Blog de Víctor José López /Periodista

martes, 31 de mayo de 2011

LA RADIOTELEVISIÓN PÚBLICA NO ES DE CHÁVEZ




Antonio Pasquali
apasquali66@yahoo.com


Hubo un tiempo, nefasto, en que la oposición decidió automutilarse por abstención; regaló al déspota seis años de Asamblea, todos para él y sus yes-men, y le facilitó acelerar su proyecto dictatorial con zarpazo final de Ley Habilitante. Luego, fue vivamente sugerido que no se escogiera a los asambleístas a la vieja usanza, entre cuadros meritorios de partidos, sino enviar al Congreso la élite del país pensante capaz de iniciar con brillo el retorno a la razón y la democracia en 2012. Se impuso la vieja usanza, no hay brillo en el Capitolio y se nos informa ahora que 46,1% de quienes debían entregarse a dedicación exclusiva a la magna tarea andan en precampaña para carguitos estadales y municipales. ¡Presagios de mal agüero! Así, sólo queda esperar que Chávez ­quien anda metido en una colosal compra de votos a cambio de casitas y neveras­ caiga por autogol. Tres veces nos previno que “el pueblo” (o sea él) y sus huestes no aceptarán una victoria de la oposición, y tres microgolpes dio para guardar el poder: arrebató diez diputados a la oposición modificando los circuitos electorales, uno muy canallesco al alcalde Ledezma, y el de la dictatorial Ley Habilitante parida en horas. Súmese el artículo 67 de la Constitución que prohíbe al Estado financiar partidos, la demonización de quienes ejercen heroicamente la libre comunicación y la hegemónica confiscación de todos los medios públicos; la disidencia corre el riesgo de quedar medio paralizada y muda.

“Libertad de expresión” es una fórmula dieciochesca que puede encubrir hasta su contrario y que los dictadores adoran; entre expresarse libremente con el vecino de casa y expresarse libremente en cadena nacional hay un abismo de libertad. Chávez nos ha arrebatado la verdadera libertad de nuestro siglo, la de “comunicar por todos los medios”. La tolera en medios de bajo alcance, pero secuestró para un uso personalísimo e ideológico la entera radiotelevisión de servicio público, un bien republicano, y liquidó en ella el pluralismo constitucional. Ese hegemonismo es el peor atentado a la libertad de comunicar de la oposición, pues excluye la sacrosanta par condicio o trato igual a todas las fuerzas políticas en medios públicos. Es urgente denunciar al país y al mundo la liquidación en estos del último vestigio de pluralismo, y su reemplazo por una obsesiva intoxicación ideológica, respaldada con la obligación a los medios privados de copiar en directo una hora diaria de mensaje presidencial. Al final, la oposición sólo cuenta con la buena voluntad de propietarios de medios que han optado riesgosamente por la democracia, pero que pudieran cambiar de criterio, lo que otorga a Chávez una ventaja mediática aún mayor que la de los compadres PRI/Televisa en los años de plomo de la democracia mexicana.

¡Basta de regalos a Chávez! En lugar de discutir ridículos bodrios oficiales como el “anteproyecto de ley medios comunitarios”, los diputados de la oposición deben exigir la devolución a la república de todos los medios radioeléctricos de servicio público: VTV, Vive TV, ANTV, Telesur, Ávila TV, TVes y Radio Nacional de Venezuela, y asegurar su carácter “público” y no gubernamental (artículo 108) y una “comunicación libre y plural” (artículos 58) bajo la conducción de una autoridad independiente que garantice la par condicio. Es una batalla ineludible en esta época electoral, no imposible de ganar y políticamente utilísima, aun si se fuere a perder, pues revelará al país y al mundo que el chavismo sí es una dictadura.

Hace semanas, alguien de la oposición pidió tímidamente en la Asamblea poder compartir el uso de ANTV, la televisora pública del Legislativo que debe informar al país con serena objetividad de su acontecer. Los representantes del Gobierno contestaron que eran mayoría y hacían con ella lo que les daba la gana. Los 67 aceptaron callados, ANTV sigue siendo una emisora del régimen, facciosa e intoxicadora. Con tan prepotente abuso de poder hay que acabar antes de que sea tarde.

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