La
rebelión en contra de la opresión ha sido el torrente que recorre las venas de
la juventud. Este fuego de libertad ha escrito la épica de la más heroica
historia de la humanidad. Jamás se entendería, si no fuesen los jóvenes los
guionistas de su propio destino.
Así
lo entendió Nelson Mandela cuando invitó a los jóvenes a hacer historia,
exaltándoles a convertirse en las estrellas que con su luz indicaran los
caminos a seguir en la inmensidad del espacio del futuro.
No
brilla la juventud en el tempestuoso firmamento de la tiranía, los jóvenes se
convierten en guías de las causas solo cuando emergen con vigor en movimientos
de lucha.
Así
ocurrió en La Victoria en 1814, cuando los estudiantes de Caracas, jóvenes
inexpertos en lides militares, se convirtieron en vencedores ante lo que
parecía imposible. Conducidos por José Félix Ribas, y otros jóvenes de
alcurnia, derrotaron en larga e infernal batalla al demonio del terror de los
ejércitos patriotas.
Hoy
nuestros estudiantes personifican a los valientes de aquel 12 de febrero, al
enfrentar sin rendirse a los nuevos Boves, quienes les secuestran y encierran
en ergástulos infames para torturarles y reprimirles traicionando principios
legales fundamentales y burlando derechos humanos.
Encarnan
también nuestros muchachos a aquellos jóvenes que cerraron libros y cuadernos
en febrero de 1928, abriendo en la sociedad venezolana la cárcava de la
protesta que no se ha cerrado desde entonces. Fue ayer la protesta activa
contra la tiranía de Gómez, hoy la protesta es contra la impunidad estructural,
la pérdida de la soberanía, la mordaza a la expresión, la persecución y el
crimen político.
En
el 28, durante la Semana del Estudiante, el tirano respondió a la protesta;
Gómez los encerró en el Cuartel del Cuño, hoy Maduro los entierra en la Tumba.
Ayer los sepultó el tirano en la Rotunda y el Castillo Libertador, hoy el
tirano los ahoga con excrementos en el Rodeo y Ramo Verde. Nuestras
universidades tampoco bajaron la guardia en 1958 y de sus entrañas se gritó sin
callar, ante el acoso de la Seguridad Nacional y la opresión castrense, la
consigna libertaria.
Hace un año los jóvenes de la patria
invitaron a salir a la protesta, entonces como ayer los jóvenes de hoy han sido
apoyados con la admiración por una nación que está en la calle, porque se
necesita una salida que busque democráticamente el cambio de un sistema
fracasado. La juventud se ha transformado en ríos de pueblo, ayer, hoy y
siempre seguirá en las calles expresando su protesta en contra de la opresión y
exigiendo libertad en su futuro.
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