¿Resolverán las elecciones primarias y las
parlamentarias nuestra grave crisis institucional, política, social y
económica?
Es posible, pero entendamos que es apenas un paso en ese
sentido y solo si procedemos correctamente.
Actualmente, tanto en la
alternativa democrática, como en los predios rojos, las huestes
están inquietas. Pareciera que hay poca capacidad de liderazgo
para encauzar las energías de los respectivos cotarros y así evitar
la anarquía. Por el contrario, más bien algunos
dirigentes y opinadores políticos hacen lo posible para incrementar
la agitación destructiva del país.
Con razón, los oficialistas no respetan al presidente
de facto, quien está rodeado por un reducido grupo de adulantes que
le aplaude todos sus embustes y malas decisiones. El resto está consciente de
que el proceso revolucionario viola los derechos humanos, que
la política económica es un gran fracaso y que los anuncios de intentos de
magnicidio y de golpes de estado son inventos.
Sin embargo, en los
rojos no hay una masa directiva crítica que exija un cambio de 180 grados. Las
primarias rojas serán una farsa más y el régimen hará todo lo posible por
retener su mayoría parlamentaria. El nivel de alboroto en el cotarro
seguirá aumentado y puede desembocar en una protesta generalizada. Ojalá que no
se manifieste en saqueos como en febrero de 1989, hoy irresponsablemente
aplaudidos.
Del lado de acá, la situación no
es de tranquilidad, ni de optimismo. Algunos dirigentes
parecen no darse cuenta de que el cotarro democrático está molesto. En
una situación tan crítica es imperdonable que no se pongan de acuerdo sobre
cómo designar a nuestros candidatos a diputados. El punto crítico no es si
la selección debe ser por consenso o por primarias, sino
que los candidatos tengan buenas condiciones personales, que
representen diferentes sectores y sean combativos. El escollo
es la desconfianza de que sea así, desconfianza que se acentúa porque muchos de
nuestros representantes actuales en la Asamblea no han dado
la talla.
Es comprensible que los partidos requieran
ubicar a sus militantes, mucho de los cuales tienen
méritos y han estado activos en esta lucha contra el totalitarismo, pero deben
dejar algunos espacios para luchadores sociales y personalidades no militantes.
Es deseable que repitan algunos diputados, pero otros deben ser dados de
baja, por incumplidos o por pasivos. Es de esperar que
haya una adecuada representación de jóvenes y de mujeres.
Un
requisito para ser elegido diputado es haber residido cuatro años consecutivos
en la entidad correspondiente. Sería inconveniente que se postulen diputados ya
jubilados y hay que tener cuidado de que no se vuelvan a
filtrar sabandijas.
Debemos estar conscientes de que es necesario
acudir a votar y realizar el esfuerzo para obtener el mayor número
posible de diputados. ¿Qué podemos lograr asumiendo que se mantenga el
número de 165 diputados a elegir? Para decretar una
amnistía se requiere el voto de 83 diputados. Para destituir a la Fiscal,
Contralor, Defensor del Pueblo y Rectores del CNE se requieren
también 83 diputados, pero previamente debe haber un pronunciamiento del TSJ.
Para destituir al vicepresidente o a un ministro, y para
aprobar una Ley Habilitante se requiere contar con 99 diputados. Para destituir
a un Magistrado del TSJ y aprobar Leyes Orgánicas se requiere de 110
diputados. .
¿Será posible obtener los 110
diputados que permitiría destituir a los Magistrados del TSJ, responsables
directos de todas las violaciones a la Constitución y así iniciar la
recuperación de la independencia de los otros Poderes? Desde luego que es posible,
pero la probabilidad no es muy alta tomando en cuenta el ventajismo oficial, el
sesgo del CNE y la actuación de algunos de nuestros dirigentes.
Afortunadamente, esta probabilidad aumentaría
si los partidos que integran la MUD deponen diferencias, establecen una unidad
de propósito y, desde luego, proponen buenos candidatos,
sea por primarias o por consenso. Sin embargo, debemos estar conscientes de que
ganar las parlamentarias es una condición
necesaria, pero no suficiente, para salir de este régimen totalitario
.
Como en botica:
Total
rechazo merece la decisión de Guyana de autorizar a Exxon y a Shell para
explorar y explotar petróleo en nuestras aguas territoriales.
La
posición entreguista de Chávez y Maduro ante Guyana es la responsable de esta
amenaza real a nuestra soberanía sobre la fachada atlántica.
Muy buena la
posición de Chuo, de Berrizbeitia y de Capriles sobre la
visita de Unasur.
La sentencia a ocho años de cárcel
para Raúl Baduel y Alexander Tirado por participar en una manifestación
evidencia, una vez más, la sumisión de jueces a las órdenes de
Miraflores.
Por razones de salud es
procedente que pongan en libertad a Miguel Ángel Maldonado Nieto y a
Pablo Estrada.
¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com Noticiero Digital,
Runrunes, 10/03/15
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