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Formato del Futuro…
En
Venezuela, cuando se califica a alguien de campesino, la gran mayoría lo
entiende como un ejemplo de señalamiento peyorativo, de indigente,
labriego o de familia de escasos recursos que, a duras penas, se dedica a
producir algunos alimentos para subsistir. Además, de que se trata de una
persona que vive en el campo, en una vivienda precaria o rancho, sin ninguna
calidad de vida, servicios públicos dignos o comodidad.
Este
concepto nace en Venezuela a partir del 31 de julio de 1914. Es cuando entra en
producción el "Zumaque Uno o MG-1", primer pozo petrolero que se
convierte en un primer paso para desarrollar negocio en territorio venezolano,
ubicado en Mene Grande, Municipio Baralt del Estado Zulia y que, por cierto,
aún se encuentra en producción simbólica.
Nace así
el boom del petróleo y, con dicho alumbramiento, se inicia la gran estampida de
los trabajadores del medio rural hacia los campos petroleros y las ciudades.
Con el
petróleo y lo que significó su presencia activa en la economía nacional, sin
embargo, la producción agropecuaria comienza a decaer. Deja de ser y, con dicha
situación, también deja de tener importancia la Venezuela agrícola de siempre.
La actividad forjadora de mujeres y de hombres recios, como de los
trabajadores honestos, le da paso a la Venezuela petrolera de dinero fácil y
abundante. En corto plazo, inclusive, hace posible que el país pase a
convertirse en el segundo productor de petróleo más grande del
mundo.
Semejante
proceso embriagó la mente de los venezolanos, con un ingreso enorme de divisas
que, ante el resto del mundo, los convirtió en los conocidos y apreciados
turistas del "está barato, dame dos". Finalmente hoy, como
consecuencia de una pésima y equivocada administración pública, además de un
pernicioso concepto ciudadano de nuevo riquísimo y un desapego por los valores
nacionales de una minoría, ese mismo país, luego de ser distinguido como uno de
los más ricos del mundo, ha terminado siendo el más pobre de
América.
Hay un
dicho popular que afirma lo siguiente: “Dios aprieta, pero no ahoga”. Y en lo
que eso se traduce, a decir de una respetable infinidad de venezolanos, es que
los hijos de Venezuela conforman un verdadero estamento de gente trabajadora,
emprendedora, ideológicamente democrática, creyente en la libre empresa y en la
economía de mercado. Pero, además, que posee un país bondadoso y con todo tipo
de recursos.
Por lo
tanto, asistido por esa solidaridad divina, a ese mismo
individuo que admite y reconoce la trágica y actual situación que
vive como un duro hecho histórico, ha sabido cobrar conciencia
ciudadana, aprender de la indeseable lección, por lo que no duda que tal
entendimiento permitirá corregir y recuperar el país, dejando atrás
esta pésima situación que quedará como experiencia y el recuerdo de un triste
incidente. El motivo, obviamente, es que muy pronto entrará en una nueva era de
libertad, progreso y desarrollo.
La
descripción de este entusiasmo no es fantasía accidental. Por el contrario, lo
confirma el nacimiento promovido por la Sociedad Civil de la "Plataforma
Agroalimentaria Nacional” (PAN), que, por primera vez en la historia
venezolana, nace integrado como una agrupación ciudadana en la que
participan los Partidos Políticos con sus delegados Agrarios, Gremios de
Productores, Federación Campesina, Sindicatos de los Trabajadores (CTV),
Gremios Empresariales, Asociaciones Civiles de Productores Agropecuarios y más
de 1.600 Profesionales del Agro ( Médicos Veterinarios, Ingenieros Agrónomos,
Peritos, Técnicos y Productores) entre otros.
Es y
representa una institución que, en sí misma, va imbuida de una cifra
dinámica, valiosa, que crece día a día a nivel nacional, asumiendo que tiene un
compromiso con el país al que se debe y por el que debe pensar, actuar y
trabajar.
PAN, y
así lo describen sus lineamientos constitutivos, está conformada por
gente de avanzada, técnicos y profesionales, todos involucrados con la ventaja
siempre útil de experiencia en la producción agroalimentaria.
Asimismo, se trata de auténticos expertos conscientes de la
importancia, urgencia y obligación constitucional de garantizar una producción
adecuada para Venezuela y el resto del mundo.
Es,
asimismo, una institución decidida a emprender una cruzada nacional
en razón de los motivos que le han llevado a emerger, entre otras razones,
asumiendo públicamente la tesis de que un tema tan importante como el que le
ocupa, obliga a demostrar y demostrarse que se debe cambiar, pero, además que,
para llegar hasta allí, la conducción del proceso productivo no puede continuar
dependiendo de empirismo, y mucho menos sujeto a la capitalización política
partidista o de intereses mezquinos.
PAN ya ha
elaborado un proyecto nacional de producción, con todos los conceptos técnicos
que demanda dicho proceso. Pero, además, ha avanzado detenida y
responsablemente en la posibilidad de lograr capitales, utilizando técnicas y
recursos financieros internacionales.
A tal
efecto, la Plataforma Agroalimentaria Nacional se ha puesto a la orden del
país, para que, a partir del debate transparente y participativo que demanda
una propuesta de tan ambiciosos propósitos, se demuestre cómo es que sí es
posible lograr una pronta recuperación del campo venezolano. Incluso, como país
ecuatorial, con sus ventajas climatológicas, grandes recursos
hidrológicos y tierras apropiadas, cómo sí es posible convertir a
Venezuela en una gran productora y exportadora de alimentos para el mundo.
No se
trata de imponer una visión subjetivamente caprichosa, en momentos cuando el
petróleo y su producción y refinación en Venezuela se ha venido a menos. Por el
contrario, lo que se procura es que, a partir de las ventajas ya descritas y de
las que goza el país para adentrarse en cualquier nueva dinamización
productiva, no hay que subestimar el hecho de que la producción alimenticia no
está muy muy lejos de convertirse en un recurso competitivo
apreciado a nivel nacional e internacional.
La
expansión poblacional es una realidad llamada a convertirse en un factor de
exigencias alimenticias a nivel mundial. Y tan posible es que la disponibilidad
de agua dulce tienda a pasar ser un motivo de modificaciones
productivas a nivel regional o global, como que lo sea también la capacidad
para producir que desarrollen aquellos países que se conviertan en alternativas
productivas y competitivas.
En
Venezuela, hoy sólo se produce el 30% de los alimentos necesarios para
satisfacer su requerimiento poblacional. Y sí es posible sustituir
el actual 70% que debe importar desde los más lejanos lugares del mundo. Pero,
para llegar hasta allí, se necesita mucho más que pretensiones improvisadoras,
a partir de propuestas políticas ajenas a lo que significa producir más, mejor,
diversificado y en atención a lo realmente evolutivo que significa sustituir la
dependencia del suplidor foráneo.
PAN tiene
una propuesta y, entre sus enunciados, se atreve a insistir en que
los venezolanos, para subsistir, no necesitan salir de cacería por
el mundo, en procura de alimentos que no se producen en
el territorio nacional.
Egildo
Luján Nava
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