Al límite
- ¿Cómo va a hacer el Gobierno con la minoría de los votos y la Oposición como mayoría después del 8-D?
Luis García Mora | 10 de Noviembre, 2013
La situación es tirante.
La crisis política es tan grande que pareciera que
sólo a través del Papa se podrían comunicar Maduro y Capriles.
Maduro no es Chávez y el nivel de arbitrariedad que
esgrime revela demasiadas carencias.
Como ese grosero acto de ventajismo de convertir el
día de las elecciones municipales por decreto en el “Día de la Lealtad y el
Amor al Comandante Supremo Hugo Chávez y a la Patria”, para tomar las calles
como un irrespeto absoluto de los comicios, es un acto más propio de Alfredo
Stroessner o de Chapita Trujillo, de Somoza o de Ríos Montt.
Se provoca para acelerar el caos. Al tiempo que en
mitad del desastre se intenta crear un ente de seguridad, el CESSPA, para que
actúe con desconocimiento de la autoridad civil y con una pesadísima mano
militar que forje un macrosistema de espionaje y de control de la sociedad,
como dice Pascuali.
Y se anuncia la instalación de cohetes, misiles,
radares y bases antiaéreas en los barrios y comunidades civiles para
convertirlos en un blanco militar.
Todo esto ante un país que siente agónico y con un
Gobierno que lo apalea.
Se sufre el peor octubre inflacionario desde 1950. El
gasto público se duplica y los presupuestos no funcionan. Son letra muerta,
inútil. Se aprueban en otra estafeta administrativa a la que aun llaman
Asamblea, pero que sólo es una especie de hilacha, de filamento institucional.
De manera que la economía se va al garete. El comercio
se militariza. La conflictividad se agudiza y los ánimos se encrespan.
El sábado hubo una marcha “autoconvocada” contra
Maduro, al margen de la MUD.
Y llegados aquí vale la alarma: lo peor (o repeor) ante
una situación casi ganada es que la oposición se desbarate. Como lo sabe
cualquier veterano, ahora es cuando hay que unificar más al sector democrático
porque los acontecimientos se aceleran y vivimos tiempos de lucha completamente
confrontados con el caos.
La mente al frízer. La oposición tiene que tener claro
hasta dónde quiere ir. Y cómo. Con vías diferentes que se discutan. Capriles
hace un esfuerzo por unificar la línea. Todos los indicadores económicos pueden
estallar. Y, dentro de un conflicto aún disperso, Liliana Ortega (Cofavic)
habla de “mini caracazos” ocurriendo.
Así que hay que hacer la “política de la realidad”,
basada en intereses prácticos y concretos, en lugar de principios teóricos o
ideológicos difusos. Y hacerlo de acuerdo con las circunstancias del entorno.
Sin dilapidar lo ya obtenido.
El debate está ahí, silencioso, invisible, bajo el
bombardeo sostenido, el Blitz de
Maduro, entrampado y perplejo.
Para algunos se plantea la sustitución de Maduro en
dos tiempos: con las elecciones municipales del 8-D como referencia capital,
como el momento insoslayable, aunque otra buena parte está diciendo que el país
no aguanta más y de alguna manera está pensando en el cese inmediato de la
situación actual. Y no es para menos: cada vez que el Gobierno habla se desatan
nuevos ataques sin contenidos ni propósitos económicos y políticos para salir
del atolladero. Y esto estimula y presiona a algún aventurerismo opositor. Sin embargo, en el
sector más reflexivo, si en algo hay unidad es en la idea de que Venezuela
exige un cambio.
Si se mantiene vigente la vía consensuada y
democrática, se tratará de imaginar una sustitución por elecciones. Y en esto
hay discusión. Se plantean alternativas que van desde una Constituyente o una
Reforma Constitucional, un Revocatorio o un adelanto de los comicios
parlamentarios e incluso presidenciales, hasta los que quieren salir a coger
las calles y no regresar jamás.
