Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 1 de marzo de 2012

CARLOS M. MONTENEGRO : Cuando se dimite por honor

Christian Wulff anuncio en una breve comparecencia, al lado de su esposa, que presentaba la dimisión a su cargo...había aceptado favores de empresas particulares, como tomarse vacaciones en la isla de SYLT en compañía de un amigo que lo invitó


Después de estos intensos meses de atmósfera política densa y cansina, queda una especie de remanso mientras se pone en marcha la larga campaña del segundo round. En plena resaca electoral, después de las primarias del 12 F venezolanas, una noticia sacudió a Europa y prácticamente a todo el mundo cuando el Jefe de Estado alemán Christian Wulff anuncio en una breve comparecencia, al lado de su esposa, que presentaba la dimisión a su cargo. El motivo es que desde hace unos meses la prensa denunció que cuando era presidente del gobierno del estado federado de la Baja Sajonia antes de ocupar la jefatura de Estado de Alemania, habría estado incurso en tratos de favor. Se supo que entonces había aceptado favores de empresas particulares, como tomarse vacaciones en la isla de SYLT en compañía de un amigo que lo invitó en 2007. La empresa de su amigo David Groenewold, productor cinematográfico habría recibido tratos preferenciales oficiales, por lo que también está siendo investigado.
El motivo es que los medios alemanes, especialmente el influyente diario “Bild”, que denunciaron el caso, han puesto en entredicho la supuesta honorabilidad del presidente que declaró haber cometido errores, pero negando su implicación en delito de corrupción alguno, y ante la falta de credibilidad que implicaba el asunto había tomado esa decisión, y desposeído de su impunidad atendería a lo que fuera necesario. La canciller de Alemania, Angela Merkel, del mismo partido que Wulff, compareció a continuación y tras lamentar la dimisión echó a rodar las previsiones establecidas para encontrar al sustituto del presidente dimitido. Aunque no pueda decirse que sean el pan nuestro de cada día, no es un caso único en las naciones con solvencia democrática. Veamos.
El caso de Willy Brant. En la segunda mitad del siglo XX, ha habido renuncias importantes en Alemania misma. En 1973 Los organismos de seguridad de la Alemania Occidental informaron que Gunter Guillaume asistente personal del Canciller Willy Brandt era espia de la Republica Democrática (RDA), la Alemania Oriental y fue apresado. Brandt, uno de los cancilleres más eficaces de la República Federal de Alemania (RFA) de la postguerra, poco después, al sentirse responsable de haber contratado a su asistente dimitió.
El asunto Profumo. En 1963 fue un monumental escándalo político en el Reino Unido. John Profumo era a la sazón Ministro de la Guerra en el gobierno inglés. El asunto estalló cuando los servicios de inteligencia británicos hicieron del conocimiento que Profumo mantenía o había mantenido relaciones amorosas con una guapa corista (“show girl”) inglesa llamada Christine Keeler, que simultáneamente recibía discretamente favores de un reconocido espía ruso, Yevgeny Ivanov. Al ser interrogado en la Cámara de los Comunes de manera oficial, Profumo mintió. Pero no le sirvió, el escándalo se hizo público y el ministro renunció. La reputación del gobierno británico quedó en entredicho y poco después el primer ministro Harold MacMillan dimitió al ver su popularidad gravemente dañada por su ministro.
El caso de Juan Guerra. Hermano de Alfonso Guerra el histórico dirigente del Partido Socialista Obrero de España (PSOE), que desde el exilio en Francia era el ideólogo del partido presidido por Felipe González. Tras la muerte de Franco en 1975, durante la presidencia de Adolfo Suarez primer presidente electo de España y artífice de la ejemplar transición del franquismo a la democracia, legalizó a los partidos políticos hasta entonces proscritos y entre ellos al PSOE, que regresaron a España. Tras las elecciones a Constituyentes, Guerra fue elegido y pasó a ser redactor de la nueva Constitución española junto a los representantes de los demás partidos legalizados. Después de dos legislaturas de Adolfo Suarez, el PSOE ganó las elecciones siguientes quedando Felipe González como presidente del Gobierno y su inseparable Alfonso Guerra como ministro y vicepresidente del gobierno español durante tres legislaturas, con enorme peso político. Sin embargo antes de terminar la tercera legislatura, el vicepresidente puso su renuncia. El motivo fue que su hermano, quién no ostentaba ningún cargo político, sin embargo desde un despacho gubernamental en Sevilla, debido a su vinculo con el vicepresidente, usando el tráfico de influencias manejaba lucrativos negocios. Cuando se destapó la olla, el escándalo detonó, y muy a su pesar, González aceptó inmediatamente la dimisión. Alfonso Guerra nunca ha vuelto a ejercer cargo alguno, a pesar de ser muy valorado como político.
Los casos japoneses. Al otro lado del mundo es bien conocido que Japón históricamente cuenta con códigos de honor muy estrictos, tanto, que se podría encontrar sin hurgar demasiados ejemplo; militares, políticos y otros personajes llagaban incluso a suicidarse cuando su honor se veía en entredicho. La tradición japonesa es la de hacerse el “harakiri”, que consiste en clavarse una espada en el pecho hasta morir. Afortunadamente, parece que tan drástica medida ha caído en desuso. Pero con cierta frecuencia, al menos en el ámbito político si se han dado dimisiones por cuestiones también de honor.
En 1987, Noboru Takeshita, el veterano político del Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón, logró ser nombrado el 74° primer Ministro de su país hasta que en 1989, un oscuro asunto relacionado con la fábrica norteamericana de aviones Lockheed y otro llamado “escándalo de los reclutas” salpicó a su gobierno. Nunca se le formularon cargos sin embargo la defensa de su dignidad lo llevaron a dimitir. A los pocos meses, su sucesor Sosuke Uno también fue acusado de favorecer a la empresa Recruit Cosmos, dedicada a la información y aunque no fue aclarado del todo, el nuevo Primer Ministro Sosuke, hizo lo mismo que su antecesor Takeshita y entendiendo que su honor no estaba limpio, ni corto ni perezoso firmó su renuncia también. Podrían encontrarse más ejemplos en otros países, pero para qué cansarles.
Lo que sí es cierto es que por motivos infinitamente más graves los políticos por estas latitudes se apegan como estampillas al poder y no salen ni con agua hirviendo. No hay duda que la vergüenza, el honor, la probidad y la integridad por estos países no se toman tan en cuenta.
carlosmmontenegro22@gmail.com

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