Blog de Víctor José López /Periodista

lunes, 6 de junio de 2011

EL ESTRUENDO DE LA MAYORÍA SILENCIOSA



CARLOS MONTENEGRO
carlosmmontenegro22@gmail.com

D efinitivamente se puede percibir en el ambiente que hay aires de cambio en este mundo que acompaña al nuevo siglo y milenio. Claro que cambios ha habido siempre a lo largo de la historia, especialmente el siglo pasado que volvió patas arriba casi todo lo establecido, industrial, social, moral y económicamente.

Tras un leve ensayo en la primera década, como para no asustarnos, de 2010 en adelante francamente los sobresaltos se suceden casi semanalmente. Todo ocurre a una velocidad increíble y lo sabemos de manera casi instantánea gracias a la cancha enorme que inauguró Internet, donde podemos jugar todos, y lo que es mejor, es casi imposible que nos amordacen, como solían hacer los de siempre hasta hace muy poco.

Las clásicas revoluciones han perdido su valor, pues los revolucionarios al uso se han ido quedado sin doctrinas nuevas o sin ideas que vender, que viene a ser lo mismo. Hasta hace bien poco, era relativamente fácil hacerse con una ideología de algún lado del mundo, y con la ayuda de unos cuantos partidarios con poder, usando los medios "más modernos" de difusión masiva: prensa, radio o televisión, engañar a la parroquia ignorante y oprimida y hacernos comulgar con ruedas de molino. A las minorías informadas, se les aplicaba su "tatequieto", en forma de censura, exilio, cárcel o simplemente acabando con sus vidas, dependiendo del poder con que contaban. Eso traía como consecuencia que la mayoría de la gente, viendo las barbas de los vecinos arder ponía las suyas en remojo y no hacía falta dictar muchos decretos, uno se callaba y punto, y así se pasaba a engrosar las filas de lo universalmente aceptado como "la mayoría silenciosa". No creo para nada necesario poner ejemplos, es muy fácil echar una miradita al mundo.

Conociendo como es la raza humana, más o menos, no han faltado quienes se planteaban ser líderes y empezaban a dar guerra hasta conseguir lo que querían, unas veces, pero fallando en el intento de hacer "la revolución" otras; no era fácil si no sintonizaban con las masas apropiadas; era más probable que las gentes la iniciaran y luego aparecían los líderes para "guiarlos" y hacerse con el poder a su costa. Cuando triunfaban cambiaban las cosas y con el tiempo, no se sabe muy bien cómo, todo se empezaba a pudrir, tornándose en más de lo mismo o muy parecido a lo mismo de siempre.

En este 2011 sin embargo, están sucediendo cosas que aportan ciertas novedades. Las tradicionales "mayorías silenciosas" de la noche a la mañana han empezado a decir y actuar en los lugares más inesperados con resultados sorprendentes.

Históricamente detrás de los levantamientos solían estar los respectivos partidos políticos o intransigentes comunidades religiosas que aportaban lo necesario para empujar a las masas, sus masas, y así salirse con la suya, en forma local o llegando a generar terribles guerras, hasta mundiales, siguiendo a sus respectivos iluminados. Explicarlo bien es cosa de historiadores y miles de libros, con diferentes versiones; las narran de tal forma que todas lucen veraces, depende del bando en que se encuentren los que las describen.

Los sucesos de los meses recientes al parecer han nacido por generación espontánea, pero los motivos están claros: las revueltas son contra sus gobernantes que tras décadas y décadas de ejercer el poder manteniéndolos callados a base de represión y genocidios, han terminado por hartarse y alzar la voz. Cada país tiene sus características particulares y ha reaccionado de diferente forma, por eso los resultados son diversos, aunque los tradicionales "padrinos" y sustentadores de los diferentes "status quo", han sido sorprendidos con el paso cambiado: Túnez y Egipto parece que pueden lograr sus objetivos con relativa facilidad; Libia y su correspondiente sátrapa Gadafi, el cual se apertrechó rápidamente y gracias a la tibieza de los organismos internacionales se puso en guardia y atacó con saña; pero la "mayoría silenciosa" libia, sin ceder gran cosa, parece que alcanzará su objetivo, dejando, eso sí, miles de muertos en el camino. La presión explotó la olla y dicen los entendidos que el fin se acerca.

Como se sabe el dominó sigue cayendo ficha a ficha y llegó Yemen, Siria, Somalia, Irán y los que probablemente vendrán. El final no es fácil de prever, pero lo cierto es que a pesar de que algunos gobiernos tratan de salvar los muebles (y las enormes fortunas amasadas robando a sus pueblos), han empezado a ofrecer ajustes con cierto talante democrático, ahora sí, aunque ya no convencen a nadie.

Se pueden buscar antecedentes, como la rebelión de los húngaros de 1956, de Checoeslovaquia de 1968, Tian’anmen en China contra el imperio comunista, o la plaza de Tlatelolco en México, en 1968, sofocados a base de cañonazos y masacres; también en la primavera de 1968 los jóvenes se alzaron en París quedando como ejemplo de inconformismo aún no se sabe muy bien de qué o contra quién. Podría pensarse que los acampados en las plazas de las principales ciudades españolas desde el 15 de Mayo, autodenominados "los indignados", al parecer contra su gobierno, que ha sido incapaz a esta hora de gestionar su "crisis" económica, sin encontrar solución para sus cinco millones de desempleados. Aunque lucen más como rupturas generacionales.

Mientras, los gobiernos del primer mundo ­los mismos que dieron cabida durante décadas a esa manada de sinvergüenzas dictadores y genocidas­ absortos, no saben por dónde empezar a organizarse y entre balbuceos, intervenir por medio de los organismos multilaterales, tratando de no quedar tan mal parados cuando se les quite la cara de tontos de la sorpresa.

Las mayorías silenciosas comenzaron a hablar vía "twitters", y "facebooks" tal vez, pero ahora el sonido del silencio es atronador. Los de siempre observan y esperan a ver por dónde se cuelan.

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