingieran las astas de ‘Fandanguero’, de uno de sus grandes devotos, ‘Gitanillo de Triana’.

Puerta Grande

En Puerta Grande se pueden ‘acariciar’ en una vitrina vestidos de torear regalados a su propietario por Paula, Curro, Litri, Ortega Cano, Ojeda, Aparicio y Manzanares
Antes de ir a los toros, claro, habrá que comer. A dos pasos del Arenal y justo a espaldas de la Maestranza tienen ustedes el restaurante ‘Puerta Grande’, de Antonio Donaire, en su día maletilla a la antigua usanza y novillero, bohemio y amigo de coletas y flamencos. Desde su entrada se puede divisar a los toreros, ya vestidos de luces, estrechando manos amigas antes de introducirse en la plaza por el patio de caballos. Rabo de toro, entrecot, lenguado… Lo que pidan estará bueno y agradará a su paladar. Y en una vitrina, vestidos de torear regalados a Antonio por sus amigos matadores: Paula, Curro, ‘Litri’, Ortega Cano, Ojeda, Aparicio, ‘Manzanares’… Incluso uno de Carlos Arruza. Fácil que entre los comensales reconozca uno a Diego Carrasco, Jesús Quintero o Raquel Revuelta. Esto, antes de ir a la plaza. ¿Y a la salida? Primero, cenar algo. Cruzando por el Puente de San Telmo hasta el otro lado del Guadalquivir, ese río en cuyas aguas Hans Christian Andersen aseguró haber visto chapotear una sirena… 
Volapié Copas
En esa orilla trianera del río, que a mí siempre me recuerda la Venecia por la que se persiguen Angelina Jolie y Johnny Depp en ‘El turista’, pues allí, al lado de la Plaza de Cuba, abre sus puertas ‘El Volapié’, sobre las excelencias de cuya mesa ya hablamos en el número anterior. Y, a poco metros, justo al final de la calle Betis, su filial nocturna: ‘Volapié Copas’. En este espléndido local regentado por los hermanos Curro y Tico Roldán, heredero del años atrás llamado ‘La Tertulia’, donde iban a jugar al dominó ganaderos, cantaores y toreros, es donde ahora van por la tarde a ver los toros en el plasma quienes no tienen o no quieren tener una barrera, tendido o grada y, por la noche, copetean, ríen y se dan una vueltecita por rumba las sirenas sevillanas, sin cola de pez como la de Andersen, y los galanes que las pretenden.
Sala Amador

¿Qué mejor remate para una noche de primavera en Sevilla que una velada flamenca? En días de Feria, lo propio es acabar en la caseta de los buñuelos, primorosamente preparados por las gitanas y donde suele haber buena fiesta. Y, si no es Feria, una gran opción es acercarse a los Remedios, al número 16 de la calle de Montecarmelo. Allí el gran cantaor Juan José Amador, cuyo eco ha inspirado el baile de grandes como Manuela Carrasco, ‘El Güito’, ‘Manolete’ o ‘Farruco’, ha abierto con su apellido –y una inversión, claro– la ya imprescindible ‘Sala Amador’. Baste con decir que por su escenario han pasado ‘La Tana’, Carmelilla Montoya, Rafael Riqueni, Manuel Molina, Raimundo Amador, ‘Carrete de Málaga’, Enrique Heredia ‘Negri’, ‘Caracafé’, Enrique ‘El Extremeño’, Manuel Valencia, Herminia Borja… para que lleve uno bien asumido dónde ha de poner la guinda a su salida nocturna sevillana. ¿Y el desayuno? Pues para el desayuno, échele imaginación y arrégleselas usted mismo, porque yo no puedo ya más y, con su permiso, me voy a dormir. Eso sí: ¡no dirá que le dejo en mala compañía!


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