¿Dónde están los reales?
¿Y qué se hicieron las
vacas? ¿Dónde están los reales?
Aquellas vacas importadas de
Argentina y del Uruguay, de las que tanto presumió Chávez que tendríamos una ganadería como la del Brasil, las vacas que nos restregó
en el rostro, agredió a los ganaderos venezolanos, al anunciar, anuncio fallido
como todos sus anuncios, que íbamos a exportar leche al mundo.
Eran los días de la euforia
revolucionaria, fue cuando Giordani nos decía orgulloso de lo que vendría que “íbamos a quitarnos los inversores a sombrerazos”.
Era cuando Chávez y sus soldados le
arrebató las fincas, las tierras y los créditos a los hombres que trabajaban en el campo venezolano.
Lo hizo con la fuerza del poder, basado en un
librito azul que nadie leía y que no se cansaba de violar, con la sin razón del
ignorante, en actitud retrechera.
Estaba sobrado.
Aguajero, como siempre fue, retaba al trabajador del
campo con el pronóstico del éxito.
Un triunfo que nunca llegó, que no viene y
que aseguraba tendría gracias a sus amigos cubanos, argentinos y uruguayos.
Hoy no hay leche que se
produzca en el campo venezolano. Tampoco maíz, ni caraotas, no hay tomates
porque no se siembran y por eso no se cosecha. No se producen papas, nada se
produce en nuestras tierras y cuando los alimentos llegan a la mesa del
venezolano, es gracias al petróleo cuyos barriles se pagan de contado en el
Imperio, porque el que le regalamos a Cuba o al Caricom no nos da ni para el cafecito.
Ahora hay que buscar al
sabotaje, la conspiración, hay que esperar lleguen las noticias de los
pajaritos, de los fantasmas en los
túneles. Como llegaban en Haití en las noches sin luna, en los arrebatos de
Papá Doc, el terrible doctor Duvalier con sus Tonton Macoutes

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