Y, llegados a esto, volvemos a repetir: también hay
que meter las vísceras en el frízer. Como reflexiona una bien puesta cabeza
opositora, “El problema consiste en la construcción de objetivos”. Con una
sabia conexión entre templanza y temple, entre moderación y valentía. Porque de
mantenerse el ascenso histórico del voto opositor, y si el 8-D se cumple la
probabilidad de un resultado 54% a 46%, o de 56% a 44%, se trataría de una
ventaja gigantesca en términos de votos reales.
De manera que todo argumento que pase por poner en
cuestión la vía electoral tiene que ser objeto de un debate muy serio, honesto
y terminante.
El Gobierno tiene aún hoy un peso institucional muy
grande. Y hoy tu fuerza electoral es tu capital político. Más nada.
Y ha costado demasiado construirlo.
Hay que evaluar la confrontación final, que primero
pasa por sacar ocho millones de votos. “Con 54% metes por lo menos 144 alcaldes
y si alcanzas 56% sacas 176”. Y Henrique Capriles es el más cauto porque es el
único que está electoralmente más cerca del desenlace.
Templanza y temple. Moderación y valentía. La
situación es tirante.
¿Se acerca nuevamente la hora de Henrique
Capriles? ¿Qué hará después del 8-D?
Cráteres
- IVAD da una diferencia de 10 puntos en Libertador
entre Jorge Rodríguez e Ismael García, mientras que Antonio Ecarri tiene entre
3 y 4. Cuando la oposición lucha por debilitar al Gobierno desde Caracas, su
espacio geográfico, donde tiene su poder de choque paralelo, sus colectivos
armados y un control político del país desde Miraflores, Ecarri luce como un
incordio. No hay nadie como él con cuñas de radio y TV. Afirman que es el
candidato de Diosdado, porque supuestamente lo dice Diosdado. Pues no hay manera
de construir una nueva mayoría en Caracas con esta polarización. Capriles
quería atraerse al chavismo, pero Ecarri en Caracas quiere atraerse a los
opositores. Y el candidato no es Ismael García sino la unidad producto de unas
primarias. ¿Qué y quién mueve a Ecarri en contra de la oposición?
- Cuando se otea el horizonte hay quien habla de “cero
golpe”, de “gobierno tutelado por los verdes” y de que “no hay estallido
social” porque “el Gobierno tomó los medios y está muy prevenido con relación
al tema” y a nadie le interesa una explosión social. Pero hay fuerzas sociales
que van a jugar un rol aquí. Fuerzas que usted no puede controlar. El 70%
quiere protestar y el 60% tiene miedo.
- Llama la atención lo que dice el economista Ángel
García Banchs: “El chavismo se está conduciendo directamente a sí mismo hacia
un proceso de implosión [...] La situación de caja de PDVSA es tan grave que
obliga al BCV a imprimir bolívares para poder pagar su nómina, impuestos y
regalías al Fisco [...] No hay ningún mecanismo de coordinación entre
los distintos factores de poder político en el Gobierno. Y estas fallas de
coordinación están conduciendo al país al desborde de la escasez y hacia una
situación de desorden que Maduro ha llamado colapso total”.
- Y en particular, en 2014, un primer escenario: mayor
inflación (55%), más devaluación y nivel de escasez verdaderamente alto (20%).
En un segundo escenario: inflación de 80% con escasez de 15%. Tendrán que
escoger. “Si se produce como se cree una devaluación antes o después del 8-D,
escasez de 25% para inicios de 2014, desorden, desesperación por la comida,
nerviosismo”. “La historia populista de América Latina es muy clara: cuando un
país llega a estos límites, inevitablemente se termina dando una transición con
fines de superar el caos y recuperar el orden. Ciertamente, nuestros ideólogos
tienen una propuesta para lograrlo: la libreta de racionamiento”, dice el
economista.
- ¿Cómo va a hacer el Gobierno con la minoría de los
votos y la Oposición como mayoría después del 8-D?
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