Blog de Víctor José López /Periodista

lunes, 7 de octubre de 2013

MUD Y CONSTITUYENTE Por Julio César Moreno León

 MUD  Y CONSTITUYENTE
Por Julio César Moreno León

Un grupo de ciudadanos, preocupados por el rumbo que lleva el país, nos dirigimos a la Mesa de la Unidad Democrática solicitándole que liderara la convocatoria a una Asamblea Constituyente por iniciativa popular, de acuerdo con lo establecido en el artículo 347 de la Carta Magna.
El Secretario General de la MUD respondió a nuestra propuesta, en nombre de esa organización, en documento fechado el día 20 de este mes de septiembre. Particularmente valoro esa respuesta como parte de un debate que tiene que darse, y que estimo de interés fundamental.
Estoy entre quienes piensan que las decisiones en momentos críticos- y obviamente este es el caso- deben ser tomadas con base a la realidad, pero escuchando siempre a los distintos sectores, e incluso preguntándonos si en las visiones diferentes a las nuestras podemos encontrar el camino para mejorar lo que hacemos, o para corregir los errores cometidos. Dentro de ese contexto hemos planteado nuestras consideraciones y con el mismo sentido entiendo la respuesta del doctor Aveledo.

La Carta a la MUD no pretende iniciar una polémica con ningún sector de la oposición que nos coloque en confrontación irreductible con quienes, al igual que nosotros, aspiran lograr el rescate democrático de la nación. Por el contrario los firmantes de esa carta creemos que la crisis del país debe discutirse en un ambiente de respeto, y en la disposición honesta de analizar sin prejuicios cada argumento. Yo espero, tal y como señala textualmente  el Secretario General de la MUD, que los resultados del 8-D: “puedan dar lugar a nuevas situaciones y escenarios, en los cuales puedan replantearse muchos temas, estrategias y objetivos”. En relación con esta consideración del principal dirigente de la mesa unitaria, creo que la victoria en las elecciones municipales debe impulsar una dinámica democrática y constitucional que logre sustituir al régimen, utilizando la única vía pacifica posible: la Asamblea Nacional Constituyente.

De acuerdo a lo señalado por el doctor Aveledo, la MUD estima inconveniente la proposición que hemos llevado a esa instancia, porque siendo la defensa de la Constitución una de sus banderas fundamentales, sería contradictorio que ese organismo impulsara un proceso constituyente. Y dice que esta iniciativa “enviaría un mensaje confuso y contradictorio”. Sin embargo - según mi opinión-, el mensaje confuso y contradictorio consistiría en  denunciar el fraude y la ilegitimidad del régimen, y luego, en la práctica  aceptar el estatus nacido de ese fraude. 
Y aun cuando algunos altos líderes del sector democrático han recomendado “pasar la página” en el tema de la ilegitimidad, como recientemente lo ha planteado el Gobernador de Lara, lo cierto es que el Estado de Derecho fue  violentado de manera flagrante en las elecciones presidenciales, y que el ilegítimo gobierno surgido de ese proceso ha sustituido la Ley por una hoja de ruta que nos lleva al totalitarismo.
La hoja de ruta totalitaria pasa por la continuación de la acción represiva contra la disidencia, tal y como ha ocurrido con los jóvenes que  por protestar el fraude fueron apresados y salvajemente torturados por agentes de la Guardia Nacional en el Estado que gobierna el señor Falcón. Estos compatriotas son hoy objeto de feroz persecución orquestada desde la Fiscalía General de la República. Es imposible pasar la página frente a estos hechos y frente a muchos otros que continúan ocurriendo en todos los ámbitos de la vida nacional. Tratar de obviar los múltiples atropellos del régimen si resultaría confuso y contradictorio, y por tanto imposible de entender y justificar.
Con inmensa preocupación los venezolanos sentimos como se deshace peligrosamente la precaria convivencia del país. Quedarnos sin elaborar la alternativa clara frente al caos que sufre nuestra sociedad significaría un grave error de nefastas consecuencias.
Posponer las definiciones de la oposición ante el creciente desastre de la república para limitarnos a “concentrar energías” en la elección municipal, es ignorar que sobre todas las elecciones inciden fatalmente los acontecimientos que ocurren día a día, y que en ellas se debate sobre lo bueno y lo malo que hacen gobierno y oposición. 
Ninguna confrontación electoral puede despegarse mecánicamente del acontecer nacional. Por algo la misma dirigencia opositora, incluyendo a Capriles, ha dicho que las municipales serán una medición sobre la fuerza del oficialismo y del sector democrático.
El llamado al voto municipal debe contener, no sólo la demanda de reivindicaciones vecinales. Los vecinos son ciudadanos del país, y por esto las elecciones del 8-D no estarán divorciadas de la problemática global de la república. Como consecuencia de ello, las votaciones próximas deben significar el impulso hacia la democrática relegitimación de todas las instituciones, incluyendo la Presidencia de la República.

El triunfo en las municipales debe ser el paso previo para provocar el cambio del gobierno y del régimen a través de la Constituyente convocada por la iniciativa popular. El otro camino sería extender un compás de espera hasta las elecciones  parlamentarias próximas, y luego intentar un revocatorio del mandato presidencial, para finalmente terminar  de manera engañosa aceptando con resignación, el cumplimiento del inconstitucional mandato del señor Maduro. Pienso que la crisis no se afronta mirando de esa forma el tiempo que estamos viviendo.

El vacío de definiciones frente a la descomposición social producto de la corrupción, el fanatismo y la indolencia, unida a la evidente quiebra de nuestra economía, nos hunde cada vez más en un caos, frente al cual no se dibujan respuestas. La desesperanza se ha convertido en la forma de vivir de una sociedad cada día más frustrada y escéptica.
En este ambiente de incertidumbre que caracteriza a la Venezuela actual, se tejen todas las especulaciones posibles. Sobre todo cuando la censura a los medios logra el efecto de silenciar la verdad de los acontecimientos nacionales. Esta incertidumbre puede desembocar en cualquier momento en una salida de fuerza, o en el desbordamiento del malestar colectivo en niveles de aguda ingobernabilidad, o  en el intento del gobierno de establecerse de manera abierta como una dictadura apoyada en la estructura militar,  y en los organismos represivos legales e ilegales que se han construido durante todos estos años.
A medida que se acerca la fecha de las elecciones municipales, el gobierno golpea a la oposición y a la sociedad democrática utilizando todos los medios destinados a mandar mediante el terror. La disminución del apoyo popular al régimen es evidente, y en esa misma medida se intenta detener mediante la fuerza la desbandada de los cuadros oficialistas, y del pueblo que les había acompañado. 

La MUD ha cumplido un importante  papel en la lucha democrática del país y en el mantenimiento de la unidad de los demócratas en estos tiempos difíciles. Es evidente que se aproxima el combate definitivo entre la dictadura y la democracia en Venezuela. Salvo que un zarpazo desde el poder intente consolidar el proceso totalitario, la Constituyente será la bandera, y la Mesa de la Unidad deberá asumirla si quiere continuar al frente de las esperanzas ciudadanas.  





